Madrid/dpa
Después de duros años a la sombra del Barcelona, el Real Madrid se reencontró con el viejo camino del éxito para anunciar un ciclo ganador gracias a una “generación dorada” a la que sólo le falta una cosa por demostrar: que su hambre de títulos permanece intacta.
La Liga española arrancará mañana con el equipo de Zinedine Zidane como claro favorito para revalidar el título, algo que no consigue desde la temporada 2007-08. Fue a partir de entonces cuando comenzaron los años duros del conjunto blanco, coincidiendo con el nacimiento del mejor Barcelona de su historia.
Pero los tiempos han cambiado. Y de qué manera. El Real Madrid consiguió sobrevivir a años de transición y ganó Ligas de Campeones (2014 y 2016) incluso en tiempos que parecían poco propicios para tales éxitos, todavía con el Barcelona muy arriba. Sin embargo, el club blanco fue capaz de dar un salto adelante en el último año y medio. Y qué salto.
“En nueve años que hace que estoy aquí, es la primera vez que me siento inferior al Madrid”, reconoció el miércoles el futbolista del Barcelona Gerard Piqué. No fue una frase cualquiera si se tiene en cuenta que no hay mayor aficionado azulgrana y mayor antimadridista que el marido de Shakira.
En estos momentos, no hay máquina mejor engrasada que el Real Madrid, que el 4 de enero de 2016 cambió el rumbo de su historia con la llegada de Zidane al banquillo. Pocos lograron tanto en tan poco tiempo.
Entonces, el Real Madrid era un equipo, un club, a la deriva. Rafa Benítez acababa de ser despedido y el presidente blanco, Florentino Pérez, se agarró a Zidane, un entrenador sin experiencia, como tabla de salvación para mitigar los gritos de “dimisión” que escuchaba cada partido jugado en el Santiago Bernabéu. Y le salió.
En sólo 18 meses, el Real Madrid conquistó siete de los ocho títulos que disputó y se convirtió en el primer equipo de la historia en ganar dos Ligas de Campeones consecutivas. Lo ocurrido el miércoles fue significativo: el conjunto blanco ganó la Supercopa de España al superar al Barcelona por un global 5-1.
Un dato habla por sí solo de la naturaleza competitiva del equipo de Zidane: ha ganado tantos títulos, siete, como partidos ha perdido con el francés en el banquillo.
Zidane supo gestionar como nadie un plantel mucho más rico de lo que parecía e introdujo rotaciones masivas para mostrar el valor del grupo. Además, supo evolucionar como entrenador y, beneficiado por una lesión de Gareth Bale, devolvió al Bernabéu el gusto de ver un equipo construido a partir de cuatro centrocampistas y el buen trato de la pelota, aunque sin renunciar al uso del contraataque. Todo ello lo convierte en uno de los equipos más versátiles e indescifrables del mundo. Puede ganar de muchas maneras diferentes y su incomprable gen competitivo hace el resto. No pierde una final desde 2000, cuando cayó por 2-1 en la Copa Intercontinental ante Boca Juniors bajo una exhibición espectacular de Juan Román Riquelme.
Además, Zidane supo decir las palabras que quieren escuchar los egos de los futbolistas. “Los jugadores se merecen todo esto. Tienen talento, pero hay mucho trabajo”, dijo el miércoles.
Contrariamente a otras épocas, desde hace años sí se observa un plan en el Real Madrid, que dejó clara una filosofía a lo largo del último lustro: quiere jugadores con talento, especialmente si son españoles y jóvenes.
Así, fue añadiendo casi silenciosamente a futbolistas de un perfil muy específico, como fueron Isco, Mateo Kovacic, Carlos Casemiro, Nacho Fernández, Lucas Vázquez, Dani Carvajal, Marco Asensio o, ya más recientemente, Dani Ceballos. Todos ellos formaron una excelente mezcla con figuras consagradas como Sergio Ramos, Marcelo, Luka Modric, Toni Kroos, Karim Benzema o Cristiano Ronaldo. Todo funcionó. También con una pizca de suerte.
Ahora lo que está por ver es si Zidane consigue mentalizar a sus jugadores de que nunca es suficiente, de que la voracidad se alimenta cada día. Por el momento, parece tenerlo claro: “La gente puede pensar que es fácil, pero no es nada fácil. Hay mucho trabajo, muchas ganas de conseguir cosas. Este equipo tiene hambre”.
Y también asume con naturalidad que es “obligación de este club” pensar en la posibilidad de ganar un “sextete”, seis títulos en un año, el máximo posible. Sólo el tiempo dirá si lo consigue, pero por lo pronto ya logró algo impensado hace apenas dos años: el Real Madrid es el equipo del momento y en sus manos tiene la posibilidad de un ciclo extraordinariamente ganador.