Madrid / AFP
Los taxistas de Madrid empezaron el lunes una huelga indefinida contra las empresas de vehículos de transporte con conductor como Uber y Cabify, uniéndose a sus compañeros de Barcelona que llevan tres días sin trabajar.
En Barcelona, los taxistas, vistiendo chalecos amarillos como los manifestantes que llevan semanas protestando contra el gobierno francés en el país vecino, bloquearon varias calles céntricas e intentaron acceder al Parlamento regional de Cataluña pero fueron rechazados por la policía.
Los agentes tuvieron que utilizar sus porras para repeler a los manifestantes que les lanzaron objetos e hirieron a tres policías, señaló un portavoz del cuerpo de seguridad regional, los Mossos d’Esquadra.
En la capital española cientos de taxistas se concentraron en la céntrica plaza de la Puerta del Sol, frente a la sede del gobierno de la región de Madrid, vigilados desde el aire por un helicóptero policial.
La huelga empieza a dos días del inicio de la Feria Internacional de Turismo Fitur, una de las más importantes del mundo.
El sector se queja de que los conductores de Uber y Cabify compiten deslealmente con ellos pues no están sujetos a los mismos costes ni la misma regulación.
Sandra Serrano, una taxista madrileña de 32 años con ocho de experiencia, defiende que estos nuevos servicios deben regularse más estrictamente porque «campan a sus anchas por las calles captando a nuestros clientes y estamos un poco hartos».
«No nos importa que estén pero siempre que estén regulados», dijo a la AFP durante la protesta.
En Barcelona, los conductores de VTC lanzaron su propia protesta, bloqueando la importante avenida Diagonal con sus vehículos negros.
El pujante sector está en desacuerdo con la nueva regulación regional de Cataluña que quiere forzar a sus clientes a contratar sus servicios con al menos 15 minutos de antelación.
Este margen también indignó a los taxistas que reclamaban entre 12 y 24 horas de anticipo. Por ello, el viernes iniciaron su huelga y cortaron una neurálgica calle de la ciudad con sus coches amarillos y negros.
Por la noche de ese día, algunos de los huelguistas atacaron varios vehículos de VTC. En uno de los casos, el conductor tuvo que ser atendido de emergencia por una crisis de ansiedad.
«Cuando vi las agresiones del viernes me entró el pánico y no me he atrevido a salir más. Llevo sin trabajar desde el viernes por la noche», lamentó Mohamed Bermad, conductor argelino de 55 años, en la protesta de los VTC.
En su caso asegura haber sufrido tres ataques a su coche –destrozo de cristales y ruedas pinchadas– desde que empezó a trabajar con Cabify hace 20 meses.
«El problema es que se han quedado atrapados en el tiempo. Cuando yo llegué a España hace 35 años solo había una televisión y una compañía telefónica. ¿Cuántas hay ahora?», protestó.