Por: Iván Escobar
Colaborador
“La resiliencia de los legados milenarios, que perduran a través de 500 años de sometimiento es un testimonio poderoso de la identidad cultural y la memoria coletiva”, esta es una de las conclusiones a las que llegó el consejero nahua Alexander Tepas Lapa, durante un conversatorio sobre la cultura ancestral celebrado recientemente, y en el cual habló de la herencia de nuestras poblaciones originarias y los desafíos actuales.
La actividad tuvo lugar en el Centro Cultural Cabezas de Jaguar, espacio de difusión cultural y artística capitalino, y contó además con la presencia del tata Rafael Latín, ex alcalde del Común de Izalco, y actual vocero del Consejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas (CACTI), quien resaltó la importancia de contar con este tipo de espacios “propios para hablar de nuestra cosmovisión, de nuestras tradiciones, de nuestros pueblos indígenas”.
Al tiempo que dijo que este encuentro forma parte de los esfuerzos del CACTI de promover y trabajar por los derechos de las comunidades indígenas, así como busca dignificar la memoria de las ancestras y ancestros, visibilizando a las comunidades indígenas, su riqueza y sabiduría entre las nuevas y presentes generaciones.
“Nuestros debates, nuestro diálogo, nuestro canto, la puerta abierta a la comprensión de los que somos y la gran riqueza que sobrevive y es la base de nuestro ahora”, resaltó Tania Molina, responsable de este espacio, y quien no descarta que a futuro se tengan más encuentros con la comunidad indígena del país, incluso, un proceso de formación y enseñanza desde la cosmovisión indígena.
Legados ancestrales
“Herencia de resistencia. Los legados vivos de nuestros pueblos originarios”, se tituló la temática del consejero Tepas Lapa, quien además forma parte de la iniciativa y escuela Intercultural de Portadores del Nahuat (IPN), quien destacó que en un mundo de constante cambio “es fundamental reconocer y valorar la rica diversidad milenaria, así como el profundo respeto por las leyes de la naturaleza y los entornos en los territorios”.
“Desde nuestra cosmovisión y prácticas agrícolas hasta nuestro arte y espiritualidad, estas tradiciones no solo enriquecen nuestra identidad colectiva, sino que también nos ofrecen valiosas lecciones sobre sostenibilidad, comunidad y respeto por el medio ambiente”, destacó.
La presentación de Tepas Lapa se enmarcó en el legado ancestral, sobre todo el impacto que generó la llegada de los invasores hace más de 500 años, y que sin duda provocó grandes problemas de sobrevivencia para las poblaciones indígenas del territorio, ahora conocido como El Salvador.
“La historia de los pueblos milenarios está llena de dificultades y obstáculos que ponen a prueba nuestra resiliencia. En medio de estos desafíos, enfrentamos batallas que nos fortalecen y nos enseñan”, dijo.
Es así que las poblaciones indígenas por generaciones han enfrentado el epistomicidio, que es el asesinato de conocimientos, expresado durante la colonia y lo que se dio por llamar “Estado Independiente”; también el etnocidio, que es el asesinato de comunidades o grupos indígenas; el linguicidio, es el asesinato de lenguas originarias y milenarias; el ecodio, asesinato de ecosistemas naturales; también la limitación y suspensión de derechos, mencionó como impactos negativos sobre las poblaciones indígenas hasta hoy en día, y que se expresa en los proyectos extractivistas que buscar sustraer riquezas naturales.
Ante todo este oscuro panorama las poblaciones indígenas han sabido resguardar sus saberes, escuchar la voz de los ancestros y preservar su identidad. “Las manifestaciones etnoculturales son expresiones de identidad que reflejan las tradiciones, creencias y prácticas y son fundamentales para preservar la diversidad cultural y el sentido de pertenencia”, comentó.
Hoy en día, rescata que esa herencia está viva en las poblaciones originarias, en la música o los instrumentos, la sanación a través de las plantas, la espiritualidad, a través de los rituales y ceremonias que siguen tan vigentes como las primeras prácticas de los grandes abuelos.
“A pesar de la opresión y el olvido, estas tradiciones y saberes se han adaptado y transformado, nutriendo la esencia de las comunidades que los preservan”, concluyó.
Y es que las poblaciones indígenas en el territorio desde la llegada de los invasores, en 1524 han resistido y enfrentado cara a cara al opresor, se han dado diversas rebeliones, entre las más destacadas está la de los Nonualcos, en 1833; el levantamiento indígena de 1932 en la zona occidental y central del país, en Santa Ana, mencionó Tepas Lapa que se dieron varios levantamientos indígenas, entre otros, que a la fecha ponen en vigencia la presencia de los pueblos indígenas en El Salvador.
Los impactos han sido grandes, pues sólo en 1932 el occidente del país sufrió la mayor represión, se condenó a todo aquel que hablaba náhuat o vestía tradicionalmente, y se incorporó desde el Estado, la imagen “folklórica” del indígena, sumiso y obediente.
Tepas Lapa y el tata Latín, reiteran que la memoria de los grandes tatas Anastasio Aquino, Feliciano Ama, Francisco Sánchez, Prudencia Ayala, entre tantos más, sigue presente y vigente.
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