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La victoria de Donald Trump ha dejado a todo el mundo en la más grade perplejidad, y con razón, pero, el “martes negro” en la política ya debe ser parte del pasado. Ahora hay que poner los pies sobre la tierra, y comenzar a maquinar como enfrentar el Gobierno de Trump en lo que nos corresponda, a partir del 20 de enero de 2017, que en nuestro caso son dos grandes campos: el comercio y la migración.
Lo anterior, no significa, en manera alguna, elucubrar tésis o sobre supuesta tésis del por qué el triunfo de Trump, por qué fallaron las encuestas, donde estuvo la clave del éxito de la campaña del Republicano. Esto es más bien para darle una explicación desde la ciencia social, lo que pasó o pudo haber pasado, que es bueno pero que en nada cambiará la realidad del nuevo momento en el imperio estadounidense ni en la geopolítica mundial.
Lo anterior no significa la sorpresa que nos llevó el gane de Trump, quien en sus discursos en la campaña se identificó como antiinmigrante, impulsivo y corrosivo. Sus mismos votantes republicanos admitieron que su candidato solía decir muchas “estupideces”. “Se me hace increíble que haya tanta gente que haya votado por una propuesta de odio. ¡Parece un mal sueño!, expresó una votante demócrata (Diario Co Latino, 9 de noviembre 2016).
Pero, como hemos dicho al principio, hay que dejarle los análisis a los especialistas, y las políticas a lo terrenal. En esta dirección, nos parece correcto que el llamado que ha hecho nuestro Gobierno a mantener la calma.
“El primer llamado es mantener la calma, muchas de la decisiones son en el Senado”, dijo el Canciller Hugo Martínez en referencia a los salvadores que gozan del TPS, el cual tiene una vigencia de 18 meses.
Además, el Canciller, en nombre del Presidente Salvador Sánchez Cerén, ha dicho que trabajará a favor de los migrantes con el Gobierno de Trump.
Es decir, la diplomacia salvadoreña debe redoblar y diseñar una nueva estrategia diplomática para enfrentar cualquier amenaza a los migrantes salvadoreños y en las relaciones comerciales con los Estados Unidos.
Y es que hay superar la condición de estupefactos por los resultados electorales a transitar por una condición de realidades complejas.
