Javier Díaz
@javier_diaz79
“Son las 6:45 de la mañana y tengo que trabajar, pongo a hervir café, el sonido del panadero descontrola mis nervios, estoy a punto de desayunar y el apetito se me va, de hecho, preferiría salir a caminar por el bulevar de Los Héroes y arrojármele al primer auto que pase, de que me sirve seguir viviendo, si mi bebé ya no estará conmigo” (anónimo).
Más que solo una tristeza pasajera, la depresión no es una debilidad, y las personas que la padecen, no pueden recuperarse de la noche a la mañana de manera sencilla. La depresión puede requerir tratamiento a largo plazo, todo esto dependiendo de donde surge el episodio. Algunas veces puede bastar con asistir al psicólogo o psicóloga, y otras veces serán necesarios los fármacos y la asistencia psiquiátrica para poder tratar episodios tan graves, como la pérdida de un bebé, tal como comentaba esta persona que al perder a su bebé por complicaciones en el parto, inició una serie de emociones y pensamientos que no podía controlar y al pasar los días aparecieron pensamientos suicidas como el mencionado eran recurrentes, recibió atención psicológica, pero esta no bastaba y fue en su segundo intento de suicidio que decidió y con apoyo de su familia buscar ayuda psiquiátrica, actualmente se encuentra internada en el hospital psiquiátrico.
Si bien la depresión puede producirse solamente una vez en la vida, por lo general, las personas tienen varios episodios de depresión. Durante estos episodios, los síntomas se producen durante gran parte del día, casi todos los días y pueden consistir en: sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza, arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso, por asuntos de poca importancia, sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o autorreproches. Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas, intentos suicidas o suicidio.
Para muchas personas todos estos síntomas y otros más pueden resultar extraños y pueden aparecer tiempo después de haber pasado por un mal momento de sus vidas, que en ese entonces solo lo guardaron, en lugar de exteriorizarlo, esto repercute gravemente con el paso del tiempo en la salud mental.
En El Salvador no se ven con claridad estrategias (programas) de Estado orientadas a la promoción, prevención, tratamiento integral y rehabilitación de los trastornos de naturaleza psíquica y conductual en la población general; sin embargo, existe un hospital psiquiátrico dedicado al tratamiento de aquellos casos identificados y referidos por el sistema nacional de salud. En los años 2001 y 2002, los trastornos de ansiedad fueron la primera causa de consulta en el sistema nacional de salud (Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, MSPAS 2003). Mientras, el Instituto de Medicina Legal (IML, 2008) reporta 635 suicidios en el año. El MSPAS (2010) informó de 1.287 suicidios y 31.200 intentos de suicidio registrados en el año de 2009. Estos datos son indicadores reveladores de los problemas de salud mental que prevalecen en la población salvadoreña, confirmándose con los estudios realizados en el país sobre la prevalencia de alteraciones o de sintomatologías mentales (Biblioteca UTEC).
Si se tiene un ser querido que está en peligro de suicidarse o ha intentado hacerlo, se debe asegurar de que alguien se quede con esa persona. Llamar al 911 o al número local de emergencias de inmediato. O bien, si considera que puede hacerlo de forma segura, llevar a la persona a la sala de emergencias del hospital más cercano.