Especial para Diario Co Latino
Un nuevo escenario plantea la actual Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República, ask que continuará funcionando como tal a partir del primero de Junio hasta el 31 de diciembre del presente año, help para luego convertirse en Ministerio de Cultura. Para desempeñar tal cargo ha sido nombrado el Dr. Ramón Rivas, antropólogo de prestigio nacional e internacional, investigador científico, catedrático universitario, museólogo y escritor. Al respecto, el Presidente de la República, Profesor Salvador Sánchez Cerén, de manera muy acertada, ha dado a dicha Secretaría un espacio de seis meses para sentar las bases organizativas, jurídicas y presupuestarias del nuevo Ministerio de Cultura, que comenzará a funcionar con sus respectivos titulares, a partir del primero de enero de 2015.
En este período de transición se constata un total respaldo tanto del Presidente de la República, como de la bancada de diputados del FMLN en la Asamblea Legislativa así como de la Secretaría de Cultura y Artes del FMLN pero también por parte de un abanico de fuerzas provenientes de la sociedad civil, relacionadas con el arte y el quehacer cultural, que se sienten identificados con el nombramiento del Dr. Ramón Rivas.
Y es que la actual crisis que presenta la administración pública en lo relativo a la cultura se remonta a los primeros años luego de la firma de los Acuerdos de Paz, cuando la hasta entonces conocida como Dirección General de Bellas Artes, en los sesenta, o Dirección General de Cultura, en los setenta, pasó a convertirse bajo el mandato del Presidente Alfredo Cristiani, en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONCULTURA).
Los retos que esperan al nuevo titular son grandes.
En este contexto, el nuevo Secretario de Cultura de la Presidencia, Doctor Ramón Rivas, nos ofrece en esta entrevista exclusiva para nuestros lectores de Diario Co Latino, sus importantes y precisos puntos de vista.
Diario Co Latino: Doctor Ramón Rivas ¿Cómo ve Usted, al asumir la Secretaría de Cultura, tanto la situación de la cultura en El Salvador, como de la Secretaría de Cultura de la Presidencia?
Ramón Rivas: Muchas gracias amigos y colegas de Co Latino. En líneas generales vemos la situación de la cultura en El Salvador con muchas carencias y ausencias que tenemos que solventar. Comenzando por la aprobación de la Ley de Cultura y Arte, y no solo eso sino también su implementación, que es un proceso más complejo, ya que partimos prácticamente de cero en este tópico. Es la primera vez en la historia del país que se va a aprobar una Ley de Cultura y Arte. A todos nuestros amigos, colegas, en especial a los trabajadores del arte y la cultura, queremos hacerles la reflexión de que la Ley de Cultura y Arte es solo un instrumento para facilitar, para agilizar los procesos de transformación en las políticas culturales del Estado, pero que de ninguna forma es la panacea que resolverá todos nuestros problemas. Al contrario, la Ley de Cultura y Arte regulará muchas cosas que todavía no están reglamentadas y esto es muy importante para nuestra sociedad.
La cultura se aprende, es un proceso que puede durar toda la vida, nadie nace ya con cultura. Y por lo tanto la Secretaría de Cultura forma parte de este proceso, ya que no se puede de la noche a la mañana transformar todo el ámbito cultural de nuestro país como quisiéramos, debemos de ir paso a paso, pero sin descanso en esta labor de estimular la creación de una nueva cultura a nuestra nación.
Sin embargo, nosotros venimos con un espíritu propositivo, con todo el optimismo del mundo, a poner nuestro pequeño aporte a la construcción de una nueva cultura en el país, que se convierta en eje transversal de todas las actividades de la sociedad: una nueva cultura de paz, de democracia, económica, artística, deportiva, política. La cultura es todo lo que el ser humano hace, y por ello está involucrada en todo su accionar como persona humana. Se trata de que ahora la cultura se convierta en un instrumento para rescatar los verdaderos valores de nuestra sociedad que se debate en la búsqueda de una identidad que le de respuesta y orientación a la vida y a su razón de ser.
