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La importancia de Omán y de la muerte de su Sultán

Isaac Bigio
Analista internacional

Apenas el mundo celebró el día de los reyes magos falleció el sultán del país de donde proviene gran parte del incienso que, según la Biblia, le trajeron al bebé Jesús los sabios del oriente.

Qaboos bin Said al Said murió el 10 de enero, cuando le faltaban pocos meses para cumplir 50 años en el trono de Omán, al cual había llegado el 23 de julio de 1970. Ningún otro mandatario árabe, semita o del Asia Occidental tenía tanto tiempo en el poder como él.

A pesar de que ejercía muy autocráticamente la corona, y ser Omán uno de los tantos Estados del golfo pérsico que se han enriquecido con el oro negro, su figura no era muy abordada por la media mundial, la cual más se preocupa por los escándalos de la familia real inglesa o de las intervenciones militares de monarquías como la saudita.

Esto se debe -en parte- a qué Omán trató de ponerse al margen de todas las guerras en las que sí se han envuelto todos sus vecinos. Omán limita al oeste con Yemen (la única república de la península árabe y el centro de la peor guerra de dicha región y también de la mayor epidemia de cólera del planeta), al norte con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (quienes vienen invadiendo y bombardeando a Yemen, Libia y Siria, tras haber ocupado Bahréin) y al frente de su costa este está Irán (quien apoya el “bloque de la resistencia” con grupos armados anti-EE.UU. en Irak, Afganistán, Siria, Líbano, Palestina y Yemen).

A pesar que Omán tiene menos de 5 millones de habitantes, este juega un rol importante en el medio oriente. Qaboos bin Said al Said ha buscado mantenerse al margen de esos conflictos y como intermediario entre las petro-monarquías arábigas y EE.UU. e Irán. Omán no ha apoyado las sanciones de Arabia Saudita y sus aliados contra Qatar, ni sus choques contra Irán.

OMÁN

Omán juega un rol importante al quererse perfilar como el único Estado del golfo pérsico que busca servir de puente entre todas las partes en conflicto. Su versión del Islam se distingue de la de los sunitas y chiitas. Omán es el único país del mundo donde la mayoría de sus habitantes profesan la versión ibadí del Islam, una secta que se formó dos décadas después de la muerte de Mahoma y que precedió a la de los sunitas y chiíes. Eso facilita su rol de estar separado de las distintas fracciones que promueven una intransigencia o fundamentalismo sunita, así como de los diversos grupos chiíes ligados a Irán. También le permite mostrar tolerancias con otras congregaciones musulmanas y de otras religiones.

Omán es, además, el único país arábigo que llegó a ser una dependencia ibérica por 150 años. En la época en que los españoles iniciaron la colonización del Caribe y los portugueses la del África, la India y Ceylán, Omán y Mascate (como así se le conocía antes) fue parte del imperio portugués y luego del hispánico.

Durante el siglo y medio que va de 1,500 a 1,650 Omán fue una dependencia portuguesa. El año en el cual los marineros lusos llegaron a sus costas fue el mismo en el cual arribaron al Brasil, pero mientras los portugueses transformaran al gigante suramericano en lo que llegó a ser la capital de su imperio ultramarino, Omán terminó liberándose y creando un nuevo imperio ultramarino.

El nuevo imperio omaní rivalizó con los portugueses en el océano Índico. Este se extendió desde la costa oeste del golfo pérsico (incluyendo territorios desde la actual Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos pasando por toda Qatar y Bahrain) y de regiones de la actual costa indica de Irán y de la actual ciudad pakistaní de Gwadar, hasta Zanzíbar y territorios de la costa oriental africana de la actual Somalia, Kenia, Tanzania y Mozambique.

Se trató del segundo gran imperio nativo que se extendía verticalmente, pues el anterior fue el inca. Mientras el Tahuantinsuyo se centró en la cordillera andina, el imperio omaní se basó en las rutas marítimas que unían el sur de la península arábiga con la costa oriental africana.

El imperio omaní fue comandado por la casa real Al Said, de la que proviene Qaboos, la cual perdió sus posesiones africanas al dividirse internamente y permitir -por esa vía- que los británicos les capturaron muchos de sus territorios y se convirtiesen en la potencia dominante en la misma Omán.

