Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Así clasifica Stephen Law un capítulo de su libro: Filosofía. La mente es consciencia, click illness el problema fundamental reside en cómo nos relacionamos con el mundo físico, stuff ambulance de ese criterio parten las famosas esferas idealista y materialista. La consciencia es la experiencia en cada ser humano, rx su relación consciente y cuerpo físico es el tema a discutir, un capítulo apasionante que separa a grupos de científicos y filósofos, para unos la mente es materia, mientras para otros es un elemento intangible, se establece un dualismo que construye catálogos de explicaciones a favor una vida después de la vida y su absoluta negación en las escuelas materialistas. La profesora Susan Greenfield afirma: “eres tu cerebro”, así la frontera de estas discusiones es la experiencia, el conocer por medio de la praxis o el carácter demostrativo comprensible, no obstante muchas sensaciones a pesar de coincidir en grandes grupos humanos, son absolutamente individuales, como la intensidad de los colores, sabores, olores, texturas, la fe, la creación etc., así podemos poseer parámetros generales, pero no leyes universales al respecto. Un interesante ejemplo: Thomas Nagel y la percepción: “sugiere que el carácter subjetivo de la experiencia de otro ser está necesariamente oculto para nosotros. Para ilustrar este punto, emplea el ejemplo de los murciélagos, que ven de noche mediante la ecolocalización. Al emitir un chillido agudo inaudible para el ser humano y oír su eco, pueden percibir el ambiente que los rodea con todo detalle. ¿Qué tipo de experiencia tiene el murciélago cuando puede ver gracias al sonido? Nagel señala que aunque conociéramos todos los hechos físicos acerca de lo que le ocurre a un murciélago cuando emplea la ecolocalización, seguiríamos sin saber cómo es esa experiencia para él.” (Filosofía/Stephen Law — pág. 124 Ilsha, 2011). Por estas razones el cuestionamiento de las relaciones sociales con nuestras estructuras masivas, podría calificarse de máquinas con patrones establecidos por normas conductuales, recibimos instrucciones educativas desde los primeros años para ver al mundo de una sola forma y nada más. Cuando al final se trata de comprender al mundo, incluyendo la compresión relacionada con nuestra consciencia, en correspondencia con nuestro quehacer en la vida, de no llegamos a estas preguntas, simplemente cumplimos los ciclos y modelos culturales con la pirámide educativa positiva: escolar, universitaria, doctorados y postdoctorados, matrimonio, hijos, deudas y más deudas, filiación política, religiosa, etc. Imaginemos la escala educativa en negativo. ¿Acaso esto no es el software de una máquina social?; acontece que cuestionar es un modelo subversivo que lucha contra la alienación de estas formas opresivas, las respuestas para no convertirnos en máquinas son: el arte, la religión, la política, las ficciones, las revoluciones etc. Las cuales a lo largo de la historia intentan corregir con sus críticas las estructuras decadentes que se establecen en los ciclos históricos. Las expresiones de crítica son en esencia respuestas a la autodestrucción de la humanidad, las cuales son modelos sociales opresivos como el esclavismo, el feudalismo, el absolutismo, etc. Intentan conducir a las multitudes a un nivel de “cosa”, “objeto”, “producto útil al poder”, etc. Olvidando que en esencia se trata del autodescubrimiento humano, a la autodevelación más allá de un sistema o un poder terrenal. Estas ideas dispersas intentan enunciar la miseria de nuestro ser en el siglo XXI, podemos repetir aquellas palabras plenas de consciencia y libres de alienación material de Ángel Martínez citado por Ignacio Ellacuría: yo he comprado esta tarde mi propia voz… le he comprado a un silencio mi propia voz…
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