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La educación progresa pero no impide el desempleo, que amenaza la «cohesión social»

París/AFP

La crisis económica «no ha ralentizado» el acceso a la educación, tadalafil pero el desempleo sigue golpeando duramente a los jóvenes poco instruidos, thumb haciendo planear una amenaza sobre «la cohesión social», doctor indica un informe de la OCDE publicado el martes.

Cerca de 40% de las personas de 25-34 años tienen ahora una titulación terciaria, a comparar con el 25% entre los 55-64 años, y en numerosos países esa diferencia es superior a 20 puntos, indica el informe «Panorama de la educación 2014» de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.

La crisis económica de 2008 «no ha ralentizado ese proceso de expansión» y en los países emergentes «las tasas de escolarización -que eran relativamente bajas- aumentan a un ritmo más sostenido que en los países industrializados», señala Angel Gurría, secretario general de la OCDE, citado en un comunicado.

No obstante, el aumento del nivel de competencias de la población no siempre es una defensa contra el desempleo que afecta a las personas con diplomas de educación superior, «en particular los jóvenes».

Numerosos gobiernos manifiestan su preocupación por «el aumento del desempleo entre los individuos más instruidos».

En los países de la OCDE, la tasa de desempleo de los diplomados de la educación superior alcanzaban como media 5% en 2012 (contra 3,3% en 2008), pero llega a 7,4% entre los 25-34 años (4,6% en 2008). A título de comparación, la tasa de desempleo de las personas de 25 a 34 años cuyo nivel de formación es inferior a la enseñanza secundaria alcanzó 19,8% en 2012 (y en muchos países las cifras son aún más altas), cuando era de 13,6% en 2008.

Estas cifras confirman que son los jóvenes poco instruidos a los que la crisis económica «golpea más duramente».

En materia de salarios, las diferencias «siguen profundizándose» entre los adultos muy instruidos y los que lo son menos. Además, en valor relativo, los ingresos del trabajo de los adultos medianamente instruidos se aproximan a los de los adultos poco instruidos, lo que confirma la tesis de la «erosión de la clase media».

Por otra parte, un nivel poco alto de formación y de competencias tiene asimismo «numerosas repercusiones sociales», entre ellas «la percepción del estado de salud, la acción benévola, la confianza interpersonal y la eficacia política», recalca la OCDE, que advierte sobre los riesgos de un «deterioro de la cohesión social y del bienestar».

El porcentaje de adultos que se declaran en buen estado de salud varía 23 puntos según que su nivel de formación sea o no alto. Esta diferencia es particularmente importante en Polonia (38 puntos).

En la confianza en los otros, la diferencia es de 16 puntos según que el nivel de formación sea o no alto. Las mujeres confían más en los demás que los hombres. La diferencia es particularmente importante en Dinamarca (31 puntos).

Sobre la participación en actividades de voluntariado, la diferencia varía 10 puntos como media, pero la palma recae en Estados Unidos (26 puntos).

Finalmente, en lo que respecta a la eficacia política, el porcentaje de adultos que se consideran «consultados acerca de las medidas tomadas por el gobierno» varía 20 puntos como media.

La  educación y las competencias son «dimensiones cada vez más importantes de la desigualdad social, pero constituyen también una parte de la solución al problema», señala Gurría, manifestando el deseo de que el nivel de formación se traduzca por una «movilidad social».

Comentando los resultados de un estudio realizado en 2012, Gurría recalca que «los niños hijos de padres poco instruidos han sido cada vez más excluidos de las ventajas que aporta la expansión de la educación de la que se beneficia la mayor parte de la población».

«E incluso cuando esos individuos han accedido a la educación, su medio desfavorecido se ha conjugado con una educación de menor calidad que a menudo les estaba reservada, de manera que sus adquisiciones escolares no los han ayudado a ascender en la escala social», escribe.

La OCDE tiene 34 países miembros, en su mayoría desarrollados pero también emergentes. De América Latina, sólo México y Chile forman parte de la organización, aunque varios otros países de la región, como Colombia y Costa Rica, están en proceso de adhesión.

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