Por Mauricio Vallejo Márquez
No importa cuántos años pasen, que los siglos sigan avanzando, la justicia es necesaria y existe. Aunque algunos escépticos consideren que no. Siempre habrán personas que no dejan que el silencio y los años inundan los hechos y siguen trabajando por obtenerla, porque la justicia no solo llega, se labra. Aunque en ocasiones parezca que tarda más de lo que quisiéramos, pero llega puntual.
Recuerdo aquellas hermosas palabras del líder de la India, Mahatma Gandhi, quien afirmó que: “los tiranos, asesinos y los impostores siempre han caído. En un momento parecieron invencibles, pero al final siempre han caído”. A pesar de que parezca que no, al final las palabras del líder hindú siguen siendo válidas y esperanzadoras, pero no una limitante para quedarse aguardando que la justicia llegue sin hacer nada. La justicia se busca, se trabaja, se exige. Nuestras sociedades lo han demostrado a pesar de la negativa de muchas instituciones públicas y gobiernos que la han negado, así como el tiempo se encarga de derrocar dictadores, también la justicia llega a su debido tiempo
En Guatemala las valientes mujeres ixiles saben de eso. Y sin importar que pasaron los años y fuera imposible llevar a juicio al culpable, Efraín Ríos Montt, siguieron insistiendo hasta que lo lograron llevar al estrado por genocidio y delitos de lesa humanidad. Se habla de 1,770 indígenas ixiles que fueron asesinados. Un verdadero genocidio que era sentenciado el 10 de mayo de 2013 trayendo la sorpresa al mundo. En Guatemala por primera vez un ex presidente era sentenciado por sus delitos, sobre todo porque era un genocidio. La noticia se disparó por toda América, donde muchos celebraron la resolución. La gente se sentía satisfecha y comenzaba la esperanza de que la justicia llegue, que era posible sentenciar a un criminal que realizaba delitos de lesa humanidad en América Latina. Y sobre todo la gente veía posible que la verdad no sólo era conocida sino ratificada por tribunales, por jueces.
Pero la alegría no duró mucho, porque la sentencia dictada contra Ríos Montt fue anulada el lunes 20 de mayo, lo que provocó la protesta de personas en Honduras, Argentina, Nicaragua, México y Perú. Pero sobre todo frustración. Sin embargo el pueblo Ixil no se limita y continuará peleando por que se haga justicia
Los casos de crímenes de lesa humanidad son todos aquellos asesinatos, exterminios, deportaciones, torturas, violaciones, prostitución forzada, esterilización forzada, encarcelación, persecución y desaparición que se realizan por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual. La definición de crimen contra la humanidad o de lesa humanidad se encuentra en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Una de sus características es que no tienen prescripción, es decir que se pueden seguir persiguiendo hasta condenar a aquellos que los cometieron. Lamentablemente no siempre se han visto sentenciados.
El juicio histórico a Pinochet
El 10 de octubre de 1998 el mundo no salía de su asombro de ver que la justicia había puesto bajo arresto a un dictador: Augusto Pinochet. Lamentablemente Pinochet no estuvo un solo día preso, aunque fue detenido tres días en Londres y vivió días de arresto domiciliario. Afirmó que no estaba en condiciones mentales para afrontar el juicio, por lo que no se logró su presencia en un juicio. El gobierno Británico no accedió a la extradición, aunque se había ganado y Pinochet regresó a Chile y murió ahí. Siendo señalado por sus delitos y por las injusticias cometidos durante su dictadura. Algunos creen que Pinochet engañó al mundo para no enfrentar el juicio, sin embargo la historia lo señala y lo seguirá viendo como un violador de los derechos humanos y se recordaran los más de 300 casos en los que se le acusó, así como el resto de dictadores y criminales de lesa humanidad que aunque logren escapar del juicio legal no escapan del juicio histórico.
La necesidad de juzgar estos hechos es imprescindible para que exista justicia. El Salvador debe tomar lección de estas valientes iniciativas que no se doblegan a pesar de que parezca imposible castigar a los culpables. Es cierto que existe impunidad en el mundo, pero eso no es excusa para que seamos cómplices de ella al guardar silencio. Debemos exigir nuestros derechos y también la justicia.
Ahora Guatemala se pronuncia de nuevo y cierra las calles en protesta por las injusticias y quizá con el tiempo el deseo de justicia florecerá en Centroamérica y nuestros países perseguirán ese fin que tanta falta nos hace, y algún día nuestros ojos veamos justicia restaurativa.
Mtro. Mauricio Vallejo Márquez
Licenciado en Ciencias Jurídicas
Maestro en Docencia Universitaria
Escritor y editor
Coordinador Suplemento Cultural 3000