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Francisco Elías Valencia
@fe_valencia
Recientemente, el Banco Central de Reserva publicó un balance donde muestra que en el primer trimestre del año la economía creció 3.4%, una tasa que no se alcanzaba desde hacía muchos años. César Villalona nos comenta sobre ese y otros aspectos de la economía nacional.
César, ¿a qué se debe el alto crecimiento económico anunciado por el BCR?
Al aumento de la inversión privada y pública. La inversión privada está creciendo porque hay más consumo interno y más demanda externa, o sea, de productos nacionales en el exterior. Al haber más demanda, las empresas venden e invierten más, lo que repercute en una mayor producción. En el caso de la inversión pública, este año se aprecia una mejoría en el porcentaje de ejecución presupuestaria destinada a ese fin.
¿Cuáles variables demuestran el consumo interno y externo?
El consumo privado aumenta porque la gente está comprando más bienes y servicios. Las variables de consumo privado son los salarios nominales (en dinero), que aumentaron 5.1% en el primer trimestre del año, el crédito personal, que aumentó casi 4% hasta mayo y las remesas familiares, que entre enero y mayo crecieron casi 9%. Hay que tomar en cuenta que el 86% de los salarios se destina al consumo y solo el 14% se ahorra; y en el caso de las remesas, más del 90% se consume.
Como parte del consumo interno también está el del Sector Público no Financiero, que aumentó 7.5% entre enero y mayo de 2018 con respecto al mismo período de 2017.
El consumo externo se cubre con las exportaciones, que hasta mayo habían crecido 5.2%, pese a que los problemas políticos de Nicaragua han provocado una caída de las exportaciones a ese país y a Costa Rica, de 30% y 25%, respectivamente. Es importante decir que las exportaciones de maquilas crecieron 16% en los primeros cinco meses de este año. Me refiero en particular a esas exportaciones porque cuando se aumentó el salario mínimo los directivos de la ANEP vaticinaron un quiebre de las maquilas.
¿Y cómo se determina la mayor inversión de las empresas?
En el caso de las empresas privadas una variable fundamental para conocer sus inversiones es el crédito que demandan de los bancos, el cual aumentó 6.7% entre enero y mayo de este año. Otra variable es la importación de bienes de capital (maquinarias, herramientas y equipos), que hasta mayo de este año había aumentado 2.7%. El mayor aumento se dio en el comercio, electricidad, agua y construcción.
También están los anuncios de inversión que hacen las empresas, aunque esa información no es tan precisa, pues muchas empresas no hacen anuncios y otras no invierten los montos que anuncian. También hay que ver la evolución de la inversión extranjera neta, que en el primer trimestre del año aumentó 42%.
En el caso de la inversión del Estado, la inversión del Sector Público No Financiero aumentó 35% entre enero y mayo. Se trata de un porcentaje muy elevado.
Volviendo a la producción, ¿cuáles son los sectores más dinámicos?
El más dinámico es el de la construcción, cuyo crecimiento fue de 11.8%. Cuando ese sector crece arrastra 43 de las 45 ramas de la economía. Otro sector muy dinámico es el comercial, cuya tasa de crecimiento fue de 8.4%. Le siguen las actividades de apoyo a las empresas (casi 6%), la industria (4.6), información y comunicaciones (4%). Pero todos los demás sectores también han crecido.
¿Cuál es la relación entre inversión, producción y empleo?
El dato que ofrece el ISSS, hasta febrero, es que hay 7,783 empleos nuevos en el sector privado con respecto a febrero de 2017.
El empleo generado puede ser mayor, pues el ISSS solo reporta a las personas que cotizan para la seguridad social. En el agro, por ejemplo, donde trabaja más de medio millón de personas, solo 13,836 personas cotizan en el ISSS.
¿Por cuáles otras razones es positivo que aumente la producción?
Porque hay más dotación de bienes y servicios para la población, los precios se estabilizan, los ingresos del Gobierno crecen, entran más dólares a la economía (si aumenta la producción exportable) y pueden mejorar los salarios y las condiciones de vida de la población. Eso último es fundamental, porque un crecimiento económico en medio de un congelamiento salarial solo conduce a elevar la ganancia empresarial.
De manera que el crecimiento económico no dice nada si no mejora las condiciones de vida del pueblo.
¿Y cómo va la inflación?
Hasta mayo era de apenas 0.27%. El año pasado fue de 2.04%, un porcentaje también pequeño.
Esos porcentajes muestran que la economía mantiene un sólido equilibrio monetario y de precios, que favorece el ingreso de la población y no afecta los costos de las empresas.
El valor de la canasta básica urbana disminuyó de 200.39 dólares en diciembre de 2017 a 196.57 dólares en mayo de 2018. El valor de mayo es casi el mismo de diciembre de 2016, cuando estaba en 194.58 dólares y no se había dado el aumento del salario mínimo.
El valor de la canasta básica rural cerró en mayo de este año en 138.81 dólares, casi el mismo valor de diciembre de 2017, cuando estaba en 137.84 dólares; para diciembre de 2016 estaba en 138.91 dólares. O sea, hoy es incluso un poco más bajo que antes de aumentar el salario mínimo.
¿Podemos decir, entonces, que quienes vaticinaron una crisis debido al aumento del salario mínimo erraron?
Totalmente. El año pasado crecieron la inversión, la producción, las exportaciones y el empleo y la inflación fue baja. Este año están creciendo más esas mismas variables y la inflación es aún más baja. Sin embargo, siempre hay que señalar que lo que necesitamos es sobre todo una mayor producción de bienes y servicios básicos y sin afectar el medioambiente, más empleo y mejores salarios. La competitividad de las empresas (un término dudoso, pues en las economías más grandes hay mucho proteccionismo) no debería descansar en los bajos salarios.
La economía lleva un buen ritmo en lo que va de año, pero necesita más empuje.