En este sentido propugnamos por una cultura del buen vivir, algo nuestro, que viene desde nuestros pueblos prehispánicos, lo cual se reflejaba en un vivir armonioso no solo entre ellos sino también con la naturaleza. Se trata además de una cultura que ya se encuentra presente en la obra filosófica de nuestros pensadores como Don Alberto Masferrer y su doctrina del “Minimun Vital”, donde si nos fijamos, él ahonda ya hace casi cien años en estos conceptos que ahora hacemos nuestros. Ya que el buen vivir no solo debemos verlo como práctica cotidiana sino como acto cultural transversal en todas las expresiones de la vida de nuestra sociedad. Nuestro objetivo es desarrollar a nivel nacional una cultura comunitaria territorial en donde seamos capaces de practicar la tolerancia, la solidaridad, el respeto mutuo y estimular la actitud creativa del salvadoreño en todas sus dimensiones. Esto es el buen vivir partiendo de nuestras raíces, que hasta el día de hoy muchos no conocemos y por eso no les damos el valor y el potencial que se merecen.
Venimos ya con cierta experiencia de manejo y gestión cultural, pues hemos tenido ya otras responsabilidades en el pasado, tanto en la administración pública como privada, con los asuntos culturales y disponemos de conocimiento pertinente para salir adelante. No venimos a improvisar sino que traemos planes concretos, proyectos de nación, políticas públicas culturales definidas, en todas las áreas de la Secretaría de Cultura (las artes en todas sus expresiones, el patrimonio tangible e intangible, las casas de la cultura, los museos, los sitios arqueológicos, el departamento Editorial, la Investigación Cultural, los Pueblos originarios, la difusión editorial masiva de nuestros autores nacionales y de las investigaciones científicas de nuestros especialistas, los espacios públicos, y otros), que vamos a implementar en el próximo quinquenio.
No debemos de olvidar que nos debemos a esos miles de trabajadores de la cultura que con sus diferentes expresiones artísticas (teatro, artes plásticas, danza, ballet folklórico, literatura, música, coro, orquesta sinfónica, orquesta juvenil), están contribuyendo, día a día, en una loable y titánica labor en pro de la construcción de una cultura nacional. En esta tarea muchas veces se encuentran solos y sin estímulos para construir el relato cultural de la nación que, ante los nuevos retos, estamos construyendo de cara al siglo XXI.
Dentro de este contexto hemos analizado el potencial que tenemos en la Secretaría de Cultura, la gran experiencia de nuestros especialistas y empleados, muchos de ellos con décadas de ejercicio de labor cultural, lo cual necesita ser estimulado y valorado para desarrollar el potencial que tenemos tanto en la Secretaría de Cultura como en el país.
Y ello con el gran valor añadido de que somos un país transnacional, pues la tercera parte de nuestra población reside en el extranjero, fundamentalmente en los Estados Unidos, y es uno de los principales apoyos del país con sus periódicas remesas. Es por ello que le vamos a apostar a desarrollar giras internacionales para que nuestros artistas puedan contactarse no solo con sus connacionales en el exterior sino con la población local de muchos países del mundo donde ellos residen. Debemos ya dar una visión positiva de nuestro país y demostrar que no solo somos un país de violencia y criminalidad. Las embajadas y naturalmente nuestra Cancillería deben y serán nuestros interlocutores de primer nivel.
Pero también no perdiendo de vista que tenemos que volver siempre al entendimiento y al consenso, por muchas diferencias aparentes que podamos mostrar. El sector cultural, complejo y heterogéneo, necesita conciliar los intereses y las atenciones de cada uno de sus actores para presentar a la sociedad un adecuado proyecto cultural de nación. Allí radica uno de los grandes retos nuestros, en saber conciliar al pintor, al escritor, al escultor, al museólogo, al balletista, al danzarín folklórico, al músico, al integrante del Coro, al cantante o al promotor cultural, con nuestra hoja de ruta, con la Hoja de Ruta trazada por la Secretaría de Cultura de la Presidencia. siguiendo los lineamientos que nos ha confiado el Sr, Presidente de la República.
