Licenciada Norma Guevara de Ramirios
La reforma de noviembre 2019 (DL 475), al Código Electoral, mandata incorporar la fotografía de las y los candidatos a alcalde o alcaldesa en la papeleta de votación para concejos municipales. El artículo 185 en su literal “C” dice que el voto vale si se marca la bandera del partido o coalición postulante o sobre la fotografía del candidato o candidata.
En las elecciones del 28 de febrero será la primera vez que las papeletas de concejos municipales incluirán la fotografía del aspirante al principal cargo de un concejo municipal, lo cual es bueno porque la alcaldía es el primer nivel de gobierno con el cual la población de un municipio está directamente vinculada.
Ocurrió en el pasado, casos en que un buen alcalde y candidato estaba enfermo, en el proceso de campaña, el partido postulante lo sustituyó y la gente al votar ignoró que no estaba votando por el alcalde que conocía. Esto ocurrió en un municipio del occidente de nuestro país.
Curiosamente el decreto legislativo que contenía esta reforma fue vetado por el presidente Bukele, el veto fue superado y la Sala de lo Constitucional reconoció la facultad normativa de la Asamblea y lo declaró constitucional. Posiblemente el partido del presidente tendrá entre sus candidaturas a personas que proceden de otros partidos políticos y por eso deseaba que no apareciera la fotografía, porque pueden verse en sus rostros la incoherencia con la famosa frase, usada para descalificar a sus opositores “los mismos de siempre”. Verán pues, que son vino viejo en odre nuevo, como dice el refrán.
Muy distinta es la normativa electoral en lo relacionado a la elección de diputaciones a la Asamblea Legislativa, en la que desde 2012, la regulación cambió de la lista cerrada y bloqueada a una lista abierta que incorpora en la papeleta la fotografía de cada persona propuesta por un partido o por una coalición, y es el voto con preferencia el que definirá el orden en caso que un partido o coalición obtenga el numero suficiente de votos para hacerse acreedor a uno o varios escaños.
El voto preferente fue llevado al extremo en las elecciones de 2015, cuando el TSE, por mandato de otra resolución de la Sala de lo Constitucional, incorporó la posibilidad de votar fraccionadamente por candidatos de diferentes partidos, lo que volvió nuestro sistema electoral, en el más complejo del mundo. Sistema que complejiza el escrutinio que realizan las juntas receptoras de votos.
Al margen de eso, y aunque algunos estrategas electorales sostengan que el voto ya dejó de ser una decisión racional, para convertirse en un impulso psicológicamente empujado por la publicidad en un sistema de partidos competitivos y polarizados; independientemente de eso, sí existen ciudadanas y ciudadanos que piensan sobre las implicaciones de su voto para el futuro de su país.
Esas personas racionales pueden decidir informadamente sobre las personas que proponen los partidos o coaliciones: sus valores, sus capacidades, sus experiencias, su vida familiar, su compromiso con la constitución, su visión de país, sus aptitudes democráticas. Y en ese sentido, la fotografía representa algo más que un rostro y un nombre, representa la posibilidad o no, de tener de esa persona, decisiones correctas que se correspondan con expectativas populares. No pesan menos que sus compromisos o promesas, y los valores de la colectividad política que lo propone.
Es la bandera de los partidos que tienen estatutos, cartas de principios, organización y trayectoria la que asegura que la persona de la fotografía puede cumplir sin ser sometida al chantaje, a la simple presión de poderes ajenos al que el pueblo le ha dado con su voto.
Por eso después de la firma de los Acuerdos de Paz, fueron tomando valor las propuestas, plataformas o compromisos de los partidos políticos, que representan los valores de una colectividad a la que un candidato o candidata pertenece.
La conjunción de la persona, el partido y la promesa o compromiso con la ciudadanía, es lo que un votante racional tomará en cuenta para dar su voto. Bandera, fotografía y compromiso la triada para un voto responsable.
Se registran coyunturas en la historia patria para aprender de ellas; la frase surgida del pueblo “con Duarte aunque no me harte” representó un vuelco en la voluntad popular ahogado por el fraude de una dictadura. Hoy no se puede jugar a ese tipo de sentimientos, para imponer una dictadura, tenemos mucho que trabajar por el voto responsable para salvaguardar la defensa del país.
Es una tarea de todas y todos y más de quienes tengamos real compromiso con la democracia, la división de poderes y los cambios sociales justos.
(Continuará)