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La Educación bajo asedio

José Roberto Osorio
Sociólogo

El sistema educativo del país se encuentra bajo asedio por factores  externos, find que afectan sensiblemente a su normal desempeño.  Tal carácter,  hace  que el abordaje  y tratamiento de los mismos  supere los límites  del sistema educativo y se transforme  en un tema de  país, en función de su desarrollo integral.  Es muy  difícil que la educación cumpla eficazmente los fines sociales y de  desarrollo que la norma  y las  apreciaciones  políticas  le asignan, mientras  los factores inhabilitantes no se  resuelvan.

En orden de  afectación, el crimen y la violencia están causando severos daños en el sistema educativo. Se han perdido valiosas  vidas  humanas  de estudiantes  y maestros, padres y madres de  familia y las noticias diarias informan de  deserción y ausentismo estudiantil ocasionadas por amenazas de los  grupos criminales. Los  estudiantes  ya no pueden transitar libremente para dirigirse  a las  escuelas, lo que  contraviene el derecho  de libre movilidad de  las  personas  en el territorio y en particular  el Art. 4  de  la Constitución: “Toda persona es libre en la República….”

La  dinámica y estructura familiar también afectan a la educación. Familias  disfuncionales y desintegradas no  son precisamente las  que ponen en primer  plano la educación de los hijos. Como el proceso de descomposición de  esta célula social continúa,  ya que los factores causales  permanecen intactos,  este problema se mantendrá deteriorando al sistema educativo. La  EHPM 2013 informa que una de  las  causas  de no asistencia a clases, es “los  padres no quieren”, lo que involucra al 17.5% del total de  personas  consideradas.

Relacionado con lo anterior, la  situación económica del país también afecta profundamente a la educación, al menos en dos  sentidos.  La capacidad del país para generar oportunidades y empleos se   ha visto severamente limitada  por las debilidades de  la economía, que ha venido funcionando precariamente desde  la crisis financiera internacional ocurrida  en 2008. Por  ello, las  familias  han visto disminuir crecientemente sus ingresos  y a pesar de las considerables  ayudas  para estimular la presencia de los estudiantes  en las  aulas, la posibilidad de enviar a  los hijos a  la escuela, en particular a  las privadas, se ha visto debilitada. Sobre todo, la  difícil condición de la economía ha hecho estancarse  o disminuir la captación de ingresos para el fisco, lo que complica el proceso de  redistribución y mantener  funcionando al sistema educativo. La migración está crecientemente impulsada por el auge del crimen. Así lo demuestran los hechos y las  evidencias -no opiniones- en tanto las  familias que desean poner a  sus hijos  a  salvo,  los envían a otros países.  Los estudiantes que migran interrumpen, su proceso de  formación y la  continuación del mismo es  incierta, lo mismo que  su condición en otros países.

Finalmente, el poco valor  social que tiene la educación en el país, incide  en cómo funciona el sistema. Con frecuencia se  escuchan opiniones de  jóvenes, como:  “es  poco útil estudiar ya que los niveles  alcanzados no favorecen encontrar empleo u ocupación decente”. O, “para este trabajo de limpieza  no necesitaba ser  bachiller”. La  encuesta de  hogares y propósitos múltiples  2013, en un cuadro con información de  enorme interés, muestra que de 284,325 personas  de  entre 4 a 17 años que no asisten a la escuela, 67,208 (24%) señalan que no lo hacen por que “No le interesa”.  Entendiendo que  está asumiendo la gravedad de la afectación de la violencia y las otras condiciones adversas en la vida nacional y en particular  en la  educación, es promisorio que muchos actores  analizan iniciativas  y esfuerzos para evitar que continúe el deterioro de la educación en el país.

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