Álvaro Darío Lara
Amor: Utopía o Realidad
Ramírez, Jorge Alberto.
Ediciones CCC Centro.
Ministerio de Cultura.
San Salvador, El Salvador, 2018.
pp.62.
En medio del caminar por las calles antiguas, hermosas y sangrientas de San Salvador, qué maravilloso es encontrar un remanso de cultura y de agradable conversación; un auténtico oasis del alma, me refiero a esos montículos de libros que aguardan al lector, como portentosos gigantes dotados de las más fabulosas enseñanzas y misterios. El mago que hace posible esto, es el gran promotor del arte y la cultura, don Jorge Alberto Ramírez, quien siempre tiene un volumen para sorprender al infatigable bibliófilo.
En esta ocasión, don Jorge, lanza su navío al mar de la poesía impresa. El título de este breve conjunto de versos es: “Amor: utopía o realidad”, y aparece bajo el sello de Ediciones CCC del Centro. Un notable esfuerzo de los quijotes de siempre, donde sobresale el diseñador y editor, Santiago Arnulfo Pérez.
Un espíritu lírico, romántico, domina estos versos. Versos sencillos, nacidos de la desnudez del corazón del amado, que cual trovador medieval, hace la genuflexión de rigor ante la joven bella, con estas palabras, que recuerdan las definiciones del amor quevediano: “Soy tu calor en frío/ eres mi fuego ardiente. / Soy tu sueño negado/ eres mi utopía presente. /Soy tu negar en la vida, /eres mi verdad constante./” (Fragmento del poema “Tu negar”).
El poeta se declara vencedor ante la falsa soledad: “Solo vine/solo voy/solo vivo/ solo moriré” (Fragmento del poema “No hay soledad”). Por supuesto que no hay soledad, nadie está nunca solo de forma radical, siempre existe esa fuerza interior capaz de fortalecernos aun en la hora aparentemente más oscura.
El cantor forja su amor con las benditas palabras: “Mi rima, /consuelo de mi soledad/mi letra te hace realidad”. (Poema “Abrazo de distancia”).
“Amor: utopía o realidad” es un manifiesto a favor de la esperanza, de la vida, de los nobles sentimientos. Una poesía henchida de humanidad, cargada de fe en el futuro: “Que la poesía sea como el arca, / que salve, que quepan todos y todas/ que las palabras sean como el mar, inmensas, /y naveguen a la isla grande”.
A la isla grande, estimado don Jorge, donde nos aguarda el auténtico paraíso de los poetas, donde todo será posible. La Edad de Oro, que evocaba, entre nosotros, Roberto Armijo. Gracias, don Jorge, por seguir cantando.