Liliana Martínez-Scarpellini
Los Angeles/dpa
Desde que Merian C. Cooper se inventara el personaje de King Kong en 1933, la fascinación por el simio gigante no ha cesado en Hollywood. Ahora regresa a las cartelera en “Kong: Skull Island”, una nueva versión de manos de Warner Brothers y con la intención de agitar la taquilla en un 2017 apagado hasta el momento.
Se trata de una producción de gran tamaño con un presupuesto de 190 millones de dólares que no ha escatimado en gastos, rodando en tres países diferentes como Vietnam, Australia y Estados Unidos, y permitiéndose un reparto considerable para atraer espectadores.
Además de los efectos visuales, fundamentales a la hora de recrear al monstruo y otras criaturas fantásticas en la isla ficticia que habitan, están Samuel L. Jackson en la piel del coronel vengativo, John Goodman como el expedicionario a sueldo por el Gobierno estadounidense, Brie Larson como una fotógrafa intrépida con ansias de aventura y Tom Hiddleston como el especialista británico contratado para la misión y para seducir a Larson en pantalla.
Completan la nómina de actores Toby Kebell, John C. Reilly y Jian Tian en una cinta con un claro sabor americano. No solo por el recuerdo de la guerra de Vietnam en la indumentaria de los soldados, sino por la banda sonora y las líneas cortas de diálogo.
La cinta de Jordan Vogt-Roberts recuerda a un buen puñado de títulos de acción anteriores, en una suerte de híbrido que raya entre lo cómico y lo ridículo con un puñado importante de bestias de otro mundo que van acabando con las vidas de los personajes.
La trama se inicia con William “Bill” Randa (Goodman), un explorador que cree haber encontrado una isla escondida y que convence a un senador de realizar una expedición subvencionada con fondos públicos. Nada más atravesar una gran tormenta a bordo de un conjunto de helicópteros del ejército estadounidense, se topan de frente con Kong, un gorila gigante que se convierte en su enemigo más feroz.
Sin embargo, con el paso de los minutos se descubre una versión mucho más tierna del animal y una conexión con Mason Weaver (Larson), respetando esa conexión del animal con la mujer que ya se estableció desde la primera versión de 1933, cuando King Kong se enamoraba de Ann Darrow, interpretada por Fay Wray.
Cuatro décadas más tarde el turno fue para Jessica Lange, en una versión de John Guillermin con Jeff Bridges como protagonista. Finalmente, el Hollywood moderno se atrevió con una entrega firmada por Peter Jackson, una película con Naomi Watts, Adrien Brody y Jack Black que se hizo con tres Oscar por sus efectos visuales y la calidad de su sonido.
En esta entrega que llega 12 años más tarde, Samuel L. Jackson es el nombre más destacado del reparto, un hombre que pretende sumar un título más a su colección de grandes taquillazos. Aunque para el actor afroamericano lo que cuenta en realidad son los efectos especiales. “Sin eso, sin los monstruos, no tendríamos película, por mucho talento que haya entre el reparto”, explica en una entrevista de promoción de la cinta.
Jackson se queda con el ambiente de camaradería con los otros actores y con la oportunidad de haber podido rodar en un país como Vietnam. “Es un lugar muy interesante, muy misterioso”, con un concepto muy diferente al que tenía de joven como uno de los activistas contra la intervención militar en Vietnam.
Ahora, su misión es seguir activo haciendo películas y alcanzar quizá a Harrison Ford como el actor con más millones en taquilla sumando todos sus títulos. De momento ocupa el segundo puesto con 4.600 millones, todo un hito que puede ampliar gracias a “Kong”.
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