Sebastián Ortiz, stuff F.R.C. (No. 2 y último) (De la revista El Rosacruz, Oct./Dic. 2004)
La competencia egoísta conduce a estados inferiores
La teoría clásica planteada por Adam Smith, propone un desarrollo económico basado en decisiones que los individuos toman de una forma egoísta. J. Nash rebatió tales planteamientos y mostró cómo la competencia egoísta puede conducir a estados que son inferiores (en términos de beneficio personal y social) a los estados cooperativos.
Un claro ejemplo que puede ayudar a entender mejor los planteamientos de J. Nash es la construcción de un edificio; para que dicha construcción sea eficaz, se necesitará de varias competencias tales como pueden ser la arquitectura, la ingeniería civil, la planeación y evaluación de proyectos, etc. En fin, para poder construir un edificio de una mejor manera se necesitará que varias competencias intervengan y cooperen. En caso de que las diversas competencias no cooperen, muy probablemente no se llevará a cabo la construcción de tal obra y nadie saldrá beneficiado.
El Equilibrio de Nash en las últimas décadas ha sido empleado por la economía, la biología y la política, en la aplicación de diferentes modelos. Es por este motivo que en 1994 John Nash obtuvo el Premio Nobel de Economía, compartido con John C. Harsanyl y Reinhart Selten, por sus pioneros análisis del Equilibrio en la “Teoría de los Juegos No Cooperativos”.
La Cooperación Espiritual
En el desarrollo del mundo muchos elementos interactúan y cooperan con el propósito de la evolución. Pues justamente para que la vida pueda darse tal como la conocemos, interactúan y cooperan entre sí varios elementos esenciales y con elementos ambientales (clima, agua, aire, temperatura, luminosidad solar, etc.). la cooperación de elementos permite la vida y su evolución. Este mismo principio puede aplicarse para el accionar humano, cooperar conjuntamente con el propósito de la evolución humana.
Cada causa genera un efecto y así se mueve el Universo, y al analizar el fenómeno causa-efecto de la cooperación, sucederá que la causa que motiva a cooperar a una persona, produce un efecto en otra, el cual posiblemente sea la causa de una tercera persona y así sucesivamente. Cuando cooperamos positivamente con otros, estamos poniendo en movimiento las energías del Universo y además estamos haciendo uso de varias virtudes, tal como son la tolerancia, la empatía, la humildad, la sabiduría, etc. Entonces la cooperación positiva ayuda a la evolución de muchos seres humanos en una forma conjunta.
Muchos individuos encuentran su realización existencial al emprender un camino personal. Le invito a usted, amable lector, para que la cooperación forme parte de su camino y le ayude en su evolución y en la de los demás.
Para finalizar nace una invitación general para que cooperemos positivamente con nuestras familias, nuestros hermanos y hermanas, nuestros amigos y amigas, nuestros compañeros y compañeras de labores, a comunidad y con todo aquel que necesite de nuestra cooperación; al corto o largo plazo los beneficiados seremos nosotros mismos, nuestras familias y demás seres que hemos adoptado el credo de la cooperación interpersonal e intergrupal.