La leche que penetra al oído o al pulmón sufre descomposición o se fermenta como dicen las madres, contaminándose luego con microbios propios de la leche (Bacillus lacticus) o con microbios que originan enfermedades como los neumococos, haemophyllus, Echerichia coli. Esta última es una bacteria del tubo digestivo que contamina oídos y pulmones por aspiración de los vómitos del niño; enterobacterias y otras que provocan brotes agudos, recurrentes o recidivantes y crónicos de infecciones en los oídos del bebé.
Repito sí la madre se encuentra dormida, inconsciente de lo que hace o pasa, en la oscuridad de su cuarto, con dolor post-parto y con una buena producción de calostro o leche madura, su capacidad para auxiliar al niño ahogándose, es más difícil o nula para responder con urgencia, lucidez y capacidad total que se necesita en el momento preciso. Ver Foto #46.
El hecho de que la leche se ingiera estando acostado, que provoque tos o vómito y que salga por la nariz provoca obstrucción, congestión o entapiazón nasal. Un motivo de consulta muy frecuente en la consulta ambulatoria de recién nacidos. Su prevención es muy sencilla: Siéntese para darle de mamar y que su bebé mame también siempre sentado.
Hay algo que llama la atención y es que un bebé puede mamar y dormir al mismo tiempo. Tragar y dormir al mismo tiempo. Esta última condición, dormir profundamente, no favorece la buena coordinación de los reflejos automáticos que son también inmaduros en el recién nacido. No se puede dormir profundamente y tragar al mismo tiempo, pero los bebés si lo hacen y no se puede evitar totalmente por lo que cuando se le esté alimentando hay que provocar a propósito el mantenerlo despierto retirándole o jalándole el pezón intermitentemente. Sí lo vuelve a apretar es porque está medio despierto y puede seguir mamando; si lo suelta es porque está bien dormido. Sepárelo del pezón, hágalo eructar y acuéstelo a dormir. Hay que estar pendiente de él, ya lo sabe. No se descuide, así evitará una asfixia. De usted depende todo.
Repito si el niño duerme con la madre y tiene hambre buscará la chiche dormido. El olor de la madre y de la leche lo atrae. Mamará, tragará y dormirá, aunque usted no quiera. Por lo que surge una recomendación muy importante para usted, que para que el bebé esté sano tiene que estar usted alerta, despierta para amamantarlo y debe el niño de comer sentado para asistirlo y debe de dormir solo para que no lo enferme de sus enfermedades transmisibles propias de la madre. Solo así podemos tener niños sanos y con mejor pronóstico de calidad de vida para toda la familia.
Para resolver el problema de ¿en qué lo pongo a dormir, si no tengo en qué?, se lo mencionaré más adelante al referirme al nicho o nido del bebé.
Ahora quiero referirme a otros hallazgos relacionados e importantes para el tema que nos ocupa: nuestra percepción del mundo que nos rodea.
Un niño al nacer está capacitado para percibir con todo su ser: el cuerpo físico y sus sentidos pues son una parte de su ser. Con el contacto de los otros seres humanos, principalmente los padres y otros que le rodean; ellos de alguna manera desde que nace le describen el mundo en que se encuentra existiendo (o sea la sociabilización), pierde funciones corporales perceptivas y al final de su entrenamiento termina usando solo los sentidos físicos para percibir lo que le rodea. Es un hecho bien conocido y aceptado que las mujeres mantienen en funcionamiento un sexto sentido que les permite percibir el mundo como un recién nacido.
El sentido de la vista ocupa el 85 % de nuestra percepción sensorial; el oído utiliza un 10 % y el 5 % restante lo usa el sentido del olfato, el tacto y el sentido del gusto.
Quiere decir que según el orden de importancia así debemos cuidar los sentidos. Los ojos como están a la vista externos al cuerpo, nos es un poco fácil cuidarlos. Pero de los oídos no vemos donde está ubicado su núcleo u órgano de percepción de los sonidos por lo que les damos poca importancia lo que no quiere decir que no debemos cuidarlos. Ver Fig. # 59
De allí el esfuerzo de intentar explicar y hacer entender cómo los oídos se enferman y cómo cuidarlos de forma sencilla: sentando al niño para alimentarlo siempre. Un trastorno de percepción que involucre a los oídos con un déficit auditivo se traduce de forma simple: trastorno de aprendizaje, de conducta y de lenguaje.
Quiero recomendar que para poder digerir estos conceptos es bueno leerlos poco a poco, por sorbos, sin empalagarse, para no aburrirse y no abandonar el objetivo. Y a propósito ¿ya usted se ha preguntado por qué escucha mejor con un oído que con el otro?, ¿qué se escucha mejor con el oído izquierdo, que con el oído derecho?