– ¿Qué necesidades considera Usted las más urgentes a resolver en la Secretaría de Cultura que ahora toma bajo su dirección?
Hay una serie de considerandos al respecto: en primer lugar tenemos el problema más candente que es la reconsideración y estímulo del sector artístico que por muchos años ha sido invisibilizado por razones de carácter histórico y caprichos personales. Hay que dignificar y proveer al artista nacional no solo de las herramientas para su desempeño artístico sino también ponerlos en la palestra nacional. Las Casas de la Cultura, deben convertirse en verdaderas embajadas culturales a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, deben de ser apoyadas, pues nos damos cuenta que muchas de ellas, y esto es desgraciadamente el mayor de los casos, no disponen de la infraestructura adecuada ni de las bases necesarias para el desarrollo de una buena labor cultural. Los bienes inmuebles históricos y los sitios arqueológicos urgen de una labor de protección de riesgos pero a la vez ser investigados y para ello necesitamos no solo personal idóneo sino también presupuesto suficiente para cubrir las urgencias que hay que subsanar. Y por otro lado, hay necesidad de repensar la labor de las casas de la cultura, del trabajo arqueológico y antropológico, de difundir nuestra riqueza antropológica y arqueológica. Urge poner sobre la palestra las obras fundacionales de nuestra literatura y de nuestros escritores como Francisco Gavidia, Claudia Lars, Salarrué o Roque Dalton, Rafael Mendoza, José Maria Cuéllar, Jorge Galán, Álvaro Menen Desleal, Elena Salamaca, Claudia Hernández, Laura Zavaleta, Jacinta Escudos, Roxana Méndez, Silvia Elena Regalado, Manlio Argueta, Otoniel Guevara y otros, porque son los voceros de esta buena nueva de la cultura del buen vivir entre los salvadoreños, de la promoción de nuevos valores humanos en el contexto de una sociedad bañada en sangre por la violencia delincuencial. Y es que frente a todo esto es que urge trabajar en la búsqueda del sendero que nos da la cultura. Para ello transformaremos la actual Dirección de Publicaciones e Impresos en la Editorial Nacional de Cultura y Arte, así como implementaremos el Instituto Salvadoreño del Cine, el Instituto de Investigaciones Culturales, Estéticas e Históricas y el Instituto de Estudios Superiores en Arte.
– ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta la SECULTURA para los próximos 5 años?
Una de las grandes prioridades de nuestra gestión será la de darle cumplimiento al Eje 9 de la política del programa de gobierno donde se establece que la cultura constituye la fuerza viva colectiva y creativa del país, que aporta sentido y contenido a las prácticas sociales y a los obras materiales y simbólicas que construimos. Es precisamente este enunciado el que nos proponemos buscar y llevar a la práctica. Sobre todo en los tópicos donde se establece que la cultura es el fundamento para la transformación del país, donde se recalca que es fundamental el derecho de información, de pensamiento, conciencia y comunicación y donde se señala que hay que propiciar un florecimiento de la libertad espiritual y la libertad de religión. Hay tareas concretas que hay que comenzar desde ya a desarrollar, por ejemplo y lo digo con conocimiento de causa, el patrimonio cultural tangible. Por ello tenemos que enrollarnos la manga de la camisa y comenzar a trabajar en la restauración y el remozamiento del patrimonio cultural edificado, fundamentalmente de nuestra arquitectura más representativa como el Palacio Nacional, Ex Casa Presidencial, los Teatros Nacionales de San Salvador, Santa Ana, San Miguel y muchos otros monumentos identitarios a lo largo y ancho del país. Hay que entrarle de lleno a la reparación de goteras en el Teatro Presidente, así como el total reemplazo de su piso y el sistema de aire acondicionado como también otras obras de mejoramiento en el Museo Nacional de Antropología y en teatro de Santa Ana y San Miguel. Son