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Una delegación de extranjeros llegó este domingo a la cripta de la catedral, sale sale donde yacen los restos de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, troche mientras se celebraba la tradicional misa que recuerda la vida y obra del obispo mártir, for sale quien está en proceso de beatificación en Roma.
Esta delegación se suma a una larga lista de visitantes de todo el mundo y locales que llegan al lugar todos los días del año para venerar la vida del sacerdote cuya opción preferencial por los pobres, lo llevó a la muerte.
Arturo Soriano, sacerdote de la parroquia de la colonia Costa Rica, ofició la misa, y dijo que la Cripta se ha convertido en un centro de veneración de la vida de Romero, lo que significa que su ministerio de denuncia y de amor al prójimo no fue en vano.
“Ahora estamos viviendo el fruto de su sacrificio, el proceso de beatificación va en marcha”, afirmó y exhortó a los presentes a hacer oración para que se tenga el primer beato salvadoreño, cuya sangre fue derramada en la misa que oficiaba.
El resultado de la denuncia de Romero es que fue asesinado un 24 de marzo de 1980, por un sub sargento de la sección II de la Guardia Nacional, que era también miembro del equipo de seguridad del ex presidente de la República, coronel Arturo Armando Molina.
El francotirador era miembro de la extinta Guardia Nacional (GN), identificado como Marino Samayoa Acosta, quien recibió las órdenes del mayor Roberto D’Aubuisson para asesinar a Romero.
Monseñor oficiaba una misa de cabo de año, de Sara Meardi de Pinto, madre del periodista Jorge Pinto, en la capilla del hospitalito Divina Providencia, cuando fue asesinado.
En la misa de este domingo, Soriano recordó que Romero había tenido la oportunidad de vivir bien, pero la situación conflictiva del país donde habían muertos en las calles todos los días, tiroteos, desaparecidos y sobre todo la pobreza lo llevó a la búsqueda de la conversión a través del arrepentimiento, convirtiéndose en un profeta que en la actualidad espera ser canonizado.
“Romero tuvo una palabra valiente, se fue a vivir a un hospital donde habían pacientes de cáncer… Romero le ha dado mucho al mundo”, señaló Soriano.
Y recordó que a la Cripta han llegado visitas de presidentes como el de Estados Unidos, Barak Obama, y recientemente el de la República de China Taiwán, Ma Ying-jeou, para reconocer su testimonio y su sacrificio.
Durante esta misa en la procesión de las ofrendas se presentó una imagen de Romero como símbolo del cristiano obediente, paciente y humilde que cargó con amor el yugo que Dios le puso.
En la oración de los fieles, se recordaron también las palabras de Romero al pedirle a Dios para que en este país todos los dirigentes religiosos, políticos y sociales tomen decisiones que vayan encaminadas a mejorar las condiciones de los pobres y necesitados.
Romero habría dicho en su homilía del 16 de julio de 1977, en la parroquia de Nuestra señora del Carmen, en Santa Tecla, “Hay que darle a la juventud, a la niñez de hoy, una sociedad, un ambiente, unas condiciones donde pueda desarrollar plenamente la vocación que Dios le ha dado”.
Además, “de que no por ser pobre se quede marginado y no pueda entrar a la universidad, hay que proporcionar al ambiente unas situaciones en que el hombre, imagen a Dios, pueda de veras, resplandecer en el mundo como una imagen de Dios, participar en el bien común de la República, participar en aquellos bienes que Dios ha creado para todos”, agregó Monseñor.
A la Cripta seguirán llegando los feligreses para conocer un poco sobre Romero o venerar al sacerdote que en sus homilías denunciaba la injusticia que vivía el país y exhortaba a que se pusiera fin a la violencia, la tortura y la represión de los sectores de poder. Y ahora como lo ha dicho el Papa Francisco, su proceso de beatificación “va por buen camino”.
