Por Colectivo Tetzáhuitl*
Hace unos días, el Dr. Oscar Cabrera, ex Presidente del BCR y Director de COLPROCE y FUNDECEN, pronunció una célebre frase: “En mis análisis yo me baso en datos y no en relatos”, al responder a una pregunta del periodista Moisés Urbina en el programa “Frente a Frente” de la Telecorporación Salvadoreña (TCS).
A qué se refería con esta afirmación?
Moisés Urbina, atribulado por las consideraciones del Dr. Cabrera en torno al funcionamiento de la economía en el primer período del gobierno de Bukele, le cuestionó que lo que él estaba asegurando sobre la actividad económica no correspondía con lo que la gente opinaba sobre el rumbo del país.
Cabrera tuvo que poner en su sitio al periodista Urbina, a todas luces adulador del gobierno, al decirle que sus análisis económicos “se basan en datos y no en relatos”
En otras palabras, un análisis económico objetivo debe partir del comportamiento real de la economía y no de lo que el gobierno desea que se crea.
Para Cabrera la economía salvadoreña se ha estancado en los últimos años bajo el gobierno de Bukele y no ofrece ninguna esperanza que las cosas vayan a ser diferentes en los próximos cinco años de su segundo mandato presidencial.
Según proyecciones del FMI, El Salvador crecerá en este quinquenio a una tasa promedio anual de 2.5%, muy por debajo del resto de economías de la región que crecerán a más del 3% anual.
Con este crecimiento, sostuvo Cabrera, el país no generará el suficiente empleo y tampoco atraerá las inversiones necesarias que podrían dinamizar la actividad económica y asegurar mayores ingresos para las familias salvadoreñas.
El panorama para los próximos cinco años, dijo, es bastante desalentador.
Nosotros suscribimos este pronóstico.
No hay nada en el ambiente económico y en las políticas públicas que está emprendiendo el gobierno de Bukele que nos haga pensar que va a combatirse el alto costo de la vida y la pobreza o que se va a estimular la producción nacional y la generación de empleos.
Las medidas adoptadas van en sentido diferente al requerido para lograr una recuperación económica en el corto plazo.
Otras medidas son puros paliativos para confundir a la población y desviar su atención sobre el pésimo desempeño que tiene la economía y que seguirá teniendo en los próximos años.
Para el caso, Bukele ha enviado a la Asamblea Legislativa una propuesta de cero aranceles para los productos de la canasta básica alimenticia y los que integran la canasta ampliada.
La medida es más demagogia que otra cosa.
Los alimentos son importados en un 90% de Centroamérica (Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), además de México y Estados Unidos.
En ninguna de estas importaciones se pagan aranceles en razón de los Tratados de Libre Comercio que El Salvador tiene con esos países.
Son muy pocos los que se importan de otros países, como por ejemplo Brasil, con el que no existen acuerdos comerciales de este tipo.
En ese sentido, la medida no bajará el precio de venta de los alimentos importados, sobre todo que los costos de producción y comercialización han aumentado en todo el mundo.
La medida propuesta por Bukele está dirigida también a la canasta ampliada.
Lo que Bukele no explica es que esta canasta incluye además de los alimentos, servicios básicos como vivienda, agua, energía eléctrica, transporte, salud y educación.
Ninguno de estos servicios pagan aranceles ya que no son bienes importados.
Al final se trata de una propuesta que solo favorecerá a los grandes importadores de alimentos, ya que difícilmente la reducción o eliminación de aranceles se trasladará al precio de venta final de los productos en el mercado nacional.
Bukele ha renunciado al fomento de la producción agropecuaria nacional, que sí generaría precios más bajos y competitivos y que aumentaría el empleo y los ingresos en el campo.
Según la más reciente Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples, en el gobierno de Bukele se han perdido más de 60 mil empleos en el campo como consecuencia de la falta de apoyo a la agricultura y la ganadería.
En su primer gobierno, Bukele cerró varios programas de apoyo al agro que fueron creados en los gobiernos del FMLN y ha dificultado el acceso al crédito y la compra de insumos baratos.
Su política está orientada a favorecer a los grandes importadores vinculados a los grupos oligárquicos del país.
Una opción que sí tendría impacto en los precios es la eliminación del IVA para todos los productos de la canasta básica y la canasta ampliada.
Una medida como esa debería proponerse a la Asamblea Legislativa de manera simultánea a la aprobación de nuevos impuestos a los millonarios del país, como por ejemplo, el impuesto al patrimonio de los grandes capitales, un impuesto a las grandes extensiones agrícolas, un aumento en el impuesto a las ganancias extraordinarias, o bien, volver a poner el impuesto a las herencias y sucesiones que eliminó Cristiani, entre otras medidas fiscales, que compensarían la pérdida de ingresos tributarios a consecuencia de la reducción del IVA para los alimentos y las medicinas.
Los datos derivados de las publicaciones del BCR, de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples, de los informes de la calificadoras internacionales de riesgo, del FMI y del Banco Mundial refuerzan la idea de que Bukele está haciendo y seguirá haciendo un gobierno para los Oligarcas en detrimento de los más pobres.
Según una investigación de FUNDECEN, explicada ampliamente por el Dr. Cabrera, la pobreza alcanza más del 30% de la población.
En lugar de disminuir ha aumentado con Bukele y con ello, han disminuido los ingresos de los más pobres y ha disminuido también su capacidad de consumo.
En contraste, la concentración de la riqueza es cada vez mayor.
El 1% de la población acapara más del 30% del PIB y apenas 117 millonarios concentran más del 60% de la riqueza nacional.
FUNDECEN señala que en el primer gobierno de Bukele (2019-2024) el Neoliberalismo se ha radicalizado.
Esto contradice el ofrecimiento de Bukele de desmontar el modelo Neoliberal y acabar con los privilegios de los grupos económicos oligárquicos.
En suma, una cosa es la realidad basada en los datos objetivos y otra es la percepción dominante construida por una estrategia gubernamental basada en las mentiras y en la deformación de la realidad.
A eso se refiere Oscar Cabrera, Director de FUNDECEN, cuando le dice a Moisés Urbina que sus análisis se basan en datos y no en relatos.
*El Colectivo Tetzáhuitl está integrado por un grupo de analistas de la realidad que no responden a ningún interés partidario.
Tetzáhuitl en Náhuatl significa “anuncio de nuevos acontecimientos generalmente de carácter negativo, como crisis o catástrofes”