Barcelona/dpa
El Barcelona cerró el pasado sábado la temporada con su tercera Copa del Rey española consecutiva y una certeza: lo bien y hábilmente que tendrá que fichar en las próximas semanas para seguir compitiendo con el Real Madrid.
Para los azulgrana, la conquista de la vigésimo novena Copa de su historia fue un premio de consolación a una irregular temporada y una dulce despedida para Luis Enrique, que después de tres campañas al frente del banco dijo adiós conquistando el noveno de los 13 títulos que disputó como entrenador.
No fue un trofeo menor. Pero se celebró casi como si lo fuera: de manera familiar y con suma moderación.
En la rutina ganadora del Barcelona de la última década, concluir la temporada con la Copa del Rey como única conquista sabe a poco.
Y más teniendo en cuenta que, en apenas una semana, el archirrival blanco puede alzar su segunda Liga de Campeones consecutiva tras haber dejado a los azulgrana sin el título de campeón de Liga en la última fecha del torneo español.
El Barcelona, que resurgió de sus cenizas tres años atrás para dominar de vuelta, necesita una nueva reinvención.
“Cada verano el Barça tiene que reforzarse y renovarse. La gente verá jugadores que se van y nuevos fichajes”, señaló Josep María Bartomeu, presidente del club catalán, después de la conquista de la Copa.
“Llegarán nombres que ilusionan y otros que quizá no tanto. Tenemos claro el trabajo que hemos de hacer este verano”, añadió el máximo mandatario azulgrana.
A su junta le toca ahora encontrar un digno sustituto para Luis Enrique, cuyo balance global está entre los mejores de la historia del Barcelona: nueve de 13 títulos posibles, un segundo triplete histórico (Liga, Copa y Champions en su primera campaña) y nuevos recursos futbolísticos para un equipo que funcionó, sobre todo, a corto plazo.
El español Ernesto Valverde parece tener todos los números para ser anunciado hoy como nuevo entrenador azulgrana. Si es así, al ex técnico del Athletic de Bilbao le tocará afrontar una renovación que dé mejores resultados que la emprendida la pasada campaña.
De los fichajes realizados, sólo el francés Samuel Umtiti rindió incluso por encima del nivel que se esperaba. El resto decepcionó durante toda la temporada, si bien, en el final, Paco Alcácer y el portugués André Gomes dieron muestras de una mejor adaptación, que podrían completar en su segundo año.
Aun así, el Barcelona deberá reforzarse para competir con un Real Madrid que, liderado por el francés Zinedine Zidane desde el banco, armó un equipo casi igual de fuerte cuando juegan los titulares que cuando lo hacen los suplentes.
Mientras a los azulgrana los recursos se les quedaron cortos cuando los titulares no estuvieron disponibles o no tuvieron su día, Zidane tuvo para elegir entre las varias y buenas opciones con las que contaba para remplazar a alguno de sus habituales.
La Champions fue otra muestra de que al Barcelona no le alcanza con el fabuloso Lionel Messi y el potente tridente ofensivo que forma junto al brasileño Neymar y al uruguayo Luis Suárez para volver a reinar en Europa.
Tras alzar el título en 2015 imponiéndose a la Juventus de Turín en la final, en las dos últimas temporadas los catalanes cayeron en cuartos, una instancia demasiado prematura para un equipo que cuenta con una de las mejores delanteras de la historia del fútbol.
Los tropiezos europeos son, de hecho, el principal debe de la etapa de Luis Enrique que ahora se cierra.
De cara a la próxima campaña, al nuevo entrenador y a los responsables técnicos les tocará seguir renovando línea defensiva y un mediocampo que perdió protagonismo en el juego azulgrana.
En la zaga, la veteranía del argentino Javier Mascherano, el probable adiós de Jéremy Mathieu y el lateral derecho, huérfano de un especialista desde que Dani Alves se fue, obligan a movimientos.
En el centro del campo, el mágico y veterano Andrés Iniesta sigue sin encontrar relevo y sin firmar su renovación por el Barcelona. Todo apunta a que esperará a ver qué sucede la próxima temporada con el nuevo entrenador para decidir su futuro.
Pero Sergio Busquets necesita ya un socio de características similares al manchego que, además, libere a Messi de convertirse cada dos por tres en “todocampista”.
Así, con el buen pero insuficiente regusto de la Copa, el Barcelona acomete a partir de hoy una nueva reinvención.