Washington / AFP
Charlotte Plantive
Los derechos sexuales de las minorías, el aborto, inmigración y armas. La Corte Suprema se reúne este lunes para abordar una candente lista de casos, mientras que el escenario político de Estados Unidos se encuentra en un punto álgido con los esfuerzos para llevar a un juicio político al presidente Donald Trump.
La balanza de la corte se inclinó hacia la derecha bajo el gobierno de Trump, quien durante su primer mandato designó a los jueces Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, y ahora se prepara para luchar por reelegirse en la presidencia en noviembre próximo.
La corte mantuvo un bajo perfil durante su periodo de sesiones de 2018-2019 después de que la confirmación Kavanaugh en el Senado terminara en una batalla sucia, cuando el juez fue acusado de un ataque sexual que él negó.
En su último periodo, la corte «pareció hacer todo lo posible para superar el rencor partidista, para no estar dividida en líneas de partido», dijo David CAole, director legal de la poderosa asociación de derechos civiles ACLU.
Pero «este periodo, va a ser difícil para la corte. Tiene casos que involucran asuntos muy candentes, ideológicamente divididos», advirtió Cole.
Conforme la campaña electoral avance en los próximos meses, las decisiones de los tribunales serán vigiladas de cerca por los bandos políticos.
Los conservadores son ahora considerados mayoría entre los nueve jueces de la corte, luego de que Kavanaugh fue elegido, mientras que los liberales están a la defensiva.
En las últimas elecciones, Trump consiguió la victoria tras cortejar a electores, incluyendo a cristianos evangélicos, con la promesa de nombrar jueces de derecha que se opusieran al aborto y defendieran el derecho a la posesión de armas.
– Ética y políticas –
El martes, la corte abordará si es legal despedir a alguien por su orientación sexual o su identidad de género.
El gobierno de Trump acusa a los legisladores de que en el pasado no se ocupaban de los derechos de los homosexuales, cuando se prohibió la discriminación en el empleo por «raza, color, religión, sexo o nacionalidad».
La comunidad LGBTQ, que tuvo una gran victoria en 2015 cuando la corte garantizó los derechos del matrimonio gay, está haciendo un llamando a los jueces para que aseguren que los homosexuales y los transexuales estén protegidos ante la discriminación.
¿De qué sirve el matrimonio gay si tu puedes conseguir casarte el sábado y ser despedido el lunes?, dijo el abogado Jay Kaplan, consultado antes de la nueva sesión.
La corte también escuchará una impugnación sobre una ley restrictiva del aborto en el estado de Luisiana, otro tema sensible.
Aun no ha sido establecida la fecha para que los los jueces examinen los méritos de la ley del aborto adoptada en 2014 en Luisiana. Pero habrá una decisión antes de que termine el periodo de la corte, en junio de 2020, sólo unos meses antes de la elección presidencial.
La ley establece que los médicos de las clínicas de abortos de Luisiana deben poder acceder a un hospital en 50 kilómetros a la redonda.
Los defensores de los derechos del aborto dicen que esa restricción forzaría a cerrar la mayoría de las clínicas, pero Luisiana considera la ley necesaria por los riesgos de una complicación médica.
– Decisiones al filo de la navaja –
La corte dictó una orden judicial en febrero que impedía que la ley entrara en efecto.
El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, un conservador, se puso del lado de los cuatro progresistas, preparando el terreno para una decisión que está al filo de la navaja sobre un asunto que divide a Estados Unidos.
La Corte Suprema tomará el 12 de noviembre otro emotivo caso, cuando escuche los alegatos sobre el esfuerzo de Trump para terminar con el programa «dreamers» que protege a los migrantes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños.
Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración una piedra angular de su presidencia.
Un caso de «derecho a portar armas», que debía presentarse en diciembre, podría ser declarado obsoleto después de que se enmendaran las regulaciones de la ciudad de Nueva York.
Pero, con la violencia armada como prioridad en la agenda política, el caso ha sido una campo de batalla partidista.
Los demócratas argumentaron que, al escuchar el caso, la corte reveló su parcialidad política y la necesidad de una reforma judicial.
Muy sensibles sobre el trabajo de la corte, los republicanos reaccionaron con furia, diciendo que los demócratas son una clara amenaza a la independencia judicial.