Deborah López
@DiarioCoLatino
Monseñor Romero sigue siendo la imagen de Jesucristo entre nosotros y su presencia es la presencia del pastor que Dios concedió a este pueblo salvadoreño, detalló el sacerdote Óscar Oviedo, en la celebración de la misa dominical en la Cripta de la Catedral Metropolitana, en conmemoración y agradecimiento de la labor de buen pastor que él y el
padre Alfonso Navarro realizaron ante la difícil situación en la historia de El Salvador.
Asimismo, recordó a los feligreses los desafíos que atraviesan los
sacerdotes en el país, por la violencia y las amenazas que sufren, y que dedicarse a ese oficio no es por un capricho sino por una vocación. “Es Dios quien llama y llama a una función específica: ser pastores”, indicó y citó las palabras de Romero: “el que toca a uno de mis sacerdotes a mí me toca”, prosiguió Oviedo.
La muerte de Monseñor Romero y del sacerdote Alfonso son un ejemplo de entrega, porque fueron capaces de hablar ante el pueblo y denunciar las injusticias. El buen pastor defiende a sus ovejas y por medio de ellos, la Iglesia lleva ese mensaje de fidelidad hacia el pueblo de Dios.
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Óscar Oviedo, sacerdote diocesano, del seminario San José de la Montaña en la santa eucaristía de los domingos en Catedral Metropolitana. Foto Diario Co Latino / Ricardo Chicas Segura