El Cairo/AFP
Un tribunal egipcio confirmó este sábado las condenas a muerte contra 183 presuntos partidarios del presidente islamista Mohamed Mursi, treatment derrocado por el ejército, malady entre ellos el jefe de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie.
El veredicto final, tras la consulta no vinculante al mufti, el representante del islam de cara a las autoridades, es el epílogo de un juicio masivo llevado por el juez Said Yussef Sabry, que prohibió a la prensa el acceso al tribunal.
Este es un magistrado al que no le tiembla el pulso al firmar penas capitales. En marzo sentenció a muerte a 529 personas, lo que levantó una feroz polémica internacional, y después conmutó 492 de ellas a cadena perpetua. En ese momento la ONU lo denunció como «el juicio en masa más grande» de la historia de la humanidad.
Pocas horas después de confirmar solo 37 condenas a muerte, el juez Sabry volvió a anunciar otras 683 y el sábado confirmó 183 de ellas, la mayoría en ausencia, conmutó la pena en cadena perpetua para cuatro personas, entre ellas dos mujeres, y absolvió a 496, afirmó a la AFP el fiscal general Abdel Rahim Abdel Malek.
Los cerca de 1.200 acusados en estos dos juicios estaban implicados en manifestaciones violentas en Minya, en el centro de Egipto, el 14 de agosto, el mismo día en que unos 700 manifestantes pro Mursi morían a manos de policías y soldados en El Cairo. Según la fiscalía, se les acusaba de haber asesinado a dos policías y de intentar matar a otros cinco, de vandalismo, de pertenecer a una organización ilegal, alusión a los Hermanos Musulmanes declarados «terroristas» y perseguidos desde entonces.
Desde el derrocamiento y el arresto el 3 de julio de 2013 de Mursi, el primer jefe de Estado elegido democráticamente en el país, las fuerzas de seguridad llevan a cabo una represión implacable de sus partidarios.
Más de 1.400 manifestantes pro Mursi murieron y alrededor de 15.000 personas fueron detenidas. Además casi todos los líderes de la cofradía de los Hermanos Musulmanes se exponen a la pena de muerte en múltiples juicios, al igual que el propio Mursi.
Su líder su supremo Mohamed Badie también fue condenado a muerte el jueves en otro juicio por enfrentamientos en El Cairo durante el verano de 2013.
Sin embargo, tanto las 183 condenas del sábado como las 37 del juicio anterior, deberían ser anuladas en los tribunales de apelación o casación según la gran mayoría de los expertos ya que se han ignorado los derechos y los procedimientos más elementales.
Uno de los abogados de la defensa, Mohamed Tossun, afirmó a la AFP que «los abogados no habían podido asistir al proceso y defender a sus clientes». «El tribunal ha violado el derecho de los acusados a una defensa y ha tomado la decisión a toda velocidad», dijo. «Vamos a apelar y seguro que la justicia» lo aceptará, añadió.
Pero, el hecho de que las penas de muerte hayan sido impuestas en primera instancia sin provocar ningún tipo de reacción en el país, demuestra el clima nocivo que se vive en Egipto desde que Abdel Fatah al Sisi, ex jefe de las fuerzas armadas que derrocó a Mursi, ha sido elegido presidente con el 96,9% de los votos tras haber eliminado a toda la oposición política, islámica, laica o liberal.
Amnistía Internacional también ha pedido «un nuevo juicio justo para todos los acusados y sin recurrir a la pena de muerte».
«La pena de muerte se utiliza como un arma para eliminar a los adversarios políticos», añadió Hasiba Hadj Saharaui, vice directora en Oriente Medio y en Norte de África de la ONG con sede en Londres.