(De la Revista El Rosacruz Octubre/Diciembre 2004)
El daño de la competencia egoísta.
La teoría clásica planteada por Adam Smith propone un desarrollo económico basado en decisiones que los individuos toman de una forma egoísta. J. Nash rebatió tales planteamientos y mostró cómo la competencia egoísta puede conducir a estados que son inferiores (en términos de beneficio personal y social) a los estados cooperativos.
Un claro ejemplo que puede ayudar a entender mejor los planteamientos de J. Nash es la construcción de un edificio. Para que dicha construcción sea eficaz se necesitará de varias competencias tales como pueden ser la arquitectura, la ingeniería civil, la planeación y evaluación de proyectos, etc. En fin, para poder construir un edificio de una mejor manera se necesitará que varias competencias intervengan y cooperen. En caso de que las diversas competencias no cooperen, muy probablemente no se llevará a cabo la construcción de tal obra y nadie saldrá beneficiado.
El Equilibrio de Nash en las últimas décadas ha sido empleado por la economía, la biología y la política, en la aplicación de diferentes modelos; es por este motivo que en 1994 John Nash obtuvo el Premio Nobel de Economía, compartido con John C. Harsenayi y Reinhart Selten por sus pioneros análisis del equilibrio en la Teoría de los juegos no cooperativos”.
La cooperación espiritual
En el desarrollo del mundo muchos elementos interactúan y cooperan con el propósito de la evolución. Pues justamente para que la vida pueda darse tal como la conocemos, interactúan y cooperan entre sí varios elementos esenciales con elementos ambientales (clima, agua, aire, temperatura, luminosidad solar, etc.). La cooperación de elementos permite la vida y su evolución. Este mismo principio puede aplicarse para el accionar humano, cooperar conjuntamente con el propósito de la evolución humana.
Cada causa genera un efecto y así se mueve el Universo. Y al analizar el fenómeno causa-efecto de la cooperación, sucederá que la causa que motiva a cooperar a una persona, produce un efecto en otra, el cual posiblemente sea la causa de una tercera persona, y así sucesivamente. Cuando cooperamos positivamente con otros estamos poniendo en movimiento las energías del Universo y además estamos haciendo uso de varias virtudes, tal como la tolerancia, la empatía, la humildad, la sabiduría, etc. Entonces la cooperación positiva ayuda a la evolución de muchos seres humanos en una forma conjunta.
Muchos individuos encuentran su realización existencial al emprender un camino personal. Le invito a usted para que la cooperación forme parte de su camino y le ayude en su evolución y en la de los demás.
Para finalizar nace una invitación para que cooperemos positivamente con nuestras familias, nuestros hermanos y hermanas, nuestros amigos y amigas, nuestros compañeros y compañeras de trabajo u ocupación, la comunidad y con todo aquel que necesite de nuestra cooperación. Al corto plazo los beneficiados seremos nosotros mismos, nuestras familias, nuestros hermanos y hermanas, y todos los demás que hemos mencionado.