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La Internacional Cristo-Neofascista, al asalto del poder blandiendo la Biblia y el crucifijo (II)

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”. Sus últimos libros son: “¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías? (Biblioteca Nueva, 2019, 3ª ed.) y Hermano Islam (Trotta, 2019)
[Este artículo es la segunda parte del publicado la semana pasada en RD] Evangélicos por Trump

“Donald Trump ha devuelto a Dios a la Casa Blanca”. Es esta una afirmación que se escucha con frecuencia en un sector numeroso y políticamente y religiosamente muy influyente de los cristianos evangélicos en los Estados Unidos. Trump y ese sector se apoyan, se necesitan mutuamente y coinciden ideológicamente en cuestiones como la libertad religiosa, la oposición al aborto, el rechazo del matrimonio igualitario, el nombramiento de jueces conservadores en el Tribunal Supremo, la presencia de la fe cristiana en la esfera pública, la política internacional agresiva y desestabilizadora de Trump, la inmigración, etcétera.

El 3 de enero del año recién estrenado el equipo de Trump ha creado en Miami la iniciativa “Evangélicos con Trump”, que convocó a 7,000 personas en la Iglesia del Ministerio Internacional del Rey Jesús, de Miami, para lanzar su campaña a la reelección como presidente de Estados Unidos en 2020. Al acto fue invitado Trump por el pastor Guillermo Maldonado, autodenominado “El Apóstol”. Las personas reunidas -con significativa presencia de inmigrantes- ovacionaron al presidente cuando se refirió a la muerte del militar iraní, Soleimani en Irak, ordenada por él, a la construcción del muro en la frontera con México, a la defensa del derecho a la vida y a la condena del derecho al aborto.

Trump cuenta con el apoyo de la organización Capitol Ministries fundada en 1996 por Danielle y Ralph Drollinger con el objetivo de llevar el Evangelio a los funcionarios públicos de Estados Unidos y de otros países de América Latina. La organización -financiada por el gobierno de Trump- ha creado centros para el estudio de la Biblia, la evangelización y el discipulado y la formación de legisladores cristianos. La experiencia ha sido exportada a varios países latinoamericanos como México, Honduras, Paraguay, Uruguay, Costa Rica, y cuenta con una fuerte implantación en Brasil y el apoyo de su presidente Jair Bolsonaro.    

Con todo, no es todo el mundo evangélico el que apoya a Trump. Existe un importante sector que se desmarca, se muestra crítico y se opone directamente a su política xenófoba, homófoba y antiecológica. Es el caso de la revista Christianity Today, prestigiosa revista evangélica fundada en 1956, que en un editorial reciente ha puesto de manifiesto las “deficiencias morales” de Trump, su “carácter grosero e inmoral”, y se ha mostrado favorable al impeachement del presidente estadounidense por “lealtad al Creador de los Diez Mandamientos”. La reacción crítica de Trump a dicha posición deslegitimadora de su persona y de su modo de hacer política no se ha hecho esperar presumiendo de que “¡ningún presidente ha hecho lo que yo he hecho por los evangélicos o la religión misma!”

Ante las críticas de Trump y de líderes y consejeros evangélicos suyos por su oposición al dirigente estadounidense, el presidente de Christianity Today ha respondido llamando la atención sobre “la inmoralidad, la codicia y la corrupción del presidente Trump, su divisionismo y la discriminación racial, su crueldad y hostilidad hacia los inmigrantes y refugiados (…) evidentes abusos de poder”.    

América Latina, bajo el asedio del Cristo-bíblico-neofascismo

En Colombia fracasaron los Acuerdos de Paz porque los evangélicos fundamentalistas y los católicos integristas hicieron campaña en contra alegando falsamente que en ellos se defendían el matrimonio igualitario, el aborto y la homosexualidad. En la primera vuelta de las pasadas elecciones de Costa Rica ganó el pastor evangélico Fabricio Alvarado, con un discurso a favor de los “valores cristianos”, del neoliberalismo y contra el aborto y el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo.

