Washington / AFP
Delphine Touitou
La disputa comercial con China puede frenar el crecimiento de la economía estadounidense, que aunque sigue sólida muestra señales de desaceleración, con menos creación de empleos y una caída de las exportaciones.
Al igual que las bolsas europeas y asiáticas, Wall Street, que cerró en rojo el jueves, seguía cayendo el viernes. Los inversores están preocupados por la profundización del conflicto entre las dos principales economías del mundo, que está minando la economía mundial al prolongar la incertidumbre.
El mandatario estadounidense, Donald Trump, que busca un segundo mandato en 2020, anunció el jueves que a partir del 1 de septiembre extenderá la imposición de aranceles a todas las importaciones procedentes de China.
La decisión tomó por sorpresa a los mercados, aún ilusionados por el relativo optimismo tras las negociaciones entre estadounidenses y chinos en Shanghái, que fueron calificadas como «constructivas» por ambas partes.
El gobierno chino advirtió el viernes que no tendrá más remedio que tomar represalias si Trump concreta su amenaza. Sin embargo, Pekín no especificó aún la naturaleza de esas respuestas.
Este conflicto, que ya se traduce en aranceles adicionales sobre unos 360.000 millones de dólares de bienes comercializados entre los dos países, debilita el comercio.
El déficit comercial de Estados Unidos con China cayó en junio 0,2%, en 30.150 millones de dólares, anunció el viernes el Departamento de Comercio. Y, para todo el primer semestre, se redujo en un 10,3%, hasta los 179.810 millones.
Trump asegura que la economía estadounidense es impermeable a este conflicto. Y por ahora, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le da la razón, observando un cambio de los flujos comerciales de China a otros países asiáticos.
Pero los economistas advierten que la incertidumbre creada por este prolongado conflicto finalmente erosionará la confianza de los hogares y los inversores.
Además, la economía estadounidense, que había sido impulsada en gran medida en 2018 por los recortes de impuestos decididos por Trump, se desacelera a medida que los efectos de esa política se desvanecen.
– Sombra sobre el poder adquisitivo –
Las cifras de empleo en Estados Unidos divulgadas el viernes para julio reflejaron la realidad de la desaceleración.
La tasa de desempleo se mantuvo estable en 3,7%, pero la creación de empleo cayó bruscamente a 164.000, contra 193.000 en junio.
Otra señal tangible de desaceleración es que Estados Unidos creó un promedio de 165.000 empleos cada mes desde enero, en comparación con un promedio de 223.000 en la primera mitad de 2018.
Solo para el sector manufacturero, el más expuesto a la guerra comercial, se crearon 8.000 empleos cada mes contra 22.000 el año pasado.
En una nota más positiva, el salario por hora promedio aumentó un 3,2% interanual en julio, muy por encima de la inflación, lo que ayudó a mantener el consumo de los hogares.
De hecho, fue el gasto de los hogares lo que ayudó a mantener el crecimiento a un ritmo saludable en el segundo trimestre.
Sin embargo, con un 2,1% interanual, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense de abril a junio tuvo un freno, tras el 3,1% del primer trimestre.
Reconociendo la desaceleración económica mundial y las incertidumbres que rodean el comercio internacional, la Reserva Federal (Fed) decidió esta semana reducir las tasas de interés para impulsar la expansión económica en Estados Unidos.
«Los datos económicos están una vez más subordinados a los acontecimientos políticos y a los mercados», dice Ian Shepherdson, economista de Pantheon Macroeconomics, quien espera, al igual que numerosos expertos, una nueva baja de las tasas en septiembre.
Los economistas de Oxford Economics calcularon que si la administración Trump realmente impone en septiembre un arancel de 10% sobre 300.000 millones de dólares de importaciones chinas, esto costaría 0,1 puntos porcentuales al crecimiento de Estados Unidos y 200 dólares por hogar en 2020.