Participan líderes del mundo
Por Katell Abien
La Habana/AFP/PL
Los líderes de la izquierda en Latinoamérica, hijos espirituales de la revolución cubana, se suman el martes al duelo de los cubanos por la muerte de Fidel Castro.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se encuentra en La Habana para honrar la memoria del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
Tras su arribo al aeropuerto Internacional José Martí, el gobernante expresó su solidaridad y acompañamiento con el pueblo de Cuba en estos días de despedida a la fuerza inmortal del Comandante Fidel.
Maduro, quien expresó que Cuba y Venezuela son una gran familia, como lo visualizaron Simón Bolívar y José Martí, apuntó que resulta difícil y extraño llegar a Cuba y no tener a Fidel físicamente.
Rememoró las batallas que protagonizaron los Comandantes Hugo Chávez y Fidel, quien falleció la noche del pasado viernes a la edad de 90 años.
A la capital cubana, arribaron también el mandatario de Bolivia, Evo Morales; el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, el vicepresidente de la República Popular China, Li Yuanchao y el Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves,
Los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de México, Enrique Peña Nieto, viajarán también este martes a la capital cubana para participar en la ceremonia luctuosa convocada con motivo del fallecimiento del comandante Fidel Castro.
Esta segunda jornada de una semana dedicada a la memoria del padre de la revolución cubana, comenzará por un nuevo acto de recogimiento en la histórica Plaza de la Revolución de La Habana.
Al igual que el lunes, los cubanos están convocados a desfilar durante la mañana por el memorial del héroe nacional de la independencia, José Martí, frente a los retratos de Fidel.
La víspera centenares de miles de ellos, a menudo en llanto, rindieron homenaje a su expresidente, mientras que en toda la isla muchos firmaron los registros en los que «juraban» conservar la herencia socialista de quien durante medio siglo manejó los destinos del país.
Criticado por organismos internacionales y por sus opositores por violaciones de los derechos humanos, Fidel Castro sigue siendo venerado por muchos cubanos, que quedaron estupefactos con la noticia de su muerte el viernes, a los 90 años.
«Tengo 60 años, lo único que conocí fue la revolución. Creí que estaba listo pero no: ningún cubano estaba preparado para perderlo físicamente» a Fidel, asegura Agustín González, campesino de la provincia oriental de Camagüey.
En la misma Plaza de la Revolución tendrá lugar una ceremonia a las 7:00 pm, hora local, a la que están invitados los diplomáticos acreditados en La Habana y los mandatarios extranjeros.
La izquierda latinoamericana, que se inspiró en la revolución cubana, será la más representada con los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Bolivia, Evo Morales; de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Nicaragua, Daniel Ortega.
Mugabe presente, Obama no
Pero pocos dignatarios de otras partes del mundo respondieron a la invitación: el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a pesar de ser el gran defensor del histórico acercamiento iniciado a fines de 2014 entre los dos enemigos de la Guerra Fría, comunicó que no concurriría a los funerales.
Tampoco asistirá su homólogo francés, François Hollande. Lo representará Jean-Pierre Bel, enviado personal para América Latina y expresidente del Senado.
Estarán presentes, en cambio, los dirigentes de Zimbabue, Robert Mugabe; de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; de Sudáfrica, Jacob Zuma, al igual que el anterior rey de España Juan Carlos, el excanciller alemán Gerhard Schröder y los vicepresidentes de Irán y China.
La situación diplomática de la isla comunista sigue siendo muy compleja, como ilustra el amenazante tuit del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien el lunes advirtió que pondría fin al deshielo con La Habana «si Cuba no está dispuesta a sellar un mejor acuerdo para el pueblo cubano».
Las cenizas del dirigente reposan en una urna de madera café que fue exhibida por la televisión estatal. Raúl Castro y altos dirigentes del Partido Comunista honraron su memoria en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas, al costado de la Plaza de la Revolución.
Tras esos actos, entre el miércoles y el sábado recorrerá unos 1.000 kilómetros que separan a La Habana de Santiago de Cuba, en el oriente de la isla, atravesando en sentido inverso el camino hecho por el joven Fidel Castro durante su «caravana de la libertad» tras la derrocar del dictador Fulgencio Batista en 1959.
Finalmente, sus cenizas serán depositadas el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago, que ya alberga la tumba de José Martí.
En virtud del duelo nacional de nueve días, se anularon todas los espectáculos, públicos, se suspendieron los partidos de béisbol, se cerraron las discotecas y se prohibió la venta de alcohol.
Su muerte «fue algo doloroso, ya que crecimos bajo su guía. Siempre estuvimos con Fidel, en los buenos y en los malos momentos», contó Ley Castaño, ingeniero informático de 32 años, uno de los peregrinos de la Plaza de la Revolución.
«No habrá otra persona como él», declaró por su lado a la AFP Teresa Oqendo, de 84 años.
Mientras que la muerte de Fidel Castro fue recibida con alborozo por una parte de la comunidad cubana fuera de la isla, los disidentes en Cuba han elegido estos días la discreción, por respeto al duelo de sus compatriotas y para evitar ser acusados de provocación.
Pero han advertido que reanudarán la lucha contra el gobierno, a partir de ahora encarnado en el hermano menor de Fidel, Raúl, de 85 años, al timón desde 2006.
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