@JoakinSalazar
Sus ojos ya están cansados de llorar, sin embargo, las lágrimas se deslizan sobre sus mejillas cada vez que recuerda lo que hace 37 años atrás, cuando una mañana se levantó a preparar el alimento para su hijo, Carlos Armando Contreras, quién el 23 de junio de 1980 se despidió de ella, sin saber que ese sería el último beso que recibiría de ella. Marcelina Elida Hernández de 80 años, forma parte de un grupo de madres que durante el conflicto armado perdió un familiar, en su caso un hijo, Carlos Armando Contreras, a quién recuerda con una foto antigua y el sentimiento de no saber donde se encuentra.
Marcelina aún guarda en su corazón la esperanza de poder saber que pasó con su hijo, luego de que saliera hace 37 años de su casa, ubicada en los alrededores de la San Antonio Abad, en San Salvador, dirigiéndose hasta la colonia Jardines de Guadalupe, en Antiguo Cuscatlán, donde laboraba de albañil.
“Él iba a trabajar, en la mañana le hice su desayuno, le puse su almuerzo y me despedí de él, pero en la noche no regresó, lo buscamos, aún estamos pendientes para saber de él, ¿cómo no quisiera uno saber donde están sus restos? Lo buscamos en los Centros Hospitalarios, con la Fuerza Armada, Policía Nacional y no lo encontramos, en ese tiempo yo me enferme, de una manera en que la mente me quedo en blanco, es difícil pensar que no se sabe nada de los hijos de uno”, recuerda entre lagrimas Marcelina.
En El Salvador existen miles de historias que hoy buscan ser reivindicadas a través de la declaratoria del 30 de agosto como el “Día Nacional de las Víctimas de la Desaparición Forzada”, que es una forma de recordar a las más de 40 mil personas fueron desaparecidas forzadamente, durante el conflicto armado entre los años 70`s y 80`s.
Para las organizaciones sociales y de defensa de los derechos humanos, la declaratoria de este día radica en la búsqueda de una actitud más humana que rescate la dignidad de los familiares y de todas las víctimas de la desaparición forzada durante el conflicto armado. Y es que la declaratoria, que esperan que se realice lo más pronto posible, está enmarcada en el derecho a la verdad, reparación y reconciliación con las víctimas, derechos que el Estado está obligado a brindar.
El pasado 23 de agosto, las organizaciones solicitaron a la Asamblea Legislativa la declaratoria, misma que ha sido acompañada con la suplica de los familiares de las víctimas, como también diversas acciones, como la presentación de la Ley de Reparación Integral para las Víctimas del Conflicto Armado, propuesta que será presentado este jueves 31 de agosto.
Mientras esto ocurre, miles de madres, padres, hijos, abuelas siguen esperando, como Doña Marcelina saber algo de su hijo, “él trabajó para poderme ayudar, era madre soltera, la esperanza es que un día sepa donde está mi hijo, es muy duro, pasan años y paso con aquella cosa en mi corazón que no lo he vuelto a ver, es triste. Le pedimos a Dios un día poder saber donde están sus restos”, agregó.