Cardiff/dpa
La Juventus de Turín se enfrentará el sábado a dos poderosos enemigos en Cardiff: el Real Madrid y su estigma de perdedora en las grandes finales de la Liga de Campeones.
El conjunto italiano sólo pudo ganar dos de las ocho finales de la máxima competición que disputó. Y en ambas tuvo que recurrir a la tanda de penales para conquistar los trofeos de 1985, ante el Liverpool en aquel trágico partido de Heysel, y 1996, frente al Ajax.
La primera vez que llegó a una final fue en 1973, en un partido que perdió ante el Ajax de Johan Cruyff por 1-0.
Tuvo que esperar diez años para disputar otra final, que perdió ante el Hamburgo por el mismo resultado.
Tras las dos finales ganadas, llegaron otras dos perdidas en dos temporadas consecutivas: una en 1997 ante el Borussia Dortmund (3-1) y otra ante el Real Madrid (1-0), cuando en ambas partía como claro favorito. En 2003 también la jugó contra el Milán y tras empatar sin goles después de 120 minutos acabó cayendo en la tanda de penales.
La “Vecchia Signora” no volvería a jugar la final hasta 2015, cuando perdió en Berlín por 3-1 ante el Barcelona de Luis Enrique.
Ahora regresa a una final y se reencuentra con el Real Madrid, el equipo que lo derrotó en 1998 gracias a un gol postrero del montenegrino Pedja Mijatovic, una final que sirvió para que los blancos ganaran su primera Copa de Europa desde 1966.
El contraste es brutal, pues no hay un equipo que se mueva mejor en las finales continentales que el Real Madrid. En Cardiff jugará su decimoquinta final con el ánimo de conquistar su duodécima Copa de Europa.
La Juventus necesita ganar la Liga de Campeones para terminar de cerrar una de las grandes epopeyas futbolísticas del presente siglo. El 14 de julio de 2006 se decretó su descenso a la Serie B por el famoso “Moggigate” y la compra de partidos que constataron un fraude en el Calcio italiano.
El club italiano se vio obligado a vender a buena parte de sus estrellas, aunque varias -Pavel Nedved, Mauro Camoranesi, Alessandro del Piero o Gianluigi Buffon- juraron fidelidad y permanecieron en el equipo para convertirse en leyendas.
Y la Juventus, la orgullosa Juventus, resurgió. En 2007 regresó a la Serie A y desde 2012 es el único campeón del Calcio que conoce Italia.
Le falta una Liga de Campeones para proclamar su regreso definitivo a la elite dentro de una temporada, la presente, que podría coronar con un histórico triplete.
“La negatividad da negatividad, mientras que la positividad da positividad. Cuando llegué a la Juventus había una negatividad en el ambiente que daba miedo. Llegar a la final no es fácil, es extraordinario.
Lo importante es estar presente, hacerlo bien y tener un poco de buena suerte. El ansia y la negatividad me molesta muchísimo”, analizó recientemente su técnico, Massimiliano Allegri.
El entrenador italiano es el gran arquitecto de una Juventus llena de jugadores veteranos -Buffon, Giorgio Chiellini, Claudio Marchisio, Mario Mandzukic o Dani Alves- y con una delantera con el acento argentino que ponen Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala. A ellos se aferra para abandonar definitivamente su estigma de equipo perdedor de finales.