@SilviaCoLatino
El Coordinador Regional de Programa Servicio Mundial de la Federación Luterana Mundial Centroamérica Giovanni Magaña explicó que trabajan en la implementación de un cambio en la atención y respuesta a los pueblos en la región centroamericana en situación de vulnerabilidad, en situaciones de emergencia, a partir del respeto de sus derechos y dignificándolo.
“Como Federación Luterana Mundial estamos transitando a manejar la asistencia a las comunidades con la entrega en efectivo de la ayuda. Tradicionalmente se llevan víveres, pero quizás estos paquetes no cumplen con las expectativas de la gente, debemos confiar en que ellos y ellas compren lo que consideran adecuado a sus dietas. Queremos asegurar la transparencia, la no revictimización de afectados y su empoderamiento”, explicó a Diario Co Latino.
¿Cómo nace la Federación Luterana Mundial?
-La Federación Luterana Mundial tiene una historia desde 1947, a nivel global y dentro de este trabajo nosotros nos insertamos en la región centroamericana, con diversos programas en cuatro países: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
La Federación tiene cuatro áreas de trabajo: la vinculada al tema de Gestión de Riesgo, Cambio Climático y Atención a la Emergencia, así como Medios de Vida y Territorio. Otra es la Memoria Histórica y Justicia Transcional , la Defensa de los Derechos Humanos, así como, el Fortalecimiento de Capacidades, Liderazgos Comunitarios, Políticas de la Niñez y Enfoque de Derechos y Géneros.
¿Cuáles son las líneas de trabajo en la actualidad de la FLM en la región?
-Hemos definido un ciclo de acciones de trabajo entre 2017-2019, donde junto a organizaciones socias vendríamos a trabajar con agricultores y agricultoras los temas de seguridad en Soberanía Alimentaria y hacer prevalecer sus derechos en cuanto al acceso a la tierra, la conservación del medio ambiente y sobre todo, la búsqueda de soluciones ante la problemática regional de monocultivos, represas, minería y todas las industrias extractivas.
Es así como visibilizamos e incidimos en temáticas que generan problemas a la región, en especial al impacto que pueda tener un problema “X”, y que por su defensa sean atacados las y los defensores de derechos humanos y ambientales.
¿Qué otras actividades han incorporado?
-Vamos a realizar una Feria de Logros próximamente, será el 24 de noviembre, y vienen representantes de todos los países de la región y toda la gente que están en diversos programas podrán exponer sus proyectos dentro de sus comunidades, que contará con la presencia de las organizaciones (ong´s) que manejan estos temas y les acompañan a ellos (comunitarios).
Tenemos proyectos propios y otros acompañados, en el tema de Cambio Climático estamos con una organización regional que se llama, Campaña Mesoamericana de Justicia Climática y una parte de esta instancia regional es la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) y en otras son redes que utilizamos para presentar propuestas, con el fin de incidir en políticas públicas, metodología de trabajo y explicarle a la gente que es “Cambio Climático” y porque no queremos 2 grados centígrados más de temperatura; son temas complejos, entonces lo que tratamos de hacer con estas redes de organizaciones es explicar de forma sencilla y que la gente interiorice.
Pero igual, coordinamos con otros actores como la Alianza ACT, red que incluye a espacios y audiencias ecuménicas y en otras instancias las organizaciones de la sociedad civil (ong´s) con las que estamos trabajando para atender emergencias como el tema de sequía.
Estos problemas son abordados también con los gobiernos locales, y como las organizaciones sociales tienen sus espacios a nivel internacional, ahí también solicitamos y buscamos otras formas de incidencia sobre el Cambio Climático.
¿Cuánta gente está siendo beneficiada con este tipo de programas sociales?
-Tenemos trabajo en cuatro países, que alcanza a 34 comunidades, y que compartimos con 15 socios (ong´s) a nivel regional. En estas estructuras hay redes que aglutinan la mayor cantidad de personas y son estos los espacios donde nos consolidamos.
