Los fanáticos, que son miles de miles, lastimosamente, no aprobarán ni el titular, ni el fondo de este editorial, pero está apegado a la verdad. Si se hace un esfuerzo en analizar y reflexionar los resultados de los dos eventos electorales, es decir, el del 4 de febrero y el del 3 de marzo, Bukele sabía que iba a tener derrotas en los municipios, no solo porque muchos de sus ediles eran incapaces e ineptos, que se cobijaron con la bandera de la N, sino también porque les quitó los recursos económicos provenientes del presupuesto general de la nación. Con ello eliminó la autonomía de los municipios y fue por esta realidad prevista por Bukele, que redujo los municipios de 262 a 44.
Incluso, reduciendo los municipios, Bukele no esperaba perder tantos, por eso cuando se da cuenta que había perdido casi un tercio de los municipios, salió a vender la idea que “con los aliados” había ganado 43 de los 44 municipios. Esto es totalmente falso.
Lo verdadero es que Nuevas Ideas ganó 26 municipios, el resto lo ganaron los otros partidos, es decir, lo cierto es que en los municipios donde ganó el PDC, PCN, Cambio Democrático, Fuerza Solidaria y ARENA perdieron los de Nuevas Ideas. Es decir, el hecho de que los pocos votantes, que de acuerdo con el TSE solo participó el 30% del padrón en las elecciones para el PARLACEN y Concejos Municipales, no hayan marcado la bandera de Nuevas Ideas, es una derrota, más allá que en el congreso sus diputados han actuado no como aliados, sino como si fueran del oficialismo también.
Pero una cosa es que los diputados aliados se conviertan también en “pucha botones”, no quiere decir que el pueblo que no votó por Nuevas Ideas haya hecho lo mismo al votar por otro partido al oficial. La primera derrota de Bukele es que no ganó los 44 municipios que había planificado al reducir los municipios a 44, y la forma en como aglomeró los nuevos distritos.
La segunda derrota es el hecho de haber perdido la Libertad Este, no con los “partidos aliados”, sino con una verdadera oposición, ARENA, pese a competir con toda la maquinaria gubernamental y con una candidata que no solo fue exalcaldesa, sino titular del Ministerio de Vivienda.
Y la derrota se vuelve más simbólica, porque perdió el municipio donde nació como político del presidente Bukele, Nuevo Cuscatlán, que ya es decir mucho. La tercera derrota simbólica es haber perdido La Libertad Costa, donde se encuentra una de las emblemáticas apuestas turísticas del Gobierno, más para la propaganda hacia el exterior, por supuesto, que para el desarrollo local, o sea, Surf City. Si este proyecto también económico lo percibieran los pobladores de la zona, seguramente hubiese votado por Nuevas Ideas, y no por Gana. Pero ese proyecto es para los ricos, para los turistas internacionales y no para los pobres de la zona, que lejos de ayudarlos, están procurando exiliarlos de la zona, porque al igual que los vendedores ambulantes estos “afean” las playas o los hoteles.
Una cuarta derrota simbólica es haber perdido dos tercios del departamento de San Miguel, no solo porque perdió la cabecera departamental, San Miguel, sino porque derrotó a uno de sus más “emblemáticos y controversial” aliados, Will Salgado. En esta misma dirección hay que citar la derrota no solo a un aliado del presidente de la República, sino del clan Bukele, es decir, al extenista Rafael Arévalo, quien perdió en Sonsonate Centro.
También puede considerarse como una derrota simbólica, la quinta, el hecho de que Nuevas Ideas no haya ganado La Libertad Norte, siendo segundo lugar en los tres distritos, solo porque los que obtuvieron el primer lugar en cada uno de ellos fue un partido distinto en cada uno de los tres distritos.
Y, finalmente, porque el partido de Bukele, Nuevas Ideas, también fue castigado por el ausentismo, siendo que su votación el 3 de marzo no alcanzó más que los 492,211 votos, cuando en 2021 obtuvo un mi millón 342 mil 658 votos (1,342,658) y no digamos si los comparamos con los 2.7 y 2.2 millones que obtuvo Bukele en las elecciones del 4 de febrero. Es decir, el 3 de marzo por Nuevas Ideas votó solo el 36.65% en relación con los que votaron por ese partido para alcaldes y Concejos en 2021, de ahí que el triunfalismo del presidente Bukele solo es para esconder el inicio de su derrota.
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