REY QABOOS

A pesar de su naturaleza “pacifista” en política externa, Qaboos bin Said al Said solamente pudo llegar al poder y consolidarse en éste (el cual lo ha ejercido siempre autoritariamente) mediante la violencia. Él arribó al trono tras el golpe militar del 23 de julio donde Qaboos derrocó a su padre Said bin Taimur. En sus primeros años en el gobierno, Qaboos reprimió duramente a la insurrección de Dhofar, la cual se había iniciado en 1962 y él terminó aplastando en 1976.

Dhofar es la región occidental de Omán que ocupa toda la frontera con Yemen. Allí la población tiene una cultura y una forma de hablar la árabe muy particular. Los rebeldes eran republicanos izquierdistas que buscaban derrocar a la monarquía absoluta y que estaban apoyados por sus vecinos del Yemen “socialista”, así como por los soviéticos, chinos e Irak.

Qaboos bin Said al Said llegó al poder gracias al apoyo de los servicios secretos y militares de Londres, cuando en esa época estaba de primer ministro el laborista Harold Wilson. La insurgencia republicana fue sofocada con la ayuda británica y la intervención de todas las petro-monarquías del golfo, incluida en ese tiempo la del Sha de Irán, el cuál envió más de mil soldados.

Entonces, EE.UU. alentaba que Irán intervenga militarmente en sus vecindarios y hasta que se dote de armas de destrucción masiva. Sin embargo, cuando en 1979 una revolución nacionalista chiita derrocó a la monarquía absolutista, Washington pasó a considerar a la nueva República Islámica de Irán como su mayor enemigo en el Medio Oriente.

Qaboos fue el 14avo sultán de Mascate y Omán, un país que hasta hacía 1,951 fue un protectorado británico y que siguió muy influenciado por el Reino Unido. Al colocarse la corona, Qaboos modificó en 1970 el antiguo nombre de su país para simplificarlo al de Sultanato de Omán y luego ingresar a las Naciones Unidas.

El país que él heredó era sumamente atrasado pues apenas tenía pocos kilómetros de carreteras. Gracias al boom petrolero Qaboos logró levantar la economía, la infraestructura y el nivel de vida de sus habitantes.

Sin embargo, Omán se ha mantenido como una de las monarquías más absolutas que hay en el mundo. Qaboos nunca permitió la separación de poderes, todos los cuales se concentraban en su persona cuya autoridad fue siempre total e inviolable.

El sultán ha sido el primer ministro, comandante en jefe de las FFAA, ministro de defensa, ministro de economía y finanzas, canciller de relaciones exteriores y jefe del banco central. El sultán designa a todos los jueces y promulga todas las leyes mediante edictos reales.

El cumpleaños de Qaboos (18 de noviembre) ha sido celebrado como feriado nacional y el primer día de su reinado (23 de julio) es el día del renacimiento.

Qaboos no solamente ha buscado buenas relaciones con Irán sino también con su antípoda en la región: Israel. El primer ministro hebreo Simón Pérez visitó Omán en 1996 y Benjamín Netanyahu hizo lo mismo en octubre 2018.

NUEVO REY TARIQ

Al no dejar ningún hijo Qaboos delegó como su sucesor a su primo y excuñado Haitham bin Tariq Al Said.

El nuevo sultán ha de seguir concentrando todos los cargos ministeriales y poderes absolutos de Qaboos. Omán seguirá beneficiándose de sus hidrocarburos para estar dentro de los primeros veinticinco países del mundo en cuanto a riqueza por habitante (la cual es de $47,366 anuales por persona).

Esta última cifra es mayor que la de cual país iberoamericano (incluyendo España) e incluso que la del Reino Unido, pero es inferior a las de las demás petro-monarquías del golfo arábigo (Qatar, Kuwait, Emiratos, Arabia Saudita y Bahréin).

Omán se reivindica como el más antiguo Estado y monarquía de la península arábiga, como los herederos del único imperio musulmán ultramarino, como los únicos árabes del Medio Oriente con raíces ibéricas y como la única nación islámica no alienada con las dos grandes variantes de dicha fe (sunitas y chiitas). El nuevo sultán mantendrá una petro-monarquía absoluta, y habrá que ver si continúa con la misma orientación de su predecesor Qaboos de mantener a Omán como un puente intermediario entre las distintas potencias regionales involucradas en las tensiones del Medio Oriente.

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