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Habitantes de La Ceibita, municipio de Tocoa, departamento de Colón, Honduras, se manifiestan contra la minería metálica, que ha contaminado los ríos San Pedro y El Guapinol. Foto Diario Co Latino/Cortesía Cripdes.

La dignidad de los pueblos centroamericanos frente al desarrollo neoliberal

Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino

El Campamento por la Vida y la Dignidad se alza a 400 metros sobre el nivel del mar, en un lugar conocido como La Ceibita, municipio de Tocoa, departamento de Colón, al norte de Honduras. El verde singular de las montañas contrasta con la depredación que ha dejado a su paso el proyecto minero que ha provocado alta sedimentación al río San Pablo y El Guapinol, dejando a miles de familias sin el vital líquido.

“Nunca creí que iba a estar en estas cosas (protesta) defendiendo el territorio”, sentenció Fidelina Lemus de 75 años de edad, que junto a sus vecinos se encuentra desde hace 87 días en resistencia cerrando el paso a la maquinaria de la empresa minera, que identificaron como Inversiones Pinares, que antes ostentaba el nombre de East Mining Company (EMCO).

“El 1o de abril, en pleno verano, nos cayeron aguas lodosas, buscamos al alcalde y no nos dio salida al conflicto, luego once días después se realizó un cabildo abierto, en el cual, negaron la entrada a nuestra comunidad El Guapinol, entonces no dejamos pasar a la minera. Aquí no peleamos la tierra, peleamos el agua, peleamos nuestras vidas y tenemos fe que se irán de aquí. Porque el sentido de pertenencia y movilización es el corazón de la lucha en este lugar”, manifestó.

El campamento que solo es una estructura de láminas de tres metros de longitud, por 1.50 de altura, alberga a mujeres y hombres de El Guapinol, que se turnan para impedir el paso de los mineros y personeros de la empresa, que han generado más de algún roce y ruptura del tejido social.

Reunidos en un círculo que simboliza el infinito, líderes comunitarios, defensores y defensoras de derechos humanos y organizaciones sociales de Centroamérica, aglutinados en la ACAFREMIN, celebraron la “Fiesta Compartida”, en la cual se solidarizaron en la lucha contra los proyectos extractivistas y reafirmaron su determinación de hacer cumplir la “consulta previa y la participación ciudadana”, en defensa de los territorios en la región.

El círculo concéntrico se convierte en una cadena de manos y brazos, que juntos van pasando un puñado de tierra rojizo dorado, para sostenerla y pasarla al que tienen a la par, es un mensaje afirmó Roxana Romero, del agradecimiento a la armonía de la naturaleza, el respeto al agua, que son las venas de la tierra y al aire limpio que sostiene la vida de la humanidad.

“En este círculo simbólico es la participación en la Casa Compartida, que es el planeta, al tocar la tierra nos identificamos con ella. Y nuestras voces no son lamentos que la perdimos, sino nuestras voces donde renace la defensa de nuestros bienes naturales. Es una voz perfecta que está vinculada desde siempre con nosotros”, indicó.

Los habitantes se mantienen en pie de lucha para evitar la explotación minera. Foto Diario Co Latino/Cortesía.

La visita centroamericana se une a la conmemoración del aniversario luctuoso de Carlos Escaleras, un mártir ambientalista que luchó en defensa de los ríos de su natal Tocoa, y que fue asesinado el 18 de octubre 1997, cuando buscaba ser alcalde para incidir y dar un giro a la realidad de su territorio.

El asesinato de Carlos Escaleras, trascendió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en julio de 2014 estableció la responsabilidad del Estado hondureño, cuya autoría estuvo en manos del poder económico y político, por lo que mandó a investigar de nuevo su asesinato y el cumplimiento de una serie de obligaciones para resarcir su dignidad.

Juan López se considera uno de muchos defensores hondureños, que esperan otra realidad para los pueblos de Centroamérica y América Latina, defiende desde una postura moral y política las amenazas de capitales transnacionales que destruyen las condiciones mínimas de vida de numerosas comunidades, que no tienen acceso a servicios básicos de forma regular.

“El neoliberalismo nos ha impuesto un modelo económico que rompe todas las condiciones básicas para vivir y, sobre todo, el control de los territorios con los monocultivos, como en la región en el bajo Aguan, donde las bananeras, la palma africana, que están siendo manejadas por grandes consorcios extranjeros, que cuentan con capital del Banco Mundial, y ahora entre esas dos expoliaciones, se une la minería metálica”, señaló.

Mientras, Ismael Moreno, conocido como “Padre Melo”, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) y director de Radio Progreso, consideró importante el establecimiento de un diálogo abierto y participativo, que inicia con la renuncia del actual gobierno hondureño, presidido por Juan Orlando Hernández.

“Creemos que es posible transformar y generar dinámicas organizativas, movilizadoras y políticas, pero si no desarrollamos las condiciones objetivas como la conciencia social, nos van a seguir matando, por lo tanto, lo que nos resta es tomar conciencia como población hondureña y centroamericana de que solamente nosotros podemos hacer las transformaciones sociales. Porque si seguimos esperando que de arriba o desde afuera nos resuelvan el hambre, enfermedades, desnutrición e imposiciones de tratados comerciales extranjeros, nos van a seguir aplastando. El llamado es a articular las luchas a nivel centroamericano”, puntualizó.

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