Oscar A. Fernández O.
Estudiar Ética es filosofar sobre los actos humanos, ambulance health es investigar las causas supremas de ellos, sale escudriñar en lo más íntimo de la conducta del hombre, troche en la esencia de las operaciones humanas para así, vislumbrar allí los aspectos de bondad, perfección o valor, que pueden encerrar en su misma naturaleza y en su calidad de creaciones humanas. (Sánchez V.: 1967).
Muchos son los filósofos que se han dedicado analizar los temas éticos a través de lo largo de la historia. Ahora bien, entre los pensadores latinoamericanos que desarrollaron la teoría y la práctica de una ética marxista de la liberación y el antiimperialismo encontramos a Ernesto “Che” Guevara de la Serna.
El estudio de su pensamiento constituye una fuente inagotable e inapreciable en la formación y consolidación de valores éticos y socialistas para la presente y futuras generaciones del continente y se inserta perfectamente en la gran batalla de ideas que debemos realizar con ahínco contra los explotadores del mundo.
Hablar del pensamiento del Che, es hablar también de su obra, de sus actos, de su vida, de sus intentos, de sus fracasos, de sus sueños. Uno de los aspectos tal vez más significativos que explican la trascendencia del Che, la perdurabilidad de su ejemplo en el imaginario popular en distintos rincones del mundo, su especial manera de volverse universal, su “entrañable transparencia”, es la imposibilidad de distinguir en su vida, las palabras y sus actos. Es la íntima relación entre teoría y práctica, en la unidad de su ejemplo. Porque el Che fue un hombre que intentó permanentemente hacer teoría desde las prácticas colectivas, y desde su propio ejemplo.
Hablar de la actualidad del pensamiento del Che, nos coloca en primer lugar frente a la vigencia de la revolución en América Latina, donde el dejó lo principal de su obra de constructor, y lo más querido entre sus seres queridos.
La lucha por generar una conciencia socialista, se volvió en el Che una batalla cotidiana. No se trataba solamente del heroísmo de los grandes momentos, sino de la capacidad de entregar lo mejor de cada cual, para hacer posible la felicidad, no sólo del pueblo en el que pudo realizarse como creador, sino la felicidad de todos los pueblos del mundo. El altruismo, tantas veces exaltado por quienes lucharon junto al Che, era un factor orgánico de esta búsqueda.
Hombres nuevos, nuevas mujeres, se van formando con los perfiles de militantes no domesticados, lo contrario de aquellos militantes reconvertidos que para “hacer carrera”, una y otra vez bajan la cabeza, repiten la orden, transforman los roles de dirección en funciones de disciplinamiento jerárquico, y finalmente renuncian a toda rebeldía.
“No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo.”, escribía el Che en 1965 en su carta a Aníbal Quijano conocida como “El socialismo y el hombre en Cuba”.
El Che denuncia de manera categórica el recurso de tomar “como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. Las motivaciones de “la sociedad donde la filosofía es la lucha del hombre contra el hombre, de los grupos contra los grupos y la anarquía de la producción” no podrán ser despertadas y utilizadas eficazmente para servir a una sociedad basada en el poder popular. Ésta exige control riguroso y consciente, “la colaboración entre todos los participantes como miembros de una gran obra para dejar de ser lobos entre sí” .
Su proyección humanista que parte siempre del hombre como protagonista del proceso revolucionario, defensor del compañerismo, la identificación con los trabajadores, la preocupación por la familia y por los hijos, hacen de él un hombre capaz de vibrar ante las injusticias que pudieran cometerse en cualquier lugar del mundo. Así el Che Guevara realiza una de las contribuciones más ricas y significativas al desarrollo del humanismo marxista.
El marxismo del Che es profundamente anti dogmático y por ello fue repudiado, calificado como escándalo teórico, cuando no se podía criticar a la Unión Soviética. Las posturas teóricas del Che durante el Gran Debate Económico van marcando su distanciamiento de los centros de poder, hasta llegar a la ruptura pública en el “Discurso de Argel”, en 1965 (López G.: 2006) El Che era un fiel seguidor de las teorías marxistas y precursor de sus ideas, pero manifestaba que el legado de Marx se debía concebir como una guía para la acción, un preámbulo que se alimentaria con la práctica cotidiana.
Con el Che, vemos un proyecto integral económico, ético y político. En cierta medida se convirtió en un teórico de la revolución, que analizó mucho los senderos del socialismo e insistió en que cada nación debía pensar por sí misma y trazarse sus propias estrategias, de acuerdo a sus condiciones, sin necesidad de copiar modelos. Aquí se evidencia como el Che con su visión, se anticipó al triste escenario que tendría que contemplar el mundo años más tarde.
Hoy, en los albores de este siglo XXI, dónde pareciera que todo lo logrado por la humanidad se pierde, incluso la esperanza, el Che regresa, evidenciado en la resistencia de los pueblos y el valor permanente de las ideas y del ejemplo. Sin embargo, el pensamiento del Che sigue encontrando escollos y ha tenido que ir ganando espacios paulatinamente, aún entre algunas expresiones de izquierda.
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