Luis Arnoldo Colato Hernández
Los sistemas educativos son el medio a través del cual se transmite a los jóvenes, conocimientos y dominios útiles a su desarrollo; son una herramienta que debiera asegurar la perpetuación de la memoria colectiva, la identidad a través de esta, y consecuentemente, el medio por el cual se moldee el devenir de los pueblos.
Sin embargo, son básicamente un programa en desarrollo, lo que implica que pueden manipularse por intereses políticos.
La historia abunda en ejemplos: los nazis ofrecieron para el caso a sus juventudes una versión muy particular del origen de la vida, la cual surge del “universo de nieve”; según esto la materia emerge del hielo, que en un pasado remoto domino al infinito. Suma a lo anterior el que los arios emergieron de aquellas condiciones primigenias, forjándose en el furor de las estrellas que los arrojaron a este mundo con el mandato de “pastorear a los subhumanos que lo habitaban”.
Narrativa interesante, ¿no?
Por otro lado, debemos acotar en este punto el que un sistema educativo debe caracterizarse por transmitir conocimientos basados en verdades científicas comprobables, y no en supuestos imaginarios, los cuales deben reducirse al dominio del folcklor y las tradiciones heroicas, que interpretan a las fuerzas fundamentales de la naturaleza mediante dioses y mitos, útiles por extensión al dominio de las masas.
Podemos, además, inferir lo fundamental que es el que los sistemas educativos sean diseñados e implementados por peritos pedagogos, cuya labor sea regulada y colegiada legalmente, amparado constitucionalmente, para procurar un ejercicio próximo al ideal de formar generaciones dotadas de conocimientos prácticos y útiles al desarrollo individual y colectivo, con el fundamental vertebrado moral y ético que hará del ciudadano, uno verdaderamente necesario al progreso.
El ejemplo anterior, sin embargo, demuestra crudamente como los intereses de regular fascistas, manipula intencionadamente cualquier recurso que resulte útil al ideario de imponer en el imaginario ciudadano, verdades retorcidas que se la correspondan.
Es el caso que algunos elementos de la actual administración, impulsan en el MINED la iniciativa de producir nuevos programas de estudios sociales, con una interesante revisión: las aportaciones que el ciudadano presidente y su familia han brindado al desarrollo y progreso patrios.
Todo programa educativo debe en rigor revisarse periódicamente, actualizándose y al docente, cumpliendo rigurosamente con el propósito de la objetividad y fiabilidad histórica; deben entonces cumplirse condiciones mínimas que se correspondan con el interés pedagógico que impulsa la revisión, y no con otra iniciativa.
El interés de integrar las aportaciones que cualquier persona hace a un país no es perverso en sí mismo, cuando los supuestos progresos de su administración no son expuestos sesgada e interesadamente a través de grandilocuencias, pues ello no es más que bajera y vulgar propaganda.
Entonces, la revisión que en breve se emprenderá no debe ser producto de una reprensible visión politiquera e interesada, por lo que en estas condiciones más valdría emprender la revisión de los programas en cuestión en términos pedagogos, pues el futuro, los educandos y la nación, la urgen es esos términos.