Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Hemos de estar tristes por lo que acontece en el mundo que sigue pensando que con guerras, discordias, pleitos, sufrimientos y muerte se resuelven las cosas”, dijo en su homilía el párroco Ariel Cruz, de la Iglesia La Asunción de Mejicanos, que ofició la eucaristía en la Cripta de Catedral.
“Y puede que sea posible, en la lógica de los hombres lo de -muerto el perro, se acabó la rabia- pero no lo es para Dios”, agregó, al señalar que Jesús, exhortó a la humanidad a no ser “ciegos guiando a otros ciegos”, sino vivir bajo la luz de la palabra del Evangelio.
El padre Ariel Cruz, junto a la Comunidad de la Cripta de Catedral, celebraron el santo oficio con reflexiones de Monseñor Oscar Romero, sobre la guerra, y la petición del Santo Padre de unirse a un ayuno y oración por la paz en Ucrania.
“Es triste el dolor de los países pequeños a los que infringen violencia los grandes países, así es esta historia, pero Monseñor Romero nos ha enseñado a ser gente profeta, gente que denuncia, gente que da esperanza a través del Evangelio, y le pedimos a él que nos conceda la paz”, dijo.
“Porque cada vez que escuchamos la palabra de Dios, nos comprometemos a vivirla y anunciarla a los demás con voz de profeta, ya que estando en este lugar santo que nos lo da San Romero, porque sé que ustedes vienen a esta eucaristía por San Romero”, afirmó el sacerdote.
En la reflexión de las santas escrituras, el padre Cruz señaló que San Oscar Romero siempre tuvo una palabra de “verdad” que arriesgó su vida por proclamar el Evangelio y la preferencia por los pobres en el país.
“San Romero nos da el camino para proclamar lo que Jesús está diciendo al mundo, él es quien nos inyecta la fortaleza, a no ser cobardes, no tener un corazón apocado y decir las cosas como son”, acotó.
“Es una dicha saber que los que estamos aquí, nos sintamos unidos a este sarmiento, unidos al tronco, unidos a la raíz que es Jesús, que nos fortalece para ser signos de su Reino en nuestro El Salvador”, manifestó.
Sobre el conflicto armado de los años ochenta que vivió el país, el párroco, reiteró, que muchos vivieron, escucharon o leyeron sobre el sufrimiento del pueblo a causa de esa guerra entre hermanos.
“Sabemos que es eso y cuanto dolor, sufrimiento y muertes que aún no se pagan las consecuencias y eso trae la guerra hermanos … jamás una solución. Y no puede traer soluciones, porque si siempre los más vulnerables son las víctimas. He visto las últimas fotografías de Ucrania y la gente huyendo con poquitas cosas de sus casas. Se han quedado sin sus casitas simplemente por intereses de otros, y quienes pagan son siempre los pobres”, consideró.
No obstante, aclaró que no solo Ucrania, vivía esa situación de indefensión ante la intervención rusa que ha llevado violencia y destrucción al pueblo ucraniano. Señalando, que sin la “luz de Jesús”, el razonamientos humano olvida velar por la paz, la protección de la dignidad de la humanidad, ante los intereses de unos cuantos.
“Cuanta razón hay en la palabra de Dios, cuando dice que en la discusión aparecen los defectos -eso es verdad- porque a nadie le gusta que le digan sus defectos, y sabemos lo que provoca. A nadie le gusta que les pasen el cernidor, porque como dijo Dios, al cernirnos aparecen nuestras basuras”, dijo al citar el Evangelio.
“Porque hermanos y hermanas nos indignan que nos hagan ver nuestras debilidades o fragilidades, pero encontramos más fácil señalar los defectos de los demás. Y Dios queridos hermanos y hermanas nos ha pedido humildad, que mediemos nuestra soberbia. Porque puede ser que pidamos mucha paz ante las guerras del mundo y resulta que nosotros somos los que menos estamos en paz”, reflexionó.
Asimismo, instó a la feligresía a seguir la palabra de Dios, que enseña a tener claridad de las realidades que se vive en cada país y convertirse en guías de otros que aunque cuenten con su visión están “ciegos ante la verdad” y caen en el engaño.
“Dichosos los que con la luz de Dios nos han iluminado y guiado cuando en nuestra patria se ha apagado la luz de la verdad, recordemos las palabras de Monseñor Romero, mirar el ambiente de nuestra patria cuando se apaga la luz de Dios, ¿qué queda?, quedan secuestros, odios, torturas, violencia”, enunció.
“Y el panorama queda triste, en confusión y tinieblas, en miedo y con terror, entonces, es imperante que Dios venga a iluminar y que Monseñor Romero vuelva a brillar y nos ilumine en nuestras cegueras como pueblo, como iglesia, como humanidad para convertirnos en hombres y mujeres que guiemos a nuestros hermanos porque sin la luz de Dios, no guiaremos a nadie”, puntualizó el padre Ariel Cruz.