realidades con las que nos vamos a encontrar de entrada, ya que estos son los espacios donde el artista se expresa y difunde su producto cultural. Hay preocupación por el estado del patrimonio religioso que es parte del acervo identitario de la nación y por ende hay que protegerlo. En lo relativo a la Orquesta Sinfónica Nacional, aplaudimos la iniciativa de la Honorable Asamblea Legislativa de declarar Patrimonio Nacional de El Salvador a esta institución con varias décadas de existencia. Debemos mejorar sus condiciones de trabajo, en lo relativo al mantenimiento y renovación de sus instrumentos musicales, en la renovación de los lugares donde hacen sus ensayos, proveerlos de buena acústica, de un excelente aire acondicionado, así como proveer de un vestuario adecuado a la gala que siempre representan las actuaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional y no por último, revisar el status salarial de sus miembros, todos ellos músicos de gran experiencia, con un gran amor por el arte y por su profesión. Otro eje de atención es el parque Saburo Hirao, baluarte importante del patrimonio natural, un espacio impresionante desconocido por muchos connacionales, que vamos a poner en el centro de atención cultural sobre todo cuando se constata en foros internacionales que nuestro planeta de desangra poco a poco por el desconocimiento existente entre buena parte de la población mundial sobre la importancia de la biodiversidad. El Zoológico Nacional tiene que convertirse en una instancia que convine lo recreativo con lo educativo y que promueva la armonía familiar y esto es hacer cultura, esto también es desarrollo humano, esto es promover el sano esparcimiento para el buen vivir.
En la parte artística debo mencionar que tenemos grandes retos para mejorar las condiciones de vida del gremio artístico, entre otras, la creación de un seguro de vida, la incorporación de los artistas al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), prestaciones sociales, estímulos como becas, certámenes, giras, y un nutrido programa de presentaciones de las diferentes ramas del arte para que lleguen a los cuatro puntos cardinales del país con sus danzas, sus conciertos, sus recitales, sus presentaciones teatrales, sus exposiciones de pintura y dibujo, etc, etc. Y en todo este accionar serán precisamente las casas de la cultura las que jueguen un papel primordial como canalizadoras in situ de estas políticas y actividades culturales.
En lo relativo al Archivo General de la Nación, debemos de proveerlo de un espacio adecuado a su importancia, así como de fomentar la creación de la Red de Archivos Públicos, que estará vinculada de manera muy estrecha con el Archivo General.
En cuanto a la situación de los pueblos originarios, tenemos todavía pendiente como país la ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece lineamientos, entre ellos, la autodeterminación de los pueblos. Y hablando de convenios internacionales necesitamos de una política más audaz y dinámica para insertarnos en el concierto internacional de los convenios culturales con los respectivos organismos multilaterales como la Unesco, la OEA, y los convenios con las embajadas cooperantes acreditadas en nuestro país.
En lo relativo al Museo Nacional de Antropología, debemos de transformarlo en lo que es, el templo de la cultura en El Salvador, ello implica ponerlo en el centro del quehacer cultural por medio de una planificada difusión en donde lo que ofrece en sus salas de exposición permanente y temporal, así como lo artístico en todas sus dimensiones pueda contribuir no solo al sano esparcimiento sino a la educación de nuestro pueblo. Pero para ello es urgente remozarlo, pintarlo, reparar sus goteras, repensar en qué temas se van a exponer en las salas de exposiciones que están vacías. Todo esto es un gran trabajo, pero se puede hacer. Y sobre todo, editar las Revistas del Museo de Antropología: “Anales”, “La Cofradía”, y “Tzumpamei”.
