LA FALSEDAD DEL MINISTERIO DE CULTURA (PARTE II)
Por Waldemar Romero
La transición más mediática de la plataforma socio cultural-institucional fue, sin lugar a duda, la conversión de la Secretaría de Cultura al Ministerio de Cultura, con la finalidad de contar con un presupuesto directo, como un aparato funcional del Estado, y para no depender de un presupuesto compartido con otra cartera del Ejecutivo. En la gestión pasada la punta del iceberg en toda la transición del Ministerio fue la creación de una verdadera política cultural, que hasta el momento es inexistente en nuestro país.
Con esto sólo se creó la expectativa y nunca hubo nada en concreto, como es habitual en todas las administraciones. Cabe destacar que la antigua Ministra de Cultura es una artista que olvidó en el buen sentido de la palabra: fortalecer el fomento a la lectura y la creación de focos de investigación en acuerdo con el Ministerio de Educación a nivel de instituciones públicas en toda la zona paracentral. Nunca se hizo, y en esta nueva etapa, está por demás decirlo, nunca se hará.
Algo que siempre se ha criticado en muchas de las instituciones, secretarías, museos, centros recreativos, red de casas de la cultura a nivel nacional; es el poco conocimiento intelectual e inoperancia del 80% de sus empleados, la mayoría pertenecientes a sindicatos bajo la ley de salario que desconocen en su totalidad la gestión cultural y la administración de fondos concedidos para la incidencia de proyectos dinamizadores de la cultura; y en secuencia a esto: la inoperancia, tanto en las casas de la cultura a nivel nacional y otras carteras del ministerio del que comentamos.
Queda demostrado que las plazas de trabajo con ley de salario no están sujetas a capacidad, sino evidentemente al nepotismo, a la red de compadrazgos, corrupción administrativa, dirección, coordinación y liderazgo. Todo esto está bajo la tutela de empleados poco efectivos, además de mucha antigüedad en la institución. Al final no es la capacidad para gestionar sino la longevidad dentro de los cargos con pocos resultados positivos, un padecimiento malo que hoy en día con este nuevo gobierno se observa de manera más escalafonado y tiene el futuro de ser así para lo que resta de su conducción.
Marketing y la ficción
Ahora todo debe comenzar partiendo de una imagen o una fotografía que se pueda publicitar en las redes sociales para visualizar de manera ficticia una buena plataforma cultural, cuando en la praxis es totalmente diferente. El mercadeo de esta para vender a los medios que se hacen a totalidad los proyectos consultados y subcontratados, y luego ejecutados para vender simplemente una idea y no una práctica para realización de proyectos a largo plazo. Tener la certeza de este hilo conductual establece una generación muy informada política y culturalmente. Saberlo nos separa del resto.
Los cambios nunca son sustanciales, son desde la primicia de comenzar algo y difícilmente terminarlo. Ahora bien, la verdadera operación: el fomento a la investigación e información analítica, como cabecera de trabajo, no está en el Ministerio de Cultura, nunca estuvo en la gerencia anterior y tampoco lo estará en esta. Esos componentes integradores para la verdadera cultura intuyo se encuentran de manera independiente en universidades con tendencia al arte, colectivos y demás artistas que crean dinámicas culturales desde su propia trinchera, más cerca del pueblo que de los escritorios.
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