Por: Leonel Herrera*
A muchos sorprendió el alto grado de mentira del discurso de Nayib Bukele en la Asamblea General de las Naciones Unidas, especialmente la afirmación cínica de que su gobierno respeta la libertad de expresión y no persigue a sus opositores.
Indignados por el falaz relato presidencial, varios mencionan en redes sociales los múltiples reportes sobre graves violaciones a derechos humanos contra personas inocentes durante el régimen de excepción, incluido el más reciente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el pedido de información de la ONU sobre la sospechosa muerte del ex asesor de seguridad Alejandro Muyshondt bajo custodia estatal.
También comentan sobre la persecución judicial contra opositores políticos, veteranos y ex combatientes del conflicto armado, algunos empresarios y los ambientalistas de Cabañas que se oponen a la reactivación de la minería metálica.
A esto habría que agregar los frecuentes reportes del centro de monitoreo la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) que registran cientos de vulneraciones a la libertad de prensa y al ejercicio periodístico. Y, ciertamente, sobran argumentos para desmentir la escandalosa propaganda bukelista en Naciones Unidas.
Lo actuado por el autócrata salvadoreño es un desesperado intento de contener la estrepitosa caída de su imagen de “presidente cool”. Bukele sabe que, cada día más, el mundo lo ve tal como es: un gobernante populista, autoritario, intransparente y violador de derechos humanos, que no respeta las más elementales reglas democráticas.
Basta constatar cómo medios de comunicación de diversos países del mundo retoman algunas denuncias sobre abusos, irregularidades y actos de corrupción revelados por el periodismo salvadoreño.
El caso más reciente es la noticia de que Bukele y su grupo familiar se hicieron terratenientes y que -en sólo cinco años en el gobierno- ya forman parte de la oligarquía salvadoreña. La investigación de Redacción Regional y Focos TV ha resonado en México, Estados Unidos, España, Francia y otros países donde dicha información fue retomada.
https://focostv.com/bukele-cia-la-nueva-familia-terrateniente-de-el-salvador/
También han dado la vuelta al mundo los audios de Alejandro Muyshondt y Ernesto Castro, ex secretario privado de Bukele y actual presidente de la Asamblea Legislativa, revelados por el periodista Héctor Silva Ávalos, en Infobae y el medio guatemalteco Prensa Comunitaria.
En uno de éstos audios, Muyshondt y Castro acuerdan espiar a periodistas y opositores. Muyshondt también comenta sobre corrupción en el gobierno y actividades narcotraficantes de aliados políticos de Bukele. El mismo eco internacional tuvo la captura, posibles torturas y muerte del mismo Muyshondt, mostrada en un documental de la Revista Factum
https://www.revistafactum.com/muyshondt-182-dias/
Los obscenos salarios de algunos funcionarios del gobierno, la corrupción legislativa y otras anomalías reveladas por los hackers de Ciberinteligencia SV, también han inundado las redes sociales y medios dentro y fuera del país.
Un caso que afecta particularmente la imagen del régimen de Bukele es la criminalización y persecución judicial contra los líderes comunitarios de Santa Marta y ADES. 250 organizaciones de treinta países, 17 congresistas de Estados Unidos y varias relatorías, grupos de trabajo y otras instancias de la ONU se han pronunciado.
La Relatora Especial sobre la Situación de los Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, Mary Lawlor, ha pedido en cuatro ocasiones al Estado salvadoreño que desestime el caso, retire los cargos y libere a los ambientalistas.
https://www.diariocolatino.com/relatora-de-onu-reitera-peticion-de-liberar-a-ambientalistas/
En estos días se realizan múltiples acciones de protesta frente a embajadas y consulados salvadoreños en Canadá, Estados Unidos, México, Alemania, Suecia, Italia, Australia y otros países, de cara al juicio que tendrá lugar la próxima semana en el Tribunal de Sentencia de Sensuntepeque. El mundo ve con asombro, vergüenza y repulsión a un Estado que persigue a sus defensores ambientales en vez de protegerlos.
Así que la imagen de “presidente cool” se cae a pedazos. El mundo, incluso, ve con duda y sospecha el cacareado logro de la seguridad pública, al constatar que esto ha sido en detrimento del debido proceso, los derechos de las personas inocentes y la democracia.
Por eso el gobernante inconstitucional no tuvo escrúpulos para convertir el podio de la Asamblea de la ONU en una tribuna propagandística, mentir descaradamente y dibujar un país que no existe o que -al menos- difiere de la realidad de la mayoría de la población salvadoreña.
*Periodista y activista social.