Damasco/Prensa Latina
En una acción sin precedentes, Estados Unidos lanzó en las últimas horas ataques selectivos contra las agrupaciones Kataeb Hezbolá y Kataib Sayid al Shuhada, en la frontera entre Siria e Iraq.
Las mencionadas organizaciones, sobre la base de acuerdos concretados de manera legal, cooperan con las fuerzas armadas sirias en el combate contra dispersos efectivos del grupo terrorista Estado Islámico, Daesh, que operan en el vasto desierto de Al Badiya, en una extensa zona colindante en el norte con Iraq.
En ese contexto, el vicepresidente primero de la Comisión de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia, Vladimir Jabarov, condenó hoy esa acción estadounidense y subrayó que ‘es ilegal y constituye un bombardeo al territorio de un Estado soberano’.
Dicho acto ‘es grave y podría conducir a una escalada de la situación en toda la región, advirtiendo que tales acciones podrían conducir a ‘un conflicto enorme’, precisó el alto funcionario ruso.
Las repercusiones, aún sin precisiones sobre lo sucedido en el terreno y en diversos medios de comunicación, indican por otra parte que las declaraciones de Lloyd Austin, secretario de Defensa de la administración de Joe Biden, son confusas porque señalan sin claridad que ‘permiten y alientan a los iraquíes a investigar y desarrollar inteligencia para nosotros’.
Para analistas de la situación, no es casual que tales ataques no están dirigidos contra el Daesh y sí a Kataib Hezbolá, cuyo principal líder, Abu Mahdi al Muhandis, murió asesinado en enero del 2020 junto al jefe de las fuerzas iraníes, Qasem Soleimani.
Se trata, según los antecedentes divulgados, de impedir que Siria reciba respaldo en la lucha antiterrorista, en particular cuando los extremistas del Daesh incrementan operaciones con el demostrado respaldo desde la ilegal base estadounidense de Al Tanef, en el triángulo fronterizo noreste de Siria, Jordania e Iraq.
Por otro lado, en fuentes oficiales sirias y del movimiento libanés Hezbolá, las acciones de Estados Unidos, coaligadas en la práctica con Israel y sus continuos bombardeos con misiles contra territorio nacional, pretenden desarticular al eje de la resistencia que conforman además, Siria e Irán en defensa de su soberanía e independencia.
Al continuo asedio contra esta nación del Levante, incluído un intenso bloqueo económico, comercial y financiero, se suman ahora estas acciones en abierta violación del derecho internacional representadas además, por no menos de 13 bases militares ilegales de Washington en las provincias norteñas de Hasaka, Deir Ezzor y Raqqa.
Desde esas áreas, se saquean recursos naturales del país y el sistemático trasiego de caravanas con armamento y materiales logísticos para sostener a las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias, de mayoría kurda.
El objetivo, denuncian las autoridades, es dividir a Siria y obstaculizar cualquier negociación sensata que busque poner fin a una guerra impuesta que dura casi 10 años.