Blanca Flor Bonilla
Luchadora social por los derechos humanos
Las micro y pequeñas empresas sostienen a un país. Económicamente contribuyen al progreso, generan la mayor cantidad de fuentes de empleo y en su conjunto impulsan la economía al consumir materias primas o bienes intermedios como insumos para sus productos. También demandan bienes de consumo inmediato que venden a la población.
Las micro y pequeñas empresas son las compradoras por excelencia de las maquinarias que se producen en el país, además, son demandantes de equipos desplazados por las empresas grandes, reutilizando tecnología. Como consumidoras de bienes de capital las microempresas y pequeñas empresas son una palanca de desarrollo en la creación de una industria nacional. Se necesitan políticas públicas nacionales y municipales que las fortalezcan.
Las y los empresarios de la micro y pequeña empresa se caracterizan por tres razones: son creadores de su propia unidad económica y resuelven su ingreso con su propio negocio. En segundo lugar, se ubican entre la producción artesanal y la industrial. En tercer lugar, son dinámicas en la introducción de equipo y maquinaria a su negocio.
Según la Encuesta Nacional MYPE 2017, elaborada por la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa, el Banco Central de Reserva y la Dirección General de Estadística y Censos, un total de 854,732 de personas están ocupadas laboralmente, de las cuales 462,959 son mujeres, que representan el 54.16 % de la fuerza de trabajo. Los resultados de esta encuesta detallan por segmentos que la participación de las mujeres es mayor que la de los hombres específicamente en los emprendimientos y la microempresa, aportando el 58.31 % de la fuerza laboral. La participación de las mujeres en la microempresa es de 284,109 personas trabajadoras, mientras que en los emprendimientos aportan 108,077 personas, con negocios de tipo familiar. El 74.78 % de las empresas encuestadas no tienen registro del Impuesto al Valor Agregado (IVA), o sea son informales y de subsistencia1.
En la misma encuesta se identificó que las pequeñas empresas representan un tipo de negocio más formal, y que la mayor parte de estos trabajos son ocupados por hombres (111,368), mientras que solo 70,773 trabajos los ocupan las mujeres. En la medida que las empresas manejan mayores capitales, se va reduciendo la participación de las mujeres.
Por otra parte, las mujeres contribuyen más en las tareas reproductivas que se desarrollan en los hogares. Se denominan tareas reproductivas porque sin ese trabajo la vida no podría reproducirse en la sociedad. Las tareas reproductivas incluyen dos grandes líneas de trabajo: 1) la realización de todas las actividades de oficios domésticos como hacer limpieza, lavar la ropa, ir al mercado o al supermercado a comprar los recursos para la alimentación y otras necesidades familiares, elaborar la comida, lavar platos y otras que se deben hacer día con día; y 2) el cuidado a las personas que necesitan de atención y protección: niñas y niños, adolescentes, personas enfermas, personas con discapacidad y a personas adultas mayores.
Este trabajo reproductivo es asalariado cuando mujeres y hombres son contratados para esas actividades y generalmente son mal pagados, pero cuando las realizan las mujeres en la casa, no tienen reconocimiento social ni económico, a pesar de ser un trabajo agotador, con muchas horas de trabajo en un día, desde que amanece, hasta que las personas se van a dormir por la noche.
Tanto la definición como la valoración del trabajo reproductivo se realizan de forma interdependiente y subordinada al trabajo productivo (producción de bienes y servicios), pero el único que social y económicamente ha recibido el reconocimiento como trabajo es el segundo2. El eclipse del trabajo reproductivo frente al productivo parte de la diferenciación entre el valor de uso y el valor de cambio suscrito por la teoría económica, según la cual al trabajo destinado a cubrir las necesidades vitales de las familias se concede solamente valor de uso, mientras que el destinado al mercado laboral se le reconoce un valor de cambio3.
El trabajo reproductivo sostiene el trabajo productivo, para el caso de las micro y pequeñas empresas, la mayoría de mujeres realizan el trabajo en su casa y atienden sus negocios. Esta realidad sustenta que las mujeres dan un mayor aporte al desarrollo económico y social en una sociedad.
1. Edwin Teos. La mayoría de la fuerza laboral de la MYPE en el país son mujeres. 16 de febrero de 2019.
2. Carrasco C., Alabat A., Mayordomo M., Montagut T. Mujeres, trabajos y políticas sociales: una aproximación al caso español. Serie Estudios 51. Madrid: Instituto de la Mujer, 1997.
3. García C, García S. Para una valoración del trabajo más allá de su equivalencia monetaria. Cuaderno de Relaciones Laborales 2000; 17:39-64.