Víctor Manuel Guerra Reyes
La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) contrató recientemente los servicios especializados para una consultoría en seguridad a la empresa Giuliani Security & Safety, recipe y a su figura más emblemática, el exalcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, quien es un consultor exitoso en temas de seguridad internacional.
El día 4 de mayo del corriente año, la ANEP y el exalcalde de Nueva York presentaron al gobierno salvadoreño un documento que contiene cuarenta propuestas de seguridad pública que incluye, de acuerdo con algunos especialistas en la materia, la sistematización de la información, la reingeniería en el sistema de centros penales, la modificación del sistema jurídico actual y la creación de empleos para exdelincuentes que no solo manifiesten la intención de cambiar de vida sino que concreten un accionar en paz y una actitud radical de no violencia para el futuro próximo y lejano.
La Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana presentada por la ANEP y Giuliani, formulada por este último con los auspicios de la primera, podría disminuir el delito hasta en un 60 por ciento y empezar a dar resultados perceptibles en menos de ocho meses, según dijo el exalcalde durante el décimo quinto Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE), realizado en el país en la misma fecha que se presentó al gobierno la mencionada propuesta.
En apariencia, esta propuesta es buena para el futuro de El Salvador pero como los salvadoreños en general, ya hemos perdido la inocencia; cabe analizar en profundidad lo que está en el fondo de la actitud de aparente buena voluntad de la ANEP. Este gesto en cuanto tal, ejecutado por la empresa privada tiene elementos bondadosos importantes que el pueblo salvadoreño debe agradecer y el gobierno actual debe aprovechar en lo que tenga de aprovechable. Pero también, como es normal en ideología política, este gesto de la empresa privada salvadoreña, oculta otros aspectos no menos importantes que se quiere en este momento hacer resaltar para que los salvadoreños no olvidemos qué tipo de empresarios son los que están agremiados en la ANEP y que por desgracia, han sido los que han orientado históricamente el modo de hacer empresa y mercado en El Salvador.
El problema de la violencia en El Salvador exige para ser resuelto, hasta donde las posibilidades reales lo permitan, que toda la sociedad salvadoreña, sin excepción, participe en la solución del problema tan sentido para las familias en general. En esto, la empresa privada nacional e internacional que tiene presencia en el territorio salvadoreño tiene una responsabilidad inmensa e ineludible, sobre todo porque son ellas las que poseen en mayor medida el capital financiero necesario, y aglutinan la fuerza laboral salvadoreña, cosa que a la postre es el sustrato de las abundantes ganancias que la ANEP obtiene año con año en este país.
Ahora bien, los salvadoreños sin excepción, debemos agradecer el gesto de ofrecer una solución al problema de la violencia venida de un especialista como es Giuliani Security & Safety. Lo que no se debe aceptar en ningún momento, es la doble cara y la doble moral de la ANEP que en una mano trae una propuesta de solución al problema de la violencia que sufre el país, mientras que en la otra mano tiene un puñal con el que atraviesa la espalda de El Salvador, mientras sonríe sarcásticamente creyendo que la ingenuidad de los salvadoreños es tan grande y su inocencia inconmensurable, que cree que el pueblo fácilmente acepta que este gesto de la ANEP es una expresión dadivosa, amorosa y generosa de esa institución y que lo que tiene es un corazón generoso y grande para El Salvador; cuando en realidad los hechos nos muestras que es todo lo contrario, que la ANEP lo único que tiene son unos inmensos intereses que por mantenerlos y defenderlos, con todo acto que hacen en realidad trastocan todo esfuerzo por resolver los problemas más sentidos de los salvadoreños.
¿Por qué se afirma esto? Bueno, porque en primer lugar, con la contratación de los servicios de Giuliani Security & Safety, la ANEP con seguridad inflará los costes financieros de dicha contratación y eso le servirá para deducir impuestos en un 100% por lo menos, para el próximo ejercicio fiscal. De ahí que a la vuelta de un año (el año fiscal 2015) nos dará la razón, solo es cuestión de tiempo y de espera.
