Dr. Fredy Rosales Meyer
Médico Pediatra, Neonatólogo.
En el proceso de deglución del bolo de leche materna o de leche de fórmula, intervienen:
a) La lengua: que empuja la leche hacia atrás contra la pared posterior de la faringe (garganta);
b) La almohadilla de Passavant: la cual cierra la comunicación existente entre la faringe y la parte posterior del conducto nasofaríngeo, a nivel de las coanas, evitando así que la leche se salga por la nariz. De hecho, accidental y ocasionalmente podemos vivir esa experiencia si nos distraemos al comer o beber. Así el bolo de leche se encamina y dirige hacia la entrada del esófago, como ya se dijo en la encrucijada esófagolaringea, Ver Fig #49 y Fig. #50 A y B.
c) La válvula epiglotis que se cierra para que la leche no se desvíe hacia la tráquea, hacia los pulmones. Ver Fig. #50 B.
Esto sucede así, cuando el niño se encuentra sentado con su cara de frente a la fuente de producción de leche materna, el seno materno; o de frente al biberón. Lo mismo ocurre en el adulto.
Por supuesto que las variantes en la posición que la madre asume para amamantar al niño, alteran el proceso de deglución o tragado como lo es la lactancia acostada, y la lactancia con la cara del niño de lado al seno materno o en las otras variantes ocasionales que se mencionarán posteriormente.
Todo este proceso es coordinado y continuo según la madurez del niño. Cuando el trago de la leche pasa por la encrucijada esófago/laríngea este se dirigirá directamente hacia el estómago, activándose el reflejo de apertura del cardias, el cual es un anillo muscular que permite el paso de los alimentos del esófago hacia el estómago, que también impide que los alimentos regresen al esófago y se salgan en retroceso por la boca.
Toda esta cadena de reflejos autónomos es involuntaria o automática, y existen ya dentro del vientre materno manifestándose plenamente al nacer el niño. Una observación hay que hacer y es que un bebé al nacer le falta madurez, por lo que esta inmadurez se manifiesta también en la falta de control exacto del proceso de activación de los reflejos y de la alimentación. Incluso estos reflejos por ser automáticos o involuntarios, sin control por la voluntad del niño, se activan o manifiestan aun estando el niño dormido, por lo que es necesario y muy importante que la madre preste mucha atención y no se distraiga cuando amamanta a su niño; y que también ella no se encuentre dormida, para que en el caso de que se presente un tropiezo en la continuidad de esta cadena de reflejos, que podría terminar en una asfixia o ahogamiento del niño, la madre esté alerta a prestar auxilio a su hijo. Despierta y alerta. Ver Fig. # 46
Si el bebé súbitamente suelta el pezón deja de succionar, este alerta porque se está ahogando o vomitará. Apártelo gentilmente, siéntelo bien, párese usted y póngalo sobre su hombro. Dele palmadas firmes sin temor; pero suaves, en la rabadilla para que expulse o eructe el aire pues seguramente ha tragado mucho aire, quiere expulsarlo; el hecho de estirarse el estómago del niño por el aire deglutido en exceso le da náuseas. Si le da tos o estornudadera, la leche puede estar encaminándose por camino equivocado hacia los pulmones. Permítale descansar; luego de un momento continúe su alimentación. Si el no desea mamar no lo obligue. Espere otro momento.
Para las madres: si las figuras anteriores (fig. 49 y fig. 50) las giramos, como que si el niño estuviese acostado de espalda, con su cara hacia arriba o de lado; la lengua y los músculos del cuello empujan la leche contra la pared posterior de la faringe o la garganta, y al llegar en un continuo a la encrucijada esófagolaringea, allí la leche se estanca, se retiene, se empoza y en su rebalse parte de la leche sigue su curso normal entrando al esófago; por otra parte la leche entra por una epiglotis mal cerrada hasta la tráquea y de allí a los pulmones. Este atoramiento, atragantamiento, produce tos, vómito y/o estornudo. Procurando expulsar la leche que se desvió hacia la tráquea y a los pulmones.
Dependiendo de la cantidad de leche desviada por la ruta equivocada hacia los pulmones, hay asfixia y el niño se pone morado, pálido, sudoroso, cansado; en casos extremos de aspiraciones masivas de leche hacia los pulmones el niño puede fallecer. Sobre todo, cuando se agregan otras condiciones: dolor postparto en la madre, agotamiento materno después del parto, obnubilación por anestésicos aplicados a la madre dormida profundamente, oscuridad en la habitación, producción abundante de calostro o de leche madura. En la Fig # 52 girada o invertida como que si el niño se encontrara acostado, de espalda y con la cara hacia arriba o con la cara acostado de lado y de frente al seno materno derecho, podemos observar el estancamiento de la leche y el posterior rebalse en el sitio de la encrucijada esófagolaringea (Fig. # 52 D Y E); y otras condiciones que se unen para lamentar una desgracia.
*FISIOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN AL SENO MATERNO
Repetimos: cuando un niño recién nacido se amamanta en posición sentado o parado, si es un niño mayor que ya se para el bebé succiona la leche, la embolsa y la traga. Al impulso que le proporciona la contracción de los músculos del cuello y garganta del niño, llamémosle fuerza de contracción. Impulsa la leche directo hacia abajo con dirección al esófago y luego al estómago. Hay otras dos fuerzas que contribuyen a que el bolo o trago de la leche se dirija en caída directa hacia el estómago. El peso del trago de leche y la fuerza de gravedad. Esta fuerza (la fuerza de la gravedad) como complemento de la ingestión de la leche, es externa al niño y actúa desde la Tierra atrayendo el bolo o trago de leche materna hacia abajo, o sea hacia el estómago directamente.
Sí el bebé se amamanta estando sentado o parado, según sea el caso y al mismo tiempo también se encuentra DESPIERTO, ALERTA, la cadena sucesiva de eventos de la ingestión de leche es continuo, fácil, fluido, sin contratiempos. Ver Fig. #51 A.B.C.D.E.F.