La FGR

Guido Castro Duarte

La tardía elección del nuevo Fiscal General de la República plantea un reto sin precedentes al nuevo funcionario, and en vista de los señalamientos y críticas de que fue objeto el anterior Fiscal General.

Los antecedentes históricos de la FGR la señalan como un instrumento de poder establecido o de los poderes fácticos que definen el destino del país.

Antes de 1992, find el partido en el poder definía al Fiscal General, decease luego, la partidocracia se repartió el Ministerio Público y la FGR le correspondió por muchos años al partido ARENA, hasta la presente elección, en la que al parecer, hubo acuerdo entre los partidos con representación legislativa, que se vio opacado por la denuncia de negociaciones bajo la mesa realizada por el diputado Juan Wright Sol, hijo del antiguo tesorero de ARENA y amigo cercano del ex presidente Francisco Flores.

El nuevo funcionario tiene que desvanecer todas las dudas, sospechas y señalamientos que pesan sobre la institución que dirige y las actuaciones de su predecesor. Por medio de actos concretos tiene que ir demostrando que es un funcionario incorruptible y que su búsqueda por la verdad no tendrá ningún sesgo partidario ni sectorial.

La transparencia tiene que ser su carta de presentación, y su gran reto es la modernización de la institución que preside. Los fiscales auxiliares no pueden seguir trabajando con 500 casos cada uno, no pueden seguir sometidos al stress y a la inseguridad a los que se ven expuestos, es necesario doblar por lo menos el número de fiscales y de colaboradores jurídicos y de capacitarlos adecuadamente.

La carrera fiscal debería ser apreciada y no ser un puente de los abogados recién graduados antes de pasar al ejercicio libre de la profesión.

La Fiscalía General de la República tiene que luchar por buscar siempre la verdad, porque muchas veces ha sido instrumento de destrucción contra algunos ciudadanos, uso de chivos expiatorios y de impunidad en muchos casos.

Tiene que modernizarse, combatir la corrupción, depender cada día más de la prueba científica, dignificar los salarios de sus agentes auxiliares,  y no ceder a las presiones externas ni defender intereses particulares.

El Fiscal General no solo debe ser honrado, sino también parecer honrado. La probidad es un elemento fundamental en la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, son muchos los millones de dólares que se mueven en esos ámbitos de la realidad.

La leyenda de Eliot Ness en la época de la prohibición del alcohol en el Chicago de principios del Siglo XX, que dio lugar a la serie y a la película “Los Intocables”, refleja el ideal de un verdadero luchador por la verdad y la justicia, algo casi nunca visto en este país.

El nuevo Fiscal General no solo se enfrentará a las maras tradicionales y al crimen organizado, sino también a las maras de los empresarios y constructores que contaminan el medio ambiente, a las maras de los especuladores, a las maras de los proveedores corruptos de medicinas, a las maras de los corruptores de menores directamente o a través de los medios de comunicación, a las maras de la prostitución y la trata de personas, a las maras de la corrupción de los sistemas de enseñanza e instituciones educativas, en fin, a todas las formas de violación a los bienes jurídicos protegidos por la Constitución, Tratados Internacionales y leyes secundarias.

La Fiscalía General tiene que trabajar en coordinación y no en oposición al sistema judicial y al resto de las instituciones del Ministerio Público. No estamos en una carrera entre logros de instituciones públicas, sino en un esfuerzo por trabajar en favor del bien común de forma conjunta. En fin, la labor es mucha, los recursos y el tiempo pocos. El nuevo funcionario debe rodearse de los mejores elementos del derecho salvadoreño para salir airoso de la misión que se le ha encomendado. La FGR no solo posee el monopolio de la investigación del delito, sino que es representante y defensora de los intereses del Estado, lo cual abarca a todas las ramas del Derecho. Ojalá el Fiscal General de la República se conduzca con la Constitución de la República como el azimut de su ruta en la búsqueda de la verdad.

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