Para dar un resumen global, en el año 2015 tuvimos un logro de 10 mil 500 personas atendidas a nivel del trabajo que como Federación Luterana Mundial hacemos.
El propósito de la agenda de trabajo de la FLM, en tres años, es alcanzar una meta de 30 mil 200 personas beneficiadas. Y con la estrategia de atención sistemática que es, para seis años, podemos afirmar que en los primeros dos años hemos cumplido metas y al sumar ambas agendas de trabajo se ha cubierto más de 20 mil personas.
¿Cómo han incidido en la gente beneficiaria?
-Nosotros tenemos una Revisión Intermedia de Pares, una herramienta para valorar los proyectos y su impacto en la gente, es como una evaluación que la misma gente se hace. Es una autoevaluación que investiga hasta dónde han llegado en sus metas propias y si lo que han hecho es significativo en la transformación de la vida de cada uno de ellos y ahí obtenemos las historias de vida, porque la gente comparte sus experiencias. Como las mujeres violentadas en el seno de sus hogares y leemos como han transformado esta situación, que dan un salto de calidad en sus vidas y fortalecen sus capacidades con el apoyo psicosocial y otras organizaciones que les acompañan para canalizar sus problemas y con una actitud de defensa para transformarse ellas mismas en los proyectos donde están vinculadas.
Así también, las organizaciones han logrado alertar sobre situaciones que pueden afectar los derechos de las comunidades y se hace un llamado a los gobiernos a prestar atención a esas situaciones que no están siendo atendidas y que deben a partir de esos niveles poner atención para que no sean, más tarde un detonante en los países.
¿Cuáles han sido las estrategias de éxito de los programas?
-Nosotros hemos dicho que sin participación, sin información y organización no es posible echar andar los proyectos porque serían respuestas de corto plazo; las organizaciones pueden llegar y ayudar, pero deberá ser la comunidad la que haga cumplir sus derechos porque vive ahí, por tanto debe aprender a defender su territorio.
Queremos asegurar la transparencia, la no revicitimización de los afectados, empoderándolos. La Federación Luterana Mundial está transitando a manejar la ayuda con la entrega en efectivo y no como tradicionalmente se hace, de entregar paquetes de víveres que tal vez no sean las cosas que necesita la gente, queremos dignificarlos como seres humanos que son, que ellos decidan que alimentos o suplementos necesitan, que lo hagan tranquilamente.
¿Cómo se coordinan con los gobiernos de la región centroamericana?
-Esto es una balanza de oportunidades, en El Salvador las cosas cambiaron abismalmente, antes no existía un vínculo con el gobierno en donde permitiera escuchar o participar. Actualmente, la FLM participa en algunos ambientes del gobierno como las Cumbres de Cambio Climático y no como actor externo, sino dentro de las mesas para llevar propuestas y elementos sobre la temática y las iniciativas que se deben impulsar.
Esto lo digo con propiedad, la Federación tiene más de 33 años de estar en la región. En El Salvador llegamos en 1982 e ingresamos al conflicto armado donde existía el distanciamiento, y la federación se movía dentro de ese ambiente que no era el más óptimo en ese momento, porque los gobiernos de turno presentaban algunas barreras y como tomamos el tema de los desplazados, un tema complejo y delicado era difícil la situación. Si hacemos un parámetro de lo recorrido podemos decir, que hemos avanzado. A Guatemala, llegamos en 1997 con la firma de los Acuerdos de Paz y ahí hemos pasado entre altas y bajas a niveles intermedios con municipalidades y otras autoridades, pero con los gobiernos de turno ha sido complicado por los diversos intereses y como tal, las políticas.
Así como Honduras, que hicimos una primera intervención en 1987 por el huracán Mitch, y volvimos hasta el 2005 como oficina mundial, esto ha sido complejo tenemos algunos relaciones con secretarías como educación y atención al migrante, pero hay diferencia en ese trabajo y a Nicaragua entramos en el año 2006 y tenemos el trabajo directo con gobiernos locales, y algunas inserciones con el gobierno central en la participación de trabajos de emergencia.