Caralvá
fundador
Suplemento Tres mil
Algunos afirman que sí. Evolucionamos y elevamos nuestra soberbia que desprecia a todas las humanidades anteriores, try generic es curioso, click aquellos pensaron lo mismo que sus antecesores. Cuando las especies homínidas de las praderas africanas avanzaron hacia Europa, Asia, América, cada una logró sobrevivir por los mejores genes de la anterior, excepto que ese cambio sucedió hace 100,000 años y ha cambiado desde ese tiempo solo un 10% según estudio de la universidad norteamericana de Cornell, este cambio ahora ha afectado la pigmentación de la piel o la tolerancia de nuestro organismo a la lactosa, en realidad es insignificante. A partir de este cambio la evolución de nuestra especie puede medirse por sus expresiones culturales, cada cultura desarrolló sus propios modelos de producción, relaciones sociales, armas, religiones etc., en realidad la diferencia en cada cultura se puede comparar en la disminución de las distancias, tiempo, producción masiva, acceso a la información, colectividad, servicios públicos etc., que muestran avances visibles de una etapa a otra. No obstante ésta concepción de colectividad en las megápolis, esas ciudades con más de veinte millones de habitantes como México, D.F., Nueva York, Tokio, Bombay, etc.. Donde las personas tienen un sentido inverso a su concepción de superioridad a otras civilizaciones, su individualidad se pierde en las multitudes, no es suficiente la tecnología para reencontrarse o encontrar su voz interior, la individualidad es alienada por la gigantesca mancha urbana, el Estado, los medios de comunicación, el comercio, el ruido político, las guerras etc… la individualidad está perdida entre millones de seres igualmente desconocidos. Desde la antigüedad aspiramos a encontrarnos con nuestro Ser, intentar al menos expresiones genuinas que nos permita un poco de autoconsciencia. Pero el mundo tiene un sentido opuesto, nuestros límites de superioridad se miden por las armas, por el exterminio de pueblos enemigos, por el acceso al agua, la tecnología, las finanzas, etc., será cuestión de tiempo para que las potencias decidan nuestro destino sin consultar nada ni a nadie. La humanidad con las guerras demuestra su naturaleza esencial, una humanidad desea la superioridad absoluta contra el enemigo, un argumento básico de las conductas primates… Me parece que la tecnología, los instrumentos de comunicación, las megápolis, etc., no producen modelos evolutivos de nuevas humanidades, reproducen el viejo esquema de agresión de una cultura contra otra; nuestras diferencias ahora parecen ser puntos opuestos y excluyentes como en las ancestrales guerras religiosas o las guerras europeas por diferencias de mercados capitalistas con su espíritu supremacista. Aún existe esclavitud entre nosotros, el hambre y el fenómeno de las drogas son similares a nuestros ancestros. Hemos avanzado en las formas de exterminio, antes moríamos alcanzados por una flecha, ahora calcinados por una detonación nuclear. De no suceder un desastre nuclear, el caos llegará por el surgimiento de nuevas nacionalidades-religiosas o las nacionalidades hegemónicas en las megápolis que se perfilan en el nuevo mapa mundial. El mundo no evoluciona hacia su perfección, solo ha demostrado una enorme capacidad de autodestrucción, sin valores, con imperialismos y colonialismos, con indiferencia absoluta por la pobreza entre las naciones, lo mejor es aceptarlo y rebelarse al destino, un poco de filosofía nos da felicidad, aunque es poco, parece suficiente ante la involución colectiva.