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LA FALTA DE PRINCIPIOS ÉTICO MORALES EN EL EJERCICIO DE LA POLÍTICA EN EL SALVADOR

Docente e Investigador, UES.

Históricamente en El Salvador, la política ejercida por los diferentes partidos políticos en sus luchas por la conquista del poder del Estado, y en el ejercicio del mismo poder gubernamental, se ha caracterizado por un ambiente carente de principios ético morales donde han prevalecido los conflictos internos y los escándalos públicos en torno a las pugnas entre las elites del poder, generando un malestar en la ciudanía que se traduce en la desconfianza cada día más de los ciudadanos en el sistema y régimen políticos salvadoreño.

La causa principal de ese estado de descomposición en que se encuentra la política en El Salvador desde hace muchas décadas atrás, el cual se ha profundizado hoy en día con el actual gobierno en turno, se debe fundamentalmente a la falta o carencia de los principios ético morales que deben caracterizar el desempeño de los diferentes funcionarios púbicos que tienen en sus manos la conducción política de la sociedad salvadoreña en su conjunto.

Dentro de ese contexto el presente artículo tiene como propósito esencial establecer algunas reflexiones sobre el acelerado proceso de descomposición y deterioro de la política en El Salvador por parte de quienes la ejercen, que en el lenguaje popular se les conoce como “los políticos”, eso a consecuencia de la falta de principios ético morales en el ejercicio de sus cargos. Esa falta de tales principios se manifiesta entre otros, en los siguientes escenarios de la práctica política salvadoreña.

1) La falta de vocación para servir de manera genuina al pueblo.

Uno de los problemas de los que históricamente afectan al ejercicio de la política en El Salvador, es la falta de vocación de servicio al pueblo por parte de la mayoría de funcionarios públicos que desempeñan los cargos en las diferentes instituciones del Estado. Es decir, no existe un sentimiento de servir de manera genuina al pueblo, o sea servir con sentido de responsabilidad y sin intereses mezquinos a los ciudadanos de a pie que son los que con su voto el día de las elecciones, les otorgan a dichos funcionarios el privilegio de ocupar tales cargos que los enviste de poder ante la sociedad.

En cualquier sociedad que se precie de ser democrática, los funcionarios del estado y del gobierno deben mostrar una conducta humilde y de servicio noble a los ciudadanos. Esto significa que en lo fundamental deben ser personas accesibles y que inspiren confianza para atender las necesidades de los diferentes sectores de la población, dejando a un lado todo tipo de comportamientos que rayan con la altanería, el orgullo y la petulancia en el ejercicio de sus cargos.

Es decir, los gobernantes y sus funcionarios deben tener una vocación de servicio con amor y entusiasmo a los gobernados, para lo cual se necesita que estos tengan una alta dosis de humildad, y empatía con los ciudadanos. Aquí aplica la tesis de” el Poder obediente” de Enrique Dussel, en tanto que según este filósofo argentino (1934-2023) “en una verdadera democracia los gobernantes deben mandar obedeciendo a su pueblo”, lo cual es algo que históricamente se ha convertido en un sueño muy difícil de ser realidad en el Salvador.

2) El irrespeto a la ley, y la carencia de valores ético morales.

En una sociedad en la que funciona un  Estado de Derechos, los funcionarios públicos son los primeros que deben dar el ejemplo del respeto a la ley, pero la realidad salvadoreña dice lo contrario ya que muchos personajes de la palestra política, desde el presidente de la república (inconstitucional según los expertos),hasta los funcionarios públicos de menor rango, actúan con frecuencia irrespetando las leyes de la república, sin que se les aplique el castigo  o las penas  respectivas, por lo que gozan de impunidad, ya que sus actos de irrespeto a las leyes no es castigado como debe de ser por la administración de justicia.

El irrespeto a la ley es un fenómeno que históricamente se ha venido realizando por diferentes funcionarios públicos de El Salvador, así por ejemplo hay que recordar algunos actos violatorios de la ley cometidos en los últimos 20 o 30 años, cuando algunos alcaldes, diputados ministros u otros funcionarios públicos contratan a sus familiares en puestos importantes en las instituciones bajo su cargo, cometiendo así la falta conocida como: Nepotismo. Uno de los casos más recientes es la sanción establecida por el tribunal de Ética Gubernamental a la actual Procuradora de Derechos Humanos en El Salvador.

Las diferentes manifestaciones de irrespeto a las leyes tienen como causa principal la carencia de valores ético morales en la conducta de los funcionarios públicos vinculada al ejercicio de sus cargos. Es decir, la falta o carencia de tales valores, como: La integridad, la honradez, la honestidad, y la lealtad entre otros, hace que algunos funcionaros que están al frente de las diferentes instrucciones públicas, cometan determinados delitos y faltas en el ejercicio de sus cargos y terminan siendo presa de un comportamiento inmoral y corrupto en su desempeño como funcionarios.

3) Los altos índices de corrupción en los funcionarios públicos.

La corrupción es un fenómeno social que es tan antiguo y ha marchado con el desarrollo de la sociedad misma.

Sayed y Bruce (1999), definen la corrupción como “el mal uso o el abuso del poder público para beneficio personal y privado”, entendiendo que este fenómeno no se limita a los funcionarios públicos. Es decir, la corrupción es un problema que históricamente ha estado adherido al cuerpo de la sociedad y que se ha convertido en una práctica constante no solo en el desempeño de los funcionarios públicos sino también en la práctica de muchas personas vinculadas a la empresa privada.

En el salvador la corrupción es un fenómeno que ha estado y sigue estando presente principalmente en la conducta de muchos políticos y funcionarios públicos que dirigen el aparato del Estado o el gobierno. Este fenómeno se ha convertido en un cáncer en el cuerpo de la sociedad salvadoreña y que actualmente sigue multiplicándose a tal grado que los funcionarios caen en el cinismo de denunciar la corrupción de sus antecesores, ocultando la corrupción practicada por muchos de ellos mismos.

.    En síntesis. Si los funcionarios públicos de nuestro pais ejercieran sus cargos bajo la orientación y a aplicación de los principios éticos morales como : la  honestidad, la honradez y la  trasparecía, entre otros, los índices de corrupción serían muy bajos o casi nulos, ya que  tales funcionarios demostrarían con hechos y no con discursos demagógicos, que su labor al servicio de la población, se rige por dichos principios dando  como resultado un servicio eficaz y eficiente para el bienestar y progreso real de todos los ciudadanos  y ciudadanas de El Salvador.

 

El autor es profesor en Ciencias Sociales, Licenciado en Sociología, Abogado y Notario, Maestro en Derechos Humanos y Educación para la Paz, Catedrático de Ética Social por muchos años, Docente a tiempo completo de la Universidad de El Salvador.

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