En Brasil, los partidos evangélicos fundamentalistas fueron decisivos en la reprobación de Dilma Rousseff y en la elección del exmilitar Bolsonaro como presidente del país. Son ellos realmente los que inspiran y legitiman su política declaradamente homófoba, sexista, xenófoba y antiecológica. El apoyo a los discursos de Bolsonaro fomenta el eco-cidio y el racismo hacia las comunidades indígenas y desemboca tristemente en asesinato de los ecologistas.

A Brasilia llegó la organización norteamericana citada Capitol Ministries, cuyo objetivo es la creación de discípulos de Cristo en el ámbito político en todo el mundo. Lo que pretende es “reconstruir la nación brasileña a partir de valores cristianos forjados a través del estudio de la Palabra de Dios” y llevar los estudios bíblicos a Bolsonaro y sus ministros, mantener reuniones bíblicas individuales con los parlamentarios, especialmente con los no convertidos, y conseguir que cada parlamentario del Congreso Nacional reciba los textos bíblicos.

El gobierno de El Salvador parece seguir similares derroteros. En su toma de posesión el presidente de la República, Nayib Bukele invitó a dirigir una reflexión y una oración al pastor evangélico argentino Dante Gebel, conocido por sus vínculos con pastores ultraconservadores como Cash Luna. Posteriormente se reunió con una representación de pastores evangélicos de diferentes países, entre los cuales había algunos de Estados Unidos, que son asesores de Trump. La diputada de Conciliación Nacional Eileen Romero ha presentado una moción para decretar la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas. La Asamblea Legislativa invitó a un grupo de pastores evangélicos a dirigir una plegaria religiosa en el día oficial destinado a la oración.   

En Bolivia, los militares y los sectores religiosos fundamentalistas han dado un golpe de Estado contra Evo Morales, presidente legítimo de la República Plurinacional, que colocó a las comunidades indígenas en el centro de su política social, cultural, económica y en la cartografía mundial. Y lo han hecho con la Biblia y el crucifijo, puestos al servicio de la represión y de la humillación de los pueblos originarios.

Luis Fernando Camacho, jefe cívico de la oposición y Jeanine Áñez, actual presidenta ilegítima, entronizaron la Biblia en la presidencia de la República para legitimar el golpe, lavar las muertes producidas como consecuencia del mismo, confesionalizar cristianamente de la política, negar la identidad de las comunidades indígenas y desprestigiar sus cultos, calificándolos de “satánicos”.

“Sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas, la ciudad no es para los indios, que se vayan al Altiplano o al Chaco… ¡Qué año nuevo ni lucero aymara del alba! Satánicos, a Dios nadie lo reemplaza”. Fueron declaraciones hechas en 2013 por Jeanine Áñez, que ha logrado poner en práctica ahora tras el golpe de Estado.

“Bolivia para Cristo. Nunca más la Pachamama al Palacio [Presidencial]… Dios nos ha enviado a Bolivia para evangelizar por segunda vez”. Fueron afirmaciones de Luis Fernando Camacho tras el golpe militar, seguidas por la colocación de la Biblia sobre la bandera criolla boliviana en el hall del Palacio del Gobierno en la Paz. Camacho llevaba razón: empezaba una segunda evangelización bañada de sangre como la primera de hace más de cinco siglos.          

Tras estos fenómenos producidos en diferentes países habría que hablar de una alianza Cristo-bíblico-militar-neoliberal-patriarcal fascista que actúa coordinadamente en todos los continentes -y muy especialmente en América Latina- utiliza irreverentemente el nombre de Cristo, y defiende la “teología de la prosperidad” como legitimación del sistema capitalista en su versión neoliberal. Y lo hace con excelentes resultados: refuerza gobiernos autoritarios, derroca a presidentes elegidos democráticamente, da golpes de Estado, impide la aprobación de leyes en defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y encarcela a dirigentes políticos de la oposición, etc.

[La tercera parte de este artículo se centrará en el discurso de odio que construye y las prácticas de odio que genera y siembra en la ciudadanía mundial la Internacional Cristo-Neofascista]

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