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La falsa democracia se desmorona en Latinoamérica

Néstor Martínez
Periodista/Escritor

Brevísimo repaso de historia, pasada y presente, latinoamericana: sobre la espalda de los pueblos se carga todo, aguante o no aguante, de vez en cuando se le acaricia la espalda para convencerlo de que su carga no es nada, que le es beneficiosa, que el amo de turno tiene dinero porque es designo de Dios y cada quien con lo suyo. Democracia le dicen.

Pero esa idílica imagen del paraíso “democrático” tiene sus problemitas de vez en cuando: los pueblos se cansan de las cargas impuestas quiera o no, de mantener vivianes llamados oligarcas, políticos, explotadores, transnacionales, millonarios y un largo etcétera que los diferencia de la palabra pueblo, y estalla la sociedad de varias maneras.

Para evitar ese inevitable encuentro social, se crearon los ejércitos y diversas formas violentas de control, se procuró ayuda de Estados Unidos a cambio de que se sumaran a la expoliación con reparto de dividendos nacionales e internacionales.

Así llegaron las dictaduras militares, la guerra de guerrillas y diversas formas de enfrentamiento entre los pueblos oprimidos y los que explotan la patria como su propiedad, además de venderla pedazos a pedazos.

Pasó una época oscura con miles de muertos, secuestrados, desaparecidos, lesionados, sociedades divididas, sea por ideología o religión utilizada para calmar los ánimos bélicos. En fin que desaparecieron las guerrillas, se calmó la belicosidad e iniciaron procesos de paz, pero esto en realidad solo era la máscara porque en el fondo la situación no cambia. Ese paraíso no llegaría nunca.

Las cifras demostraban que varias regiones de Latinoamérica avanzaban con viento en popa en su economía, pero las cifras no reflejan la miseria del pueblo, solo son indicadores en que el total global de ingresos de un país, por ejemplo, se ¡divide entre todos! tirios y troyanos y el resultado es ¡la bonanza del país! Nada más falso, de nuevo el pueblo es utilizado para demostrar progreso sin tenerlo.

De súbito los pueblos se rebelan otra vez, ya no aguantan con las cargas y en especial la carga de mentiras de gobernantes servidores de los poderosos intereses económicos.

Estalla Argentina, estalla Ecuador, estalla Colombia, y estalla el mejor ejemplo de paraíso neoliberal: Chile.

La caricia al pueblo de los medios de comunicación ya no sirve. Las redes sociales estallan, sin necesidad de ideología los pueblos se rebelan: en Argentina la carga impositiva recetada por el Fondo Monetario Internacional es demasiado pesada: en Chile, paraíso de la Escuela de Chicago, el pueblo despierta del ensueño a la pesadilla neoliberal; en Ecuador tampoco van a permitir que les pongan la carga encima del Decreto 883. Tampoco en Colombia aguantan.

Ya no son guerrilla “comunista”, este fantasma ya no asusta, ahora son pueblos sin cabeza visible que cortar. Entonces salta la bestia dormida: los ejércitos en su papel nada nuevo de represores, de esclavos de sus amos los poderosos que tienen apropiada la economía y la formas de favorecerse con ella.

Como ya no hay “comunismo” ahora es Venezuela y Maduro; agentes de Cuba, Rusia, los medios de comunicación que no se someten a los caprichos de políticos y explotadores, de “vándalos”, de terroristas, de “indios analfabetas”. Salen los demonios del racismo, del odio de clases en todo su esplendor. Nada ha cambiado en América Latina.

La creencia en que las elecciones son la máxima expresión popular se resquebraja, se desmorona: cae Evo Morales, asciende Bolsonaro; incendiario de la Amazonia en el mejor estilo neronesco, amante del amo del norte, amante de militares represores. Al momento de subir al poder, los mandatarios se olvidan de quien los llevó al poder y sigue la rueda de caballitos política, mientras el pueblo espera los beneficios que como en el pasado, nunca le llegan, ni jamás le llegarán, porque el “voto democrático” solo sirve para legitimar no para gobernar.

Lo que queda claro de los estallidos sociales en el sur del continente es que las razones para luchar por obtener los beneficios sigue siendo válida, que el reparto de la riqueza, cualquiera que sea la forma es deuda pendiente, deuda que ya debe empezar a pagarse.

Nuestras espaldas ya no aguantan con la carga de las imposiciones, ni estamos dispuestos a permitir que nos coloquen otra sin que nos paguen el costo respectivo.

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