Anderlin Hernández
@DiarioCoLatino
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que el trabajo infantil en la agricultura aumentó en los últimos años, a consecuencia de los conflictos y desastres naturales.
El trabajo infantil se define como aquel que no es apropiado para la edad de un niño, afectando su educación o dañando su salud, seguridad o moralidad. Cabe destacar que no todo trabajo realizado por los niños es considerado trabajo infantil; algunas actividades pueden generarles habilidades para su sustento y contribuir a su supervivencia y alimentación.
Sin embargo, gran parte del trabajo que realizan los niños en la agricultura no es apropiado para su edad, puede ser peligroso y afectar su bienestar. Según la FAO, tres de cada cuatro niños realizan trabajo infantil en la agricultura, aumentando considerablemente a nivel mundial y pasando de 98 millones de niños en 2012, a 108 millones en este 2018. La gran mayoría de niños trabajadores se emplean en la agricultura, ganadería, silvicultura o acuicultura.
Las causas de este incremento se deben principalmente a conflictos prolongados y a los desastres naturales de tipo climático, seguido de las migraciones forzadas. Un ejemplo de ello son los hogares en los campos de refugiados sirios en el Líbano, donde los niños son propensos a trabajar para garantizar la supervivencia de la familia.
Estos niños realizan trabajos en invernaderos para la producción y recolección de tomates, papas, higos y frijoles. Con estos empleos se exponen a múltiples amenazas dañando su salud y arriesgando su vida puesto que se enfrentan a plaguicidas, condiciones inadecuadas de saneamiento, temperaturas elevadas y fatiga por realizar trabajos que exigen gran esfuerzo por tiempos prolongados.
“Es probable que los niños que trabajan muchas horas continúen engrosando las filas de los pobres y hambrientos. Como sus familias dependen de su trabajo, esto priva a los niños de la oportunidad de ir a la escuela, lo que a su vez les impide obtener empleos e ingresos decentes en el futuro”, advirtió el director general adjunto de la FAO, al frente de Programas, Daniel Gustafson.
A esto añadió que, dado que el 70% del trabajo infantil a nivel mundial ocurre en la agricultura, es necesario y vital integrar políticas agrícolas nacionales y abordar el problema a nivel familiar, para evitar que se agrave el problema de pobreza y hambre en las zonas rurales. Para lograr los objetivos del desarrollo sostenible, se debe romper con el círculo vicioso puesto que el hambre cero no es posible sin trabajo cero.
Los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil en la agricultura se enfrentan a retos persistentes.
Por ello, la FAO y sus socios intentan poner fin a la dependencia de las granjas y empresas familiares del trabajo infantil, mejorando las habilidades a los pequeños agricultores.
Para ello ofrecen insumos, créditos e implementación de prácticas agrícolas sostenibles para mejorar la productividad y que logren ser lo suficientemente viables. Con el fin de aumentar los ingresos de las familias rurales para que tengan los medios necesarios y así enviar a sus hijos a la escuela en lugar de trabajar.
Por su parte, la FAO ha desarrollado materiales adaptados a los países que ofrecen orientación práctica, como el “Manual para supervisar y evaluar el trabajo infantil en los programas agrícolas” y “La guía visual para facilitadores: ¡proteger a los niños de los plaguicidas!”.