El Ballet Folklórico debe de tener más estímulo, dotarlo por ejemplo de un catálogo musical, pues ellos son parte de nuestras señas de identidad y como tal debemos de valorarlo. En este sentido, nosotros como Secretaría de Cultura de la Presidencia nos planteamos ir al encuentro de las necesidades más urgentes de los trabajadores de este digno quehacer y juntos dialogar de una manera creativa y con los expertos, las necesidades que ellos requieran. Por otra parte urge buscar salidas dignas y ecuánimes a todas las problemáticas planteadas por los trabajadores. Somos parte de un gobierno demócrata, de un gobierno que es amigo de los trabajadores, y en este sentido no podemos entrar en confrontación con los trabajadores de SECULTURA sino por el contrario, debemos de apoyarlos en sus justas aspiraciones.
Ello es fundamental, este es el mensaje que enviamos al sindicato, siempre tendremos nuestras puertas abiertas para escuchar sus aspiraciones, que quede claro que no somos enemigos de los trabajadores ni del sindicato, por el contrario, somos aliados estratégicos y juntos podemos trabajar para hacer avanzar más tanto la SECULTURA como la cultura en general en el país. Tenemos cerca de 1,200 trabajadores en SECULTURA, y ello es un gran potencial que puede contribuir de manera muy significativa al avance cultural de la nación.
En este sentido nos caracterizaremos por llevar a cabo una práctica transparente de nuestra labor, prueba de ello son las conferencias de prensa semanales, que tenemos planificado efectuar con todas y cada una de las gerencias de nuestra SECULTURA, para dar a conocer a la nación las actividades así como nuestros puntos de vista en temas puntuales que lo requieran.
– ¿Cuáles son las preocupaciones que afrenta SECULTURA?
Fundamentalmente el presupuesto, ya que es el gran Talón de Aquiles que presentamos y donde podemos ser muy sensibles, en el sentido de que la falta de presupuesto nos pueda impedir llevar a cabo las transformaciones y actividades enfocadas en la política cultural que vamos a desarrollar. Pero estamos y somos parte aunque no lo queramos de una coyuntura mundial pero tampoco es justificación. Tenemos el apoyo decidido del señor Presidente de la República para implementar su proyecto cultural, y en ello sí creemos en la alianza estratégica con otros actores de la sociedad civil para hacer realidad nuestro proyecto cultural.
La cultura debe de convertirse en el pan cotidiano de la nación, como lo decía anteriormente, debe de ser el eje transversal que atraviese todas las aristas de la sociedad, ya que apostándole a la cultura, haremos país, construiremos una nación más civilizada, moderna y democrática. Los ejemplos están a la vista, países que le han apostado a la cultura, como Costa Rica, Chile, Brasil ya no se diga Europa, Japón o Corea, son los países que han salido adelante con el progreso social, la democracia y el adelanto científico-tecnológico. En este sentido la mejor apuesta de país es apostarle a la cultura.
– ¿Algunas palabras que deseara agregar?
En primer lugar agradecer al señor Presidente profesor Salvador Sánchez Cerén la confianza depositada en mi persona para dirigir SECULTURA, lo cual es también un compromiso histórico que acepto, ya que es no solo un honor sino también un privilegio ser el estadista de la cultura de los 9 millones de salvadoreños, acordémonos de que hay tres millones afuera.
El centro de la principal preocupación de esta Secretaría es hacer realidad los lineamientos planteados por el Señor Presidente en su programa de gobierno. Es la persona humana así como el estímulo y desarrollo de sus quehaceres culturales para un buen vivir el eje en el que se aglutina la filosofía que dará empuje al desarrollo de la política y concretamente el plan a desarrollar en todo el quehacer cultural con la sociedad salvadoreña. En este sentido se propugnará por el florecimiento de la libertad espiritual y la libertad artística a través de una política especial de diálogo.
La transformación cultural crítica y creadora es la sustentación esencial de los cambios y procesos que El Salvador debe de seguir experimentando en su marcha hacia un futuro próspero, con educación, salud y felicidad. Los trabajadores y trabajadoras de la cultura y el conocimiento crean riqueza cultural. La política de Estado para el desarrollo cultural contribuirá a que la población asuma la cultura como un derecho, como un factor inherente y un pilar fundamental del desarrollo humano.
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