Lourdes Ferrufino.
Estudiante de Letras. UES FMO
“¿soñé que había muerto o he muerto realmente y ahora sueño que abro los párpados y que respiro?”. Cuento “El último sueño”. Álvaro Menen Desleal
La muerte, mind la angustia y la desesperación como temas sustanciales de la corriente existencialista no solo se han encontrado en textos de profunda especulación filosófica. La literatura se ha impregnado de estas cuestiones inherentes al ser, que como finalidad han tenido el colocar al sujeto en el centro de las preocupaciones humanas. Kierkegaard, uno de los pensadores precursores de esta corriente, bajo la vertiente religiosa, reveló la importancia de filosofar estas temáticas, ante la eterna pregunta humana: ¿qué es la muerte? Y quizá dos cuestionamientos más: ¿Qué es la desesperación? ¿Y qué es la angustia? En los cuentos breves y maravillosos de Álvaro Menen Desleal se percibe explícitamente la influencia surrealista e implícitamente la contemplativa-existencial. Retomaré esta última para visionar un Menen Desleal preocupado por la muerte y la desesperación.
Es innegable que en la narrativa de Menen Desleal sobresale la corriente surrealista como una herramienta estética para contar a través de los sueños y el inconsciente una historia envolvente y directa, e introducir al lector a un pequeño espacio imaginario, se encuentra también la desesperación como un estado en común de los personajes que sucumben a situaciones fantásticas o imaginarias, o como el título del libro sugiere, maravillosas.
En “cuentos breves y maravillosos” es tangible la dialéctica interna que enfrentan los personajes, propio del concepto de angustia donde la primera lucha es aprender a convivir con ella. Kierkegaard distinguía 3 modelos posibles de vida: estética, ética y religiosa. Retomando la primera veamos por ejemplo, el cuento de “la dama frente al espejo”, donde una dama vanidosa entra a un salón de espejos a tomar el té, luego de verse primorosamente reflejada en ellos, nota al cabo de un rato que una mujer idéntica a ella la observa y así en miles de reflejos, miles de mujeres idénticas la observan, sucumbiendo ante la falacia ilusoria de su propia imagen no reconocida, encontrándola muerta los sirvientes. Pudiéndose encontrar aquí la vida estética que según Kierkegaard es aquella que busca la plena satisfacción de su presente, huye de lo que repetitivo para tratar de hacer único lo vivido.
Similar fenómeno veríamos en el cuento de “el argumento” donde el escolar que se ha fugado de la escuela entra a un cine para entretenerse, y ve que la película que presentan es un escolar fugado de la escuela que entra a un cine que ve la película de un escolar fugado. Es pues, una historia circular donde internamente la vida es presentada como una redundancia angustiosa y sin final que señala la repetición que el hombre estético quiere vencer.
El tema de la muerte aparece en el cuento “el último sueño” donde aparece mezclado con lo onírico, el soñarse muerto y morir soñando. Menen Desleal juega con estos estados, donde también se palpa la angustia humana de enfrentarse a la muerte y no saber cuándo llegaremos a ella, si moriremos soñando que morimos. Y precisamente este juego de palabras es que integran al lector a su narrativa de soñar leyendo.
Continuando con el sueño, son los cuentos “el cuento soñado” y “el sueño soñado” donde lo onírico se manifiesta con fuerza, y es el recurso que nutre primordialmente su narrativa, así como “La creación de Eva” donde Eva surge mientras duerme Adán. Dentro de lo surrealista del autor es evidente la intertextualidad con Kafka, pues también se pone de manifiesto, las metamorfosis fantásticas de los personajes, con el profundo contenido reflexivo Kafkiano. Para ilustrar esto bastaría con mencionar los cuentos “el cocodrilo” donde un hombre se soñaba cocodrilo y “los cerdos” donde el primer personaje en tomar forma animal es un barbero que lee un papel venido de un lugar desconocido, quien al leerlo se convertía en cerdo, y así sucesivamente se llena de cerdos todo el pueblo. Es de resaltar que el contenido mágico que tintura los cuentos, es influencia de la literatura oriental y fábulas chinas que gustaban a Menen Desleal.
La desesperación, así como la muerte y angustia existencial, aparecen como vehículos para introducirnos y explicarnos el proceso, la irrealidad e irracionalidad del sueño como técnica literaria y estética, donde estos estados filosóficos permiten mostrarnos personajes desnudados de su propio yo, o atados a él, con la imposibilidad de lidiar con dichos estados, desembocando la mayoría en finales, inusitados o fatídicos, pues el inicio de la lucha interna inicia ante la interrogativa de explicarse la propia desesperación y la angustia como una vía para alcanzar la libertad individual.
Con respecto al libro, Roque Dalton opinó que entre los cuentistas que empezaban a “disparar” contra la obra de Salarrué estaba Menen Desleal, quien a juicio de Dalton era “la antítesis más evidente del localismo y la tierna ingenuidad de Salarrué” y precisamente lo que perseguía Menen Desleal era alejarse de la temática rural que identifica a Salarrué. De la innovación estética del cuento que propuso en ese momento Desleal, apuntó Matilde Elena López “el paisaje de los cuentos de Álvaro Menéndez Leal es inusitado. Tiene una estructura original, desconcertante, para el cual no estábamos acostumbrados” y ciertamente es ese mundo dispar, simbólico y alegórico del sueño y la muerte que hacen de “cuentos breves y maravillosos”, y otros como, “la cuerda de nylon y oro” o “el fútbol de los locos y otros cuentos” una narrativa para la introspección y referencia para la escritura de su momento. Más de alguno pensó que olvidé el asunto del plagio y supuesta carta-prólogo de Borges sobre el libro, pero no. Sucede que eso ya es otro tema y prefiero quedarme con mis apuntes de Kierkegaard en Menen Desleal. Lo dejamos para oportunidad.
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