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LA FUERZA DE LA PALABRA Y EL PERDON (2 y último)

Jorge Roble Jofre, look prescription F.R.C.

Ternemos un nombre, illness un signo zodiacal, un color de piel, un rayo, una personalidad, un entorno familiar. En el caminar de esta vida  nos encontramos con defectos, enfermedades, accidentes de mayor o menor importancia, marcas en el cuerpo físico; en el recorrido de este caminar, nos vamos relacionando con otros seres humanos; es aquí donde muchas veces nonos deamos cuenta de que todo tiene un orden, todo tiene un tiempo… un para qué.

Cuando nos enfrentamos a situaciones de dolor, muchas preguntas emergen de nuestro ser, nos acercamos a las iglesias, a las personas que nos podrían dar una luz de vida, una ayuda. Y la pregunta es, ¿por qué a mí? ¿Por qué a nosotros? Muchos nos miraremos hacia adentro sintiendo que hemos sido buenos, que hemos gastado todas las energías, en ser un SER de bien.

Es aquí donde aparece el otro vocablo llamado Perdón, que no es tan solo una palabra: la acción de perdonar lleva en si la llave que nos permite equilibra las energías del Cósmico, arir las puertas para que todos aquellos daños, producidos por muchas acciones realizadas, y también por todas aquellas inocentes palabras dichas con tanta rabia, con tanta negatividad o maldiciones, que silenciosas nos persiguen encarnación ras encarnación, puedan quedar atrás. Si no somos capaces de pedir perdón y perdonar a otros, como a nosotros mismos, no avanzaremos en el camino extenso del aprendizaje.

Si queremos ser seres de luz, tenemos que tener mucho cuidado respecto a lo que pensamos y decimos –dificil trabajo pero no imposible–  nosotros somos lo que pensamos, ya sabemos que la energía sigue al pensamiento.

El Maestro Jesús nos dio muchas lecciones al respecto: “Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo en contra de ti, deja tu ofrenda allí y ve primero a ponerte en paz con él. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda”. “Amen a sus enemigos y oren por quienes les persiguen”.

Tenemos la parábola en que un padre perdona a su hijo, una profunda enseñanza hay detrás de la historia. Unas de las últimas palabras antes de morir, que expresan la consecuencia de Jesús, según cuentan los e evangelistas, fue: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

El poder que tiene el perdón no tiene tiempo ni espacio. Jesús fue muy claro al momento de hablar e intentar explicar el alcance del perdón. En uno de sus evangelios hay un hecho que nos muestra el poder del perdón: “Allí llevaron a un paralítico, acostado en una camilla, y cuando Jesús vio la fe que tenía, le dijo: ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados. Algunos maestros de la ley pensaron: lo que ha dicho es una ofensa contra Dios, pero como Jesús sabía lo que estaban pensando les preguntó: “¿Por qué tienen ustedes tan malos pensamientos? ¿Qué es más fácil decir: “tus pecados quedan perdonados, o decir levántate y anda? Pues voy a demostrar que el hijo del hombre tiene autoridad en la Tierra para perdonar pecados.  Entonces dijo al paralítico: Levanta tu camilla y vete a tu casa.  El paralítico se levantó y se fue a su casa”.  MT 9: 2-7.

¿Qué enseñanza descubrimos aquí?

•El paralítico tenía una enfermedad que era parte de la ley de causa y efecto.

•El paralítico no fue sanado por la acción mágica o por el poder de Jesús; él fue sanado por el restablecimiento del equilibrio, mediante el perdón, otorgado por Jesús.

•El perdón como lo entendemos hoy, no tiene nada qué ver con el perón del maestro Jesús. Analicen en su consciencia este relato del paralítico.

•Reconocer la importancia del perdón. Perdón a todos los que nos han dañado; pedir perdón a quienes dañamos y perdonarnos a nosotros mismos, en este tiempo y otros tiempos.

•¿Cuántas de nuestras parálisis físicas, emocionales, mentales, dificultades en el quehacer diario, tienen su raíz principal en otros tiempos?

Que el paso por este período de tiempo-espacio no consista solamente en ser buenas personas de corazón, sino que de todos los preceptos, ritos, leyes, experiencias y vivencias, aprendamos si somos capaces de practicar “la ciencia del perdón”, pues aplicándola desde los orígenes de nuestro existir, el Plan Divino será cada vez más sencillo de visualizar.

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