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La COP26 tiene que ser el punto de inflexión: de negociaciones climáticas a soluciones climáticas

François Roudié
Embajador de la Unión Europea
@FrancoisRoudie

La tendencia es clara. El cambio climático está incómodamente cerca de todas nuestras realidades, reconfigurando el mundo y amplificando los desequilibrios. Ya está provocando desastres y ha puesto la supervivencia de muchas especies en riesgo. El cambio climático ha pasado de ser un asunto colateral para convertirse en una prioridad global.

La comunidad científica es unánime. En palabras de la científica Kimberly Nicholas: {el planeta} «se está calentando. Somos nosotros. Estamos seguros. Es malo. Pero podemos arreglarlo». Hace cinco años en París, la comunidad internacional finalmente aceptó un reto ambicioso: limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados. Si bien tales niveles de calentamiento pueden parecer insignificantes, un aumento superior podría afectar nuestra propia existencia. Imagínelo en su propio cuerpo: 2 grados de temperatura puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Este año se celebrará la vigésimo sexta cumbre del clima anual en Glasgow, Reino Unido, de ahí el nombre de la COP26. Nos encontramos en la recta final hacia la COP26 y la Unión Europea buscará alcanzar acuerdos para mejorar la acción por el clima y superar el nivel de resultados en línea con el Acuerdo de París: una estrategia global oportuna y equilibrada sobre cambio climático que mantenga el límite de aumento de la temperatura en 1.5 grados y no ceda en alcanzar la neutralidad climática en 2050, que tenga su fundamento en el multilateralismo basado en reglas y esté fortalecida con políticas y objetivos nacionales robustos (NDCs). El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) ha sido concluyente: o bien hay un incremento significativo en la ambición de los NDCs antes de 2030 o no se lograrán los objetivos.

La ciencia nos dice que una sociedad verde es posible y necesaria. La UE ha demostrado que ello es factible: desde 1990 hemos crecido en más del 60%, mientras que reducimos nuestras emisiones netas de gases de efecto invernadero un 25%.

En julio, publicamos el Pacto Verde Europeo y nuevas medidas para alcanzar una reducción del 55% en las emisiones para 2030, con vistas a la neutralidad climática en 2050.

Esta transición de cómo generamos y usamos la energía, cómo nos movilizamos, construimos y usamos los recursos está diseñada para brindar beneficios reales a las personas: aire, agua y suelos más limpios, energías más limpias, alimentos más sanos, mejor salud, mejores alternativas de transporte público, menos plaguicidas y fertilizantes, y un largo etcétera. Este proceso de profunda modernización – donde primen las reglas claras, la buena gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas – tendrá que estar bien consensuado y gestionado, garantizando una transición justa y socialmente aceptable para todos en un espíritu inclusivo y solidario: nadie se queda atrás.

La UE se esfuerza por asumir un papel de liderazgo global en la acción climática. Desde el 2019 juntos a nuestros Estados Miembros hemos aportado 26 mil millones de dólares de financiamiento para el clima, lo que representa más de un tercio del aporte total de los países desarrollados. Y hemos anunciado 4,700 millones de dólares adicionales para el período 2021-2027.

La UE obviamente no puede hacerlo sola. Necesitamos a nuestros socios. Y buscamos hacer más con El Salvador y la región. La última contribución de objetivos para las NDCs de El Salvador fue hecha en 2015. El Salvador no es el mismo país que seis años atrás y busca la modernidad en muchos aspectos donde se puede trabajar con la UE. Precisamente, algunos de los ejes principales de nuestro nuevo programa de cooperación bilateral con El Salvador serán las energías renovables y la movilidad sostenible e inteligente, en apoyo a la transición a la economía verde. Para Centroamérica hemos destinado más de 64 millones de dólares para enfrentar el cambio climático, reducir emisiones, profundizar la seguridad alimentaria, restaurar ecosistemas y facilitar medidas de eficiencia energética para las MIPYMES.

No queda tiempo para la inacción: ahora es el momento de las soluciones prácticas, desde lo más básico hasta lo más innovador. La acción climática debe tener lugar en todos los lugares y a todos los niveles.

Necesitamos muchos más esfuerzos colectivos para mantener la temperatura de nuestro planeta dentro de límites seguros. Proteger el planeta en beneficio de todas las personas es nuestro objetivo y estar del lado de los más vulnerables al cambio climático nuestro compromiso.

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