Rolando Alvarenga
@bachiboxx55
Antes de llegar al karate, medical Jorge Merino estuvo en el fútbol y casi se mete al boxeo, healing pero, al final, se inclinó por el karate donde el tiempo y los resultados se han encargado de demostrar que fue su mejor decisión.
Lo anterior se desprende de su relato, contado en primera persona a Diario Co Latino, tras quedarse con la medalla de plata en los Juegos Panamericanos Toronto 2015.
El Relato
“Mi nombre es Jorge Alexander Merino Coto y nací en San Salvador el siete de enero de 1993. Comencé a los siete años mi vida deportiva en la Academia de Fútbol La Chelona, inicios donde mis padres siempre me apoyaban, llevándome y trayéndome a las clases de fútbol.
Teniendo 11 años, fuimos a unas peleas de boxeo con mi papá, atendiendo invitación de un amigo y, al final de la cartelera, el amigo que nos había invitado le planteó a mi padre la posibilidad de que yo me dedicara a la práctica de este deporte. Casi acepto, pero tuve dudas y entonces averiguamos sobre las clases de karate y me inscribió.
Mi primera clase fue en noviembre del año 2004 con mi primer profesor y, ahora compañero de selección, Héctor Paz.
Por ser muy importante el inicio para el atleta, siempre le estoy muy agradecido a Héctor Paz. Recuerdo que me daba pena gritar a la hora de las katas, pero se me fue pasando poco a poco. En un inicio, mi familia no estaba de acuerdo en que practicara karate ya que, debido a mis pocos años, yo era muy delgadito y pequeño, pero me había gustado mucho y estaba decidido a quedarme. Al mes de haber iniciado mis entrenamientos, llegó mi primera competencia que fue en Santa Ana en diciembre de 2004.
Sin saber mucho de reglas, pero haciendo mi lucha, quedé en segundo lugar y, desde esa medalla, me encantó el karate y me salí por completo de fútbol. Luego, mi instructor, Héctor Paz, tuvo que retomar clases en la universidad y ya no le quedaba tiempo para entrenarme. Entonces, me pasé al Dojo (gimnasio) de Heriberto Barillas, hermano de mi entrenador actual: Emilio Barillas. Estuve ahí un par de meses y después me pasé al Dojo del profesor Oswalds Mata en la UCA, pero solo fui a dos clases porque me quedaba muy lejos.
En 2005, me cambié al Dojo Ávalos, con el profesor Édgard Ávalos, con quien me he mantenido hasta la fecha.
Recuerdo que en ese año (2005) fue la primera vez que me llamaron a la Selección Infantil para un torneo en Guatemala. Tenía que estar llegando los sábados a las 8:00 de la mañana para entrenar con la Selección Juvenil. Este llamado fue motivo de una gran felicidad.
Llegó el día del torneo, que fue en junio, y quedé en primer lugar en kata y segundo en combate. Me sentí muy feliz con estos resultados porque mis padres me acompañaron en este torneo.
A finales de ese mismo año, me llamó el profesor Nelson Farías de Brasil para que me integrara a la Selección Juvenil para los CODICADER en la categoría -45 kilos, propiciándome mucha emoción y, desde entonces, empecé a entrenar con la Juvenil y la Mayor. Entrenar con la Selección Mayor fue gracias al permiso de Farías, lo cual me permitió combatir contra los titulares de dicha selección que eran: Emilio Barillas, Carlos Galán, Aarón Pérez, Héctor Paz, Heriberto Barillas y Gamaliel Pérez, entre otros. Ellos me apoyaban mucho y me ayudaban entrenando conmigo. Aunque no me pegaban por ser muy pequeño de edad y estatura, me ayudaban mucho. Y eso ha sido, en parte, lo que con el transcurso de los años me ha permitido avanzar en el alto rendimiento y estar en los primeros lugares de los -84 kilos, a nivel panamericano.
Recuerdo que en el Dojo entrenaba con Kelvin, Cristian y David, ellos eran mayores que yo, pero me gustaba entrenar con los mayores porque el ser golpeado por ellos me fortalecía y, cuando combatía contra rivales de mi edad y categoría, me hacía sentir fáciles los combates.
En septiembre de 2006, se me llegó la hora del debut internacional en mis primeros CODICADER en Panamá. Todos mis compañeros decían que yo era segura medalla de oro, pero en ese torneo perdí la final ante un panameño y quedé en el segundo lugar. Anímicamente, quedé muy mal, pero me repuse rápido y le metí el doble a mis entrenamientos. A mis 14 años, vino mi segunda oportunidad en Juegos CODICADER, que fueron en Guatemala en 2007. Ahí gané la medalla de oro al mismo panameño que me había ganado en el torneo anterior (2006); y ese mismo año fueron los primeros juegos JEDECAC en Puerto Rico y gané oro en la misma categoría de combate,
superando al rival venezolano.
De ahí en adelante, empecé a encadenar una serie de buenos resultados consecutivos que se mantuvieron durante toda mi etapa juvenil de los 13 a los 17 años.
En el año 2008, tuve mi primera y única lesión grave en el dedo gordo del pie derecho. Fue una infección interior, producto de un pisotón de un rival en el transcurso de una pelea, hundiéndome el hueso. En ese entonces, mi mayor preocupación era la participación en los Juegos del CODICADER, cuya realización estaba a dos meses. El doctor me había dicho que estaba difícil que yo pudiera competir, pero, gracias a Dios, pude hacerlo y quedé campeón.
Más adelante, a los 18 años de edad, entré a la etapa de mayores, debutando en mi primer Campeonato Centroamericano, en el cual clasifiqué a la final de -84 kilogramos.
En la disputa por el oro, perdí ante mi compatriota y ex entrenador: Héctor Paz. Posteriormente, y en este mismo torneo, gané el primer lugar en la categoría Open; ese mismo año obtuve la clasificación para los Juegos Panamericanos de
Guadalajara 2011 y terminé en el cuarto lugar.
El año pasado también disputé los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Veracruz 2014, donde nuevamente perdí la final de -84 kilogramos ante César Herrera de Venezuela.
Recién acabo de disputar la gran final de los Juegos Panamericanos de Toronto, donde estuve a pocos segundos del metal dorado ante el argentino Miguel Amargos, a quien ya le había ganado en dos oportunidades, pero un golpe de último momento me privó de una medalla.
Ganando o perdiendo, mis padres y mi familia siempre me han apoyado, recibiéndome de la mejor manera y reconfortándome para que siga
adelante. Gracias a este apoyo, y al de tanta gente involucrada en el karate, he logrado ganar un resto de títulos de muchas jerarquía y trascendencia para el deporte salvadoreño en el campo internacional”.
El resumen
Habiendo coleccionado cualquier cantidad de medallas de oro nacionales, centroamericanas, regionales, iberoamericanas, panamericanas y un bronce juvenil mundialista en 2013, Jorge Merino se propone llegar, algún día, a pelear por el título mundial de su categoría. Algo que espera lograr con su potencial y el apoyo de las diferentes entidades deportivas salvadoreñas.
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