En segundo lugar, porque la cara visible de la ANEP, que está expresada en su presidente Jorge Daboub, quien en representación de la ANEP, el día 6 de mayo del corriente año, sale culpando y acusando al gobierno de ineficiencia por no saber cobrar por lo menos 534 millones de dólares americanos, en impuestos que esta gremial no ha pagado al fisco en su ejercicio 2014 finalizado el 30 de abril recién pasado. En concreto existen al menos 12,519 empresas salvadoreñas morosas a nivel nacional que no han honrado su deuda fiscal y no han cancelado sus obligaciones tributarias por años. Como si la obligación de tributar a las arcas del Estado por parte las empresas y de todos los que generamos riqueza con nuestro trabajo, no fuera una obligación ineludible por lo que hay canales expeditos para ello; y como si los ingresos fiscales para el Estado no fueran necesarios para resolver muchos problemas entre los cuales se encuentra el problema de la violencia y de la inseguridad en esta y cualquier nación en la actualidad, y sobre todo en Centroamérica.
En tercer lugar, porque al menos dos de los diez multimillonarios centroamericanos que han sido presentados por la Revista Forbes son salvadoreños de origen y han hecho su fortuna en El Salvador, con capital nacional, con mano de obra salvadoreña y con medios productivos salvadoreños. Estos multimillonarios salvadoreños cuyas orientaciones ideológicas, políticas y prácticas durante los últimos seis años, por lo menos; han buscado incesantemente, por muchos medios, hacer fracasar la administración del gobierno central que desde el quinquenio pasado se encuentra en manos de un partido político adversario a su ideología. Y por ello no han invertido en El Salvador y se han llevado el capital financiero salvadoreño a otros países de la región. Esto se ha visto en noticias de periódicos de tendencia derechista que con toda pompa, muestran cómo esos multimillonarios inauguran centros comerciales en Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Colombia, etc..
Entonces, qué está haciendo la ANEP con el supuesto aporte de Giuliani Security & Safety ante el problema de la violencia en El Salvador. En realidad lo que hace es ocultar su interés genuino de asegurar vía libre para su mercado y ganancias exorbitantes. En realidad a la ANEP no le interesa resolver el problema de la violencia en este país, sino que con la contratación de esta agencia reflactan aun más su cinismo y desfachatez de cambiar algunas cosas para que todo siga igual en el país y así hacer fracasar al gobierno y poder reelegir aquel gobierno que siempre priorizó y protegió sus intereses empresariales, aun en contra de toda situación de honor y justicia social tan necesaria para la superación de la violencia institucionalizada en las estructuras de este país. En concreto lo que pretende la ANEP es lavarse las manos ante el grave compromiso que tiene esta institución en coadyuvar eficientemente a resolver el problema de la violencia en El Salvador, porque si quisiera realmente apoyar radicalmente los esfuerzos por resolver el problema de la violencia en el país lo que debe hacer es lo siguiente:
En primer lugar la ANEP debe invertir en El Salvador prioritariamente y no en otros países como lo ha hecho de forma sostenida durante los últimos seis años. En segundo lugar, lo que debe hacer la ANEP es incrementar sustancialmente el salario mínimo a los obreros salvadoreños que trabajan en las más de doce mil empresas aglutinadas en esa gremial; y esta medida la debe realizar lo más pronto posible; con esto pondrá bases importantes firmes para superar el problema de la violencia estructural que se manifiesta en salarios mínimos o más bien miserables, que lo único que producen es más hambre y miseria en El Salvador. Esto resolverá en gran medida el problema de la violencia ya que como es sabido, uno de los problemas que promueve la delincuencia está en la falta de ingresos económicos necesarios de las familias salvadoreñas. Además porque los generadores de la riqueza de la empresa privada salvadoreña son los obreros mismos, de ahí que ellos se merezcan en justicia mejores salarios. En tercer lugar, la ANEP debe pagar sin tardanza los impuestos directos e indirectos a los que por ley está obligada; en cuarto lugar, la ANEP debe evitar sin tardanza la evasión y elusión fiscal en todos los ejercicios fiscales venideros; y en quinto lugar, la ANEP debe clausurar y prohibir de inmediato los establecimientos de venta de armas de fuego en el país.
Si esto se lleva a cabo y se respetan las reglas del juego, político, social y económico vigente en El Salvador, la propuesta de la ANEP y de Giuliani para disminuir la violencia en El Salvador, será una ruta de acción provista de coherencia política e ideológica que dará más peso y fuerza moral en el momento de su ejecución en el país y además logrará que los salvadoreños veamos con respeto los aportes que la ANEP hace para apoyar los esfuerzos de resolver los problemas más acuciantes